Un grupo de académicos chilenos de la Universidad de California en Berkeley realizó un estudio sobre los efectos de la Ley de Etiquetado de Alimentos en los tres primeros años desde su implementación, que resultó un supuesto cambio en los consumidores.
La ley fue aplicada en 2016 con el objetivo de combatir los índices de obesidad en el país y facilitar el acceso a la información sobre la composición de los alimentos. Se obligó a poner sellos de «Alto en» a productos envasados que sobrepasaran los niveles máximos fijados de nutrientes como sodio, azúcar, grasas saturadas y calorías.
Según el estudio, se analizó los datos de compras de las personas –obtenidos gracias a un acuerdo con Walmart– desde el 2015, un año antes que se implementara la ley, hasta el 2018. Información sobre precios, cantidades y datos demográficos de los consumidores como sexo, edad e ingresos.
El análisis concluyó que en los primeros tres años la compra de azúcares disminuyó en 9% y la reducción de calorías fue de un 7%.
«Abordamos la cantidad de azúcares y calorías que la gente compra, porque es difícil saber cuánto se termina consumiendo. (El resultado) está dado por una mezcla de consumidores eligiendo productos diferentes a los que compraban antes», explicó Nano Barahona, docente en Berkeley y uno de los investigadores.
«Incluso los consumidores que siguieron comprando lo mismo, en mucho de esos productos redujeron la cantidad de azúcares y calorías por decisión de los fabricantes. Esos dos efectos hacen que la reducción sea tan grande«, profundizó.
El académico explicó que se encontraron tres conclusiones del tema: Las personas prefieren comprar productos sin sello; el etiquetado cambia a la gente hacia productos más sanos cuando está desinformada, es decir, productos que creían sanos bajaron sus ventas al recibir etiquetado, y las empresas redujeron la cantidad de los nutrientes para poder evitar recibir un sello.
Según el estudio, la concentración calórica en los cereales se redujo en 10,8 calorías por 100 gramos y en los azúcares bajó de 21,54 a 19,06 gramos por 100 gramos.
Jaime Burrows, exsubsecretario de Salud Pública en el periodo que se implementó la norma, sostuvo que «el etiquetado ha tenido un impacto positivo en cambiar el comportamiento de la gente hacia los alimentos».
Asimismo, Cristóbal Cuadrado, subsecretario de Salud Pública, dijo para El Mercurio que los datos del Minsal muestran que un 48,1% de las personas «compara la presencia de sellos a la hora de comprar y (de ellos) el 79,1% indican que influye en su compra».
«El sistema de advertencia frontal utilizado en Chile es recomendado por la Organización Panamericana de la Salud y lo han seguido seis países en la región«, dijo Cuadrado.
La investigación también reveló que los productos sin sellos aumentaron su precio en un 5,5%. Lo que podría explicarse porque las empresas elevaron los márgenes comerciales en este tipo de productos, que enfrentan una mayor demanda y un incremento en los costos de producción, debido a la reformulación.