Luego del conflicto ocurrido en Aysén con la solicitud de más de 600 mil hectáreas de mar litoral, territorial y fondo marino, creemos que es momento de interiorizar la mirada, para ver cuál es el camino que estamos tomando como país y hacia dónde debemos avanzar entre todos, para seguir forjando un Chile que avance al desarrollo de mejores políticas públicas donde se logre la inclusión de todos los sectores con pertinencias del maritorio.
Son varias las aristas que resaltan frente a la discusión de la Ley Lafkenche, porque según dicen el espíritu de la ley, busca entregar reconocimiento a quienes se definen como ciudadanos con calidad indígena. Nos preguntamos entonces, ¿qué te define en Chile como ciudadano con calidad indígena? Si un alto porcentaje del país, entre sus tres últimas generaciones desciende de pueblos originarios o lleva consigo al menos un apellido Mapuche – Huilliche, de la zona sur austral.
Como organización sindical de la industria salmonicultora, somos absolutamente conocedores de esta realidad ya que existe un alto porcentaje de trabajadores que orgullosamente somos descendientes de pueblos originarios y que nos hemos desarrollado laboral y profesionalmente en la industria durante los últimos 35 años. Que no necesitamos una ley que nos venga a dividir por condición social o etnia, necesitamos una ley que nos ampare laboralmente y nos incluya en el desarrollo de la actividad industrial acuícola y pesquera, pasando por la pesca artesanal, mitilicultura, recolectores de orillas respetando la territorialidad y costumbres de las zonas extremas.
Otro punto importante que se acreditan algunos sectores de comunidades indígenas es el sentido de pertinencia del mar sur austral, vale la pena preguntarse, ¿cómo se autoacreditan la pertinencia del mar? Si desde miles de siglos la fuerza laboral del sur de Chile ha estado ligada al mar, nosotros como trabajadores del salmón también creemos tener sentido de pertinencia en el maritorio, en los últimos 35 años nuestro trabajo ha estado ligado al mar, a los bordes costeros y a la conectividad del territorio a través de la industria en la que desarrollamos nuestras funciones diarias.
La pregunta es, ¿por qué nuestra gobernanza ha permitido que los chilenos nos sigamos dividiendo? Bajo el amparo de una ley como la Ley Lafkenche. Porque nuestro poder legislativo y parlamentario levanta normas que van en perjuicio del desarrollo económico de los ciudadanos y de las regiones con leyes como la Lafkenche. ¿Será que nuestros políticos gestores de estas leyes no están a la altura de sus cargos? ¿Por qué el Gobierno regional de los Lagos, le entrega la facultad a ONG (costa Humboldt) para realizar estudio de zonificación de borde costero, sin incluir a los sectores del territorio marítimo? ¿Por qué nuestra Dirección del Trabajo, cuyo deber es proteger a los trabajadores y trabajadoras, se margina de pronunciarse en los dos últimos conflictos que hemos vividos los trabajadores de la salmonicultura?
Nos dejaron solos en la votación del SBAP, y la votación de las ECMPOs, ¿acaso los derechos de legítima manifestación de los trabajadores de la industria salmonicultora, no son dignos de ser defendidos y quedamos al abandono por parte de nuestra autoridad? “La acción y el ejemplo, abarcan mucho más que la palabra” (Clotario Blest). Señores, es hora de accionar, en favor de nuestro sector laboral que ha sido completamente excluido por autoridades ideologizadas, que perdieron el sentido de su deber. Nos volvemos a preguntar. ¿será el camino de Chile ir cayendo en el precipicio de la indolencia y la mezquindad política que se interpone ante el bien común, o será que nos olvidamos de que nuestro propósito es avanzar para alcanzar el tan anhelado desarrollo teniendo a las personas y las familias como ejes principales, de bienestar social -económico?
Nuestro llamado es al poder legislativo y ejecutivo a revisar la Ley Lafkenche y corregir sus vacíos, así también a trabajar por una nueva Ley de Acuicultura que avance para sostenibilidad y sustentabilidad de la actividad salmonicultora teniendo como eje principal el desarrollo de las personas y sus trabajadores. Los trabajadores y trabajadoras del salmón, somos gente respetuosa de las diferencias, dialogantes artífices de los acuerdos y conocedores de nuestro trabajo, pero también tenemos muy claro lo que significa el sentido de pertinencias de nuestras luchas y no vamos a dudar en levantar la voz cada vez que veamos que el sentido de justicia de unos pocos pasa por encima de los derechos de nosotros. Como Coordinadora llamamos a la unidad sindical de los distintos sectores que hacemos uso del territorio marítimo en las regiones del sur.
Marta Oyarzo, de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Industria del Salmón.
Fotografía: Archivo de Salmonexpert.