Los costos que se están pagando en la Delegación Presidencial de Magallanes por la poco inteligente decisión de proteger al vocero de Gobierno, Andro Mimica Guerrero, tras sus correlación de errores y declaraciones que no se apegan a la verdad, se hacen sentir cada vez más.
Hay claridad en los entornos más cercanos de la representación de Gabriel Boric en la región, que lo de Mimica no tiene mucha lógica en términos políticos, si no más de bien de conexiones y vínculos que han ido demostrando que los apellidos y las amistades también tienen su importancia a la hora de las protecciones. La mantención en el cargo del vocero de Gobierno en Magallanes a todas luces no se condice con el talento o el buen discurso que podría desarrollar, si no más bien por otras condiciones que han hecho que la política y las instituciones en este país hayan ido perdiendo confianza y transparencia. Es así de simple. Las amistades de los abuelos, pasan a los padres, luego a los hijos, y terminamos pagando todos los compromisos mal entendidos, donde se ocupan recursos de todos los chilenos para cumplir con tradiciones familiares, vueltas de favores, respeto a los «tíos», y una majamama de situaciones enmarañadas que el común de la ciudadanía no entiende y menos le gusta.
Todo lo contrario, pierden la voluntad de seguir creyendo en los mismos apellidos, y en las mismas formas de llegar al poder y que se repiten década tras década. Lo que hizo el abuelo, el tío, el padre, y finalmente el hijo.
Repiten patrones, se juntan entre ellos, se nombran en cargos, y que todo siga igual…
Es tan irrisorio lo que ocurre con el vocero de Gobierno a nivel local, que hace unos días, decía en el medio digital El Pingüino que «tenemos que resguardar que la gente viva mejor», mientras por otro lado el medio ZonaZero.cl publicaba lo que hasta estos días sigue siendo información oficial según los sistemas de la Tesorería General de la República: Sigue siendo el representante legal de la empresa gastronómica deudora y no ha pagado las cuotas del convenio al que se acogió a mediados del año pasado.
Además, mientras el propio ministro de Hacienda, Mario Marcel, señala que el gran problema de nuestro país para mejorar y aumentar la recaudación es la evasión y elusión de impuestos, es el propio Mimica el que repite el discurso pero al mismo tiempo no paga los impuestos y tampoco los derechos laborales según los registros oficiales.
Peor aún, hace meses públicamente dijo cosas en su defensa que terminaron no siendo verdad. Incomprensible.
¿Qué hará el Partido Socialista ahora? Seguramente no mucho. No se pedirá su cabeza, pero al parecer ya las energías para su defensa se han empezado a esfumar. ¿Mirarán para el lado si es que les llegan a preguntar desde Santiago?
Es demasiado obvio lo irracional de su mantención en el cargo, y lo que piensa la gran mayoría de la opinión pública magallánica. Mientras tanto, a la oposición le agrada de sobremanera que Mimica siga.
Es más, en los medios anti oficialismo aparece casi como columnista oficial, y son los mismos medios los que están aprovechando los autogoles del Gobierno de Boric en la zona. La protección de uno poquitos, mancha y mancha el endeble caminar de las autoridades locales.
Que en la política se le dé trabajo al amigo, al familiar, o al hijos de un amigo de la familia, tiene un nombre en el Diccionario: Nepotismo.
Y por cierto que no existe una prohibición de tipo legal para ejercerlo. Todas las experiencias han demostrado que se trata de una de las conductas que más daño hacen al ejercicio democrático del poder.
Justamente, es una de las razones más poderosas para que los ciudadanos dejen de creer en los políticos, en los gobiernos, en las instituciones y en las autoridades.
Del dicho al hecho… Todavía recuerdo las promesas de campaña de este Gobierno al cual yo también voté. Y seguramente por eso la vergüenza y el hastío frente a la sordera y la irresponsabilidad. Porque además hay un solo paso para llegar a usar como un instrumento el ejercicio del poder en beneficio propio y de los suyos.
Todo lo que se ha dado a conocer en los últimos meses, deberían ser razones suficientes para que hubiera habido un cambio (o varios) en el Gabinete Regional. Pero me imagino que acá no existe ni la valentía ni el coraje para golpear la mesa. O sencillamente darse cuenta de los altísimos costos que están pagando por el simple hecho de la protección.