En su fugaz visita a Magallanes, el Presidente de la República, Gabriel Boric, omitió hablar de salmonicultura. Una actitud que no es nueva, y que se ha repetido en variadas ocasiones, dejando sobre la mesa esa sensación de que desde el nivel central existe la intención permanente de expresar lo que justamente ven y desean desde Santiago. Pareciera que lo que pensamos o queremos discutir los magallánicos poco y nada importa, y así lo demuestran cada vez que visitan el territorio.
Por su parte, el gobernador Jorge Flies, representó esta semana en sus discursos de las ceremonias de inauguración del BID y en el Aquasur Tech los intereses y preocupaciones que mueven a los habitantes de nuestra región. La ciudadanía espera mayor desarrollo económico, más y mejores empleos, y el bienestar familiar, y entienden que todo aquello se logra con mayor actividad económica. Mientras tanto, desde el centro se ven cosas distintas por medio de la esperanza en industrias a futuro, a largo plazo, que seguramente serán importantes pero dejando de lado el presente.
Ha quedado bastante claro en los últimos días, que existe una mirada regional clara sobre el momento que se vive y el desarrollo que se necesita, versus una mirada centralista que mira desde lejos lo que pasa en Magallanes, demostrando una vez más que nada ha cambiado en las últimas décadas respecto de cómo se comportan desde el nivel central.
Y volvemos a lo mismo de siempre… El tener que quedarnos como espectadores observando qué cosas se deciden hacer, sin escuchar demandas, realidades y soluciones a las necesidades que son tan claras como la indiferencia que demuestran algunas autoridades nacionales.
Por ejemplo, ¿qué tipo de consultas a las autoridades locales, o la propia ciudadanía, se han hecho previo a cerrar acuerdos entre el Gobierno chileno y ONG’s o fundaciones conservacionistas respecto del territorio? Y no hablo de si está bien o mal avanzar en la conservación del territorio patagónico, si no que de la nefasta actitud de ignorar por completo lo que pensamos y queremos los magallánicos.
Con el correr del tiempo, y tras observar la realidad económica, está claro que Jorge Flies ha ido entendiendo e incluso diciéndolo en algunos espacios, que la industria de la salmonicultura es fundamental en el desarrollo económico local, dando una señal al sector que no era tan evidente hasta hace algún tiempo. Así las cosas, debemos preguntarnos una vez más, qué estamos haciendo para planificar y coordinar lo que se viene, y cuáles serán las actitudes de un Ejecutivo que en pleno evento con inversionistas pasa por alto un sector tan importante como el de la pesca y la acuicultura.
Debemos encaminarnos en la claridad de las políticas públicas que se desarrollarán en la región. Y estas están en manos del gobernador regional, como por ejemplo: Zonificación del borde costero de la Región de Magallanes y los Espacios marinos costeros de Pueblos Originarios. Ambos temas deben ser trabajados con determinación a la brevedad por la máxima autoridad regional. Y al mismo tiempo, debe expresar su voluntad y pensamiento sobre el Plan de Manejo de la Reserva Nacional Kaweskar.
Dicho esto, los tres puntos neurálgicos antes mencionados determinarán en el mediano plazo la ubicación de futuras concesiones o el destrabe de solicitudes de concesiones que están detenidas hace más de diez años. Por eso es tan crucial el traspasar a la acción y al papel las señales que ha dado Flies en los últimos días a lo menos por medio de sus discursos.
Un dato que debe ser fundamental para entender el escenario; En el año 2021 la industria de la salmonicultura producía 180 mil toneladas del producto. En el año 2024 la producción bajó a 100 mil toneladas lo que significó perder cerca de 1.500 puestos de trabajo. Cabe señalar, que la variación del Producto Interno Bruto Industrial cayó significativamente durante todo el año pasado, y se proyecta que debería empezar a recuperarse recién en el primer semestre de este 2025, pero lejos de poder alcanzar los números de hace cuatro años.
Es preponderante establecer una visión para las próximas décadas de cómo y por dónde navegar como región, pero también como país respecto de una de las actividades económicas más importantes para el desarrollo. Buscar aumentar la producción para seguir siendo competitivos en el mercado internacional, específicamente frente Noruega, sin dejar de lado las responsabilidades obvias. Es decir, planificar y coordinar, con sentido común y mirando al futuro con inteligencia y una visión de Estado que entregue respuestas y certezas, y promueva el desarrollo tan anhelado.