Monumento al Inmigrante Yugoslavo. Parte I [Por Víctor Hernández Godoy]

14 de junio de 2024

En julio de 1968, el ex diputado por Magallanes, entonces regidor por la comuna de Punta Arenas, Jorge Cvitanic Simunovic en reunión de concejo municipal, recordó que durante la alcaldía de Ernesto Guajardo Gómez, (1963) por medio de una iniciativa presentada por el regidor Carlos González Yaksic, estando presentes en esa ocasión varios colegas como Nelda Panicucci Bianchi, Dante Baeriswyl Romualdi y el aludido González Yaksic, acordaron rendir homenaje al inmigrante yugoslavo.

Esencialmente, se propuso que la Municipalidad cediera un paño de terreno ubicado en la Avenida Bulnes entre las calles Matadero (Ovejero) y Hornillas para erigir un monumento que perpetuara el reconocimiento que hacía la ciudad al inmigrante yugoslavo y sus descendientes.

Cvitanic aprovechó el momento para referirse a la celebración que hizo la colectividad eslava el 7 de julio de aquel 1968, donde el cónsul de Yugoslavia en Punta Arenas, Pedro Marangunic expuso acerca de los objetivos y de las posibilidades económicas para levantar un monumento de gran magnitud quien dijo:

“En mi calidad de Cónsul, acogí con especial satisfacción la idea lanzada desde la Municipalidad de Magallanes, transcribiéndola a la Organización Yugoslava en Zagreb, insinuando se abriese un concurso para la erección del monumento al que debería representar el esfuerzo de los inmigrantes; la tenacidad de la raza y su aporte al progreso de esta lejana región de Chile, acogiéndose con interés la idea y abriéndose al respectivo concurso entre los artistas y escultores yugoslavos, premiándose el del escultor académico de Belgrado, Miodrag Zivkovic y cuyo proyecto aprobado nos fue remitido, con su presupuesto de costo”.

En su relato, Jorge Cvitanic hacía referencia al futuro proyecto arquitectónico. En su concepción artística la obra constaba de dos elementos principales, una escultura con tres figuras y un obelisco con relieves. La arquitectura representaba a la familia, hombre, mujer y un niño, sostenido por sus padres, lo que simbolizaba el optimismo que irradiaban las nuevas generaciones. El monumento en su conjunto, simbolizaba la fuerza, el ímpetu y la vitalidad del yugoslavo, que durante decenios, hermanado con el pueblo chileno había edificado su presente y concebía su futuro. La altura de la composición estructural de las figuras era de tres metros y cincuenta centímetros y el obelisco en total, de doce metros.

En su exposición, Cvitanic aseguraba que el cónsul Pedro Marangunic había encomendado al presidente del club Yugoslavo Juan Stipicic, que aprovechando su visita al país eslavo, se entrevistara con el mariscal Tito (Josip Broz) quien, -sorprendentemente- después de sostener una reunión con Stipicic no sólo aprobó la iniciativa de la colectividad yugoslava de Magallanes, sino, que, además, ofreció ayuda para concretar el proyecto. De este modo, el gobierno de la República Federativa Socialista de Yugoslavia donó la escultura de bronce a la comunidad local, comprometiendo Stipicic –por intermedio del regidor Cvitanic-, la participación de la Ilustre Municipalidad de Magallanes para cancelar el traslado del grupo escultórico.

En sesión de concejo municipal, la alcaldesa Nelda Panicucci determinó indexar al presupuesto de 1969, la suma de treinta mil escudos, de un total de doscientos treinta mil escudos de la época, que, aproximadamente, costaba la financiación del monumento al Inmigrante Yugoslavo.

A comienzos de ese año 1969, se esperaba la llegada a Punta Arenas directamente desde Belgrado, del escultor Miodrag Zivkovic para iniciar la construcción del radier y del obelisco. El artista era ampliamente conocido en nuestra ciudad por haber diseñado el monumento a los trabajadores de la Federación Obrera de Magallanes. En su currículum destacaba el IV Premio para erigir un monumento a Marx y Engels en Belgrado (1956), uno de los premios en el concurso internacional en Polonia para levantar el monumento a los Héroes de Varsovia (1958), el primer lugar en el concurso para erigir el monumento a la revolución en Pristina (1959), uno de los premios para levantar el monumento a la victoria de Kamenshko en Zagreb (1960), un primer lugar para levantar el monumento a los alumnos fusilados en Kragjevac (1961), un tercer lugar para erigir el monumento a la revolución en Ljubliana (1962) y un primer lugar para construir el monumento de la batalla del Sutjeska en Belgrado (1964).

Finalmente, se tomó la decisión de realizar la obra enteramente en Belgrado, Yugoslavia. Con apoyo de la CORMAG se obtuvieron los recursos para diseñar la plaza Yugoslavia que servía de contorno al grupo escultórico, trabajos que fueron ejecutados por la empresa Nemus según el proyecto de ornato en jardines e iluminación, desarrollado por el arquitecto y urbanista Eugenio Cienfuegos.

En los primeros días de junio de 1970, los trabajadores de ASMAR cooperaron para colocar las tres figuras en bronce del monumento, mientras, en paralelo, el Instituto Chileno Yugoslavo de Cultura organizaba la semana yugoslava, donde distintas personalidades se referían por radio y televisión sobre diversos aspectos de la contribución del inmigrante yugoslavo en la identidad de Magallanes.  

Escrito por: Víctor Hernández Godoy, escritor, historiador, columnista.