El miércoles recién pasado la seremi del Trabajo y Previsión Social, Doris Sandoval, le daba la bienvenida oficial a la nueva directora regional del Instituto de Previsión Social de Magallanes, Gloria Marín Sepúlveda: «Saludamos y presentamos a la directora regional de @ipsgobchile, Gloria Marín, que este lunes asumió su cargo, tras lo cual sostuvo una reunión con la Seremi Doris Sandoval Miranda, quien le dio la bienvenida al equipo del gabinete laboral previsional de Magallanes. Le deseamos mucho éxito en su gestión, al mando de un servicio tan importante y apreciado como es nuestro Instituto de Previsión Social (IPS) de Magallanes».
Hasta ahí todo bien, pero las noticias corren rápido y sorpresivamente se empezó a filtrar información relevante en términos judiciales que afectan directamente a la nueva autoridad a nivel local. Hace un mes aproximadamente Gloria Marín era noticia en la Región de Atacama debido a su abrupta salida del cargo como directora subrogante de la Dirección del Trabajo de dicha localidad. La crónica de El Diario de Atacama titulaba que los sindicatos manifestaban su molestia por la no continuidad, pero en rigor nadie podía explicar el por qué de tal determinación. Es más, el seremi del Trabajo de Atacama señalaba que se estaba investigando la razón de su renuncia pero que no se tenía mayor información al respecto.
Pero al parecer, nadie se había percatado que el 5 de agosto de este 2024 se había presentado una denuncia por Tutela Laboral, conjuntamente con la petición de una indemnización por daño
moral por parte de una funcionaria del servicio que Marín dirigió hasta hace unas semanas, poco antes de asumir su nuevo cargo en el IPS de Magallanes.
En el escrito presentado en el Juzgado de Letras del Trabajo de Copiapó se hace referencia a algunos puntos que instaron a la grave denuncia y que según su abogada constituyen indicios de vulneración de las garantías aludidas, como por ejemplo:
«1.- Realizar cambios entre los funcionarios de mi dependencia, sin que se haya efectuado
coordinación o comunicación previa con la suscrita, siendo esta función propia de mi cargo.
2.- Impedirme constantemente realizar cambios administrativos en la oficina, y en aquellas
ocasiones en las que previamente se coordinó y autorizo con la directora (para mantener el
ambiente laboral) me obliga en reiteradas oportunidades a retrotraer la decisión, aun cuando
se le había informado a los funcionarios, ya sea verbalmente o por medios escritos.
2.- Exigirme antes de una reunión revisar mi teléfono celular personal, para verificar que no
estuviera grabando. Además de difundir entre los funcionarios que es una práctica habitual
en mi grabar las conversaciones con los funcionarios, lo que es absolutamente falso.
3.- Burlarse de mí, jactándose que me había evaluado de mala manera, y al efectuar la
retroalimentación indicar que mi gestión era pésima y que no me tenía que explicar el
contenido de la evaluación puesto que yo sabía leer, además de burlarse de mí por haberme
evaluado mal.
4.- Tratarme despectivamente ante autoridades y usuarios.
5.- Difundir rumores que practicó la brujería y que mantengo una relación extramarital con
una autoridad de la región.
6.- Condicionar un permiso sin goce de remuneraciones (el cual se requería para una
intervención quirúrgica de mi hijo), a la entrega de una información respecto de la cual
existía plazo pendiente y se había arbitrado las medidas para el reemplazo de la suscrita en
la reunión de entrega de los avances del Comité Centenario.»
La denuncia presentada en contra de la Dirección del Trabajo de Atacama, representada por Gloria Marín Sepúlveda como directora subrogante, se puede revisar en su totalidad a continuación: