Durante los últimos días el Colegio Médico a nivel regional llamó a un punto de prensa para explicar técnicamente lo que está pasando en Punta Arenas y Natales, y desde la mirada profesional y médica, expresar lo inentendible de las decisiones que se están tomando. Ya lo decía el propio presidente de la entidad, José Antonio Sepúlveda, “una cuarentena de la manera en que vivimos la última cuarentena, no sirve de nada. La movilidad era impresionante y la idea es que si vamos a estar en cuarentena sea responsable y de verdad, con muy poca gente en la calle y con muchos controles”.
Días después, el vicepresidente de Colmed, doctor Paulo Carrasco, comentaba en el programa #BDR que era “inentendible que no estemos en cuarentena. Y si no entramos a cuarentena en las próximas horas sería aún más inentendible.”
Así y todo, no entramos en cuarentena. Finalmente seguimos en fase 2 del Plan Paso a Paso. Las fiestas clandestinas siguen, los controles son escasos, y las decisiones se toman desde Santiago.
Es decir, las personas que deciden viven en la capital, experimenten cotidianamente la pandemia en Santiago, no tienen el conocimiento real de lo que se vive en esta parte de Magallanes salvo lo que le dicen sus subalternos desde la capital regional. Que a esta altura pareciera que poco y nada los toman en cuenta.
Funcionamos como un banco. La gerencia está en la capital, y a quienes ponen en sus puestos en el Gobierno local son simples agentes que solo deben obedecer. Y lo hacen de mil maravillas.
En términos concretos, la situación es crítica. Y al mismo tiempo, lamentablemente no se escucha a las voces autorizadas en el tema. A los médicos y funcionarios de la Salud que saben a la perfección lo que sucede en el día a día. Es extraño ver que las autoridades locales ni si quiera tomen en cuenta dichas recomendaciones. Según el vicepresidente del Colegio Médico “el dilema de la última cama lo hemos tenido que vivir desde el día uno de la pandemia, pasar de seis camas a tener 24 ó 30 ha sido un desafío inmenso”.
Asimismo, la comunicación de riesgo ha sido pésima según todos los consultados. El discurso de la autoridad de responsabilizar siempre y cada una de las veces al resto, a las personas, a las pesqueras, a las salmoneras, a las constructoras, se hace repetitivo, pero ineficaz al mismo tiempo.
La responsabilidades son compartidas y de eso no hay duda. Lo negativo es que desde el gobierno local no se quiere ni aceptar ni ver. Y con medios oficialistas siguiendo dicho discurso y creando falsas realidades será imposible solucionar este caos.
Sin ayudas reales, concretas, esto no se arregla. La hiperfocalización en los beneficios del Gobierno no sirve. Aunque se siga con el discurso cansador de que las ayudas han sido muchísimas y con un altísimo gasto fiscal. La gran mayoría de la población sabe que no es así.
Y en ese tránsito conceptual, seguimos viendo aglomeraciones en centros comerciales, poca o escaza fiscalización en general, y el mismo discurso de todos los días apuntando a las personas, a la gente, al pueblo. Que debe salir a trabajar para llevar el dinero a casa. Y que mientras sigan sin ayudas reales deberán seguir haciéndolo.
Es decir, seguirán los retos de la autoridad que tiene el deber de fiscalizar, educar, entregar tranquilidad y ayudar. Y ese discurso bastante antojadizo que muchas veces cae en el infantilismo donde siempre “la gente tiene la culpa”, como si ellos fueran extraterrestres.