Durante poco más de una década, entre 2010 y 2021, Puerto Natales vivió una suerte de época de esplendor. Se conjugaron los verbos de la obra pública, la inversión privada devenida del turismo y la salmonicultura, y la plata comenzó a observarse en la calle. En la estructura misma de la localidad.
Asistimos a la pavimentación de gran parte de las calles y avenidas, a la inauguración del Polideportivo Municipal (más de 10.000 millones de pesos), una joya arquitectónica que envidian otras regiones del país y el nuevo hospital (más de 40.000 millones de pesos), ambos ubicados en la zona alta de la ciudad.
La pandemia planchó el turismo y lo hizo retroceder, una actividad que fue compensada por la dinámica propia de la acuicultura en una época difícil. Una dinámica que además le permitió a Natales tener vuelos diarios desde Santiago y Puerto Montt.
Pero los tiempos han cambiado, como suele decirse. En junio pasado la salmonicultura tuvo una baja en su producción del 49,4% respecto del mismo mes en 2023. Un número que afecta toda la cadena de proveedores y, en definitiva, de trabajo en la ciudad.
Entre diciembre y enero 210 mil personas visitaron específicamente el Parque Nacional Torres del Paine lo que marca un recuperación del sector. Este número también ha significado que parte de la sociedad pueda apelar a ingresos que ya se consideran tradicionales por su prolongación en el tiempo.
Un turista en la zona Natales/Torres del Paine tiene un gasto no menor 80 a 100 mil pesos diario en concepto de alojamiento (más de 25 mil en este rubro), alimento (15 mil en un menú básico), entrada al parque (44.500 por persona pase de tres días), entre otros.
En un análisis grueso esto significa un derrame de cerca de USD 100 millones anuales en 210 mil turistas que pasen por Natales y Paine un promedio de 4 a 5 días.
Sin embargo, la vitalidad económica de Ultima Esperanza se fundamenta, además de en el turismo, en la actividad productiva salmonera (con exportaciones regionales de USD 650 millones) que se amplifica en más de 40 empresas que brindan servicios a la industria; la obra pública y la obra privada. Dos elementos ausentes en la ecuación.
Según datos no oficiales del sector, se estima que unas 3000 personas trabajan directamente en las empresas acuícolas y otras 1000 les brindan servicios indirectos. Con promedios salariales que superan el 1 millón de pesos.
Si uno de estos factores pierde vigor la economía de la ciudad lo resiente. Algunas fuentes del sector y de la política local estiman que en Natales hay alrededor de 2000 personas con problemas laborales en la actualidad. De todos modos, las calles hablan por sí solas. Se evidencia la falta de actividad estructural y, comparada con la que se conoció en la década de mayor explosión, su incidencia es casi nula.
En términos concretos en Natales no se está construyendo nada con dineros públicos. Y la baja de la producción en el sector salmonero viene acompañada con una ralentización del resto de los emprendimientos que le brindan servicio. “No hay plata”, es una frase que se escucha bastante por estos días en la ciudad. No es casual que los supermercados luzcan la falta de productos o que no hayan largas filas en los comercios. Son hechos, datos de una realidad.
La administración municipal denominada en sus principios “Alcaldía Ciudadana” vive sus últimas semanas antes que otro alcalde o alcaldesa tome la conducción. Resulta evidente que tampoco hay un férreo mantenimiento de los espacios públicos casi como si hubiera una especie de olvido al respecto.
Ya ha sido denunciada la falta de cuidados de los que adolece el Polideportivo Municipal, pero también las calles tienen el pasto sin cortar y no abunda la pintura de las señalizaciones. Todavía permanecen en espera las obras de remodelación de la Costanera, pero el verano y los turistas ya están aquí.
Natales no puede darse el lujo de perder ninguna de las patas sobre las que sustenta su economía. Más aun cuando no hay obra pública (en otras palabras no hay proyectos) y el déficit ya es una palabra consagrada en la administración municipal.