Si se busca su apodo en Google, “Peluchin Entertainment “, aparecerán todos sus datos personales, incluyendo la dirección y una fotografía de su casa en Punta Arenas.
Una de ellas tomada de día y la otra de noche. Hasta un video de más de 20 minutos dedicado a la vivienda, en el que observa a sus familiares y a la policía custodiando los alrededores ante posibles ataques.
Matías Ignacio Vera Oyarzo cumplirá 18 años el 19 de septiembre de 2003 y su figura se ha convertido en sinónimo de una leyenda triste y cargada de violencia inútil.
Desde el 15 de septiembre de 2020, fecha del video, su ubicación es un misterio. Aquel día aparecieron imágenes anónimas en la web de alguien atacando a un gato. Los vecinos no dudaron y se dirigieron a su hogar.
En diciembre de 2018 el chico sacó a la luz en su canal Peluchin Entertainment un video en el que golpeaba a su gato “Jason Kruger” de un modo tan brutal que termina por quebrar su espalda. El animal fue sacrificado pocos días después en una veterinaria, trascendió. Entonces tenía 15 años.
Producto de su video llegó a alcanzar los 16 mil suscriptores.
Las imágenes convirtieron a Matías en una celebridad oscura. Le llovieron las amenazas de muerte, pero también hubo elogios de adultos y jóvenes que parecieron encontrar en sus acciones un punto de contacto o una fuente de inspiración.
A partir de entonces se siguieron las discusiones y nuevas imágenes.
Matías tirando gatitos por el inodoro, sometiéndolos a torturas varias en su baño o el living; discutiendo con otros youtubers que no podían creer lo que un colega era capaz de hacer para ganar celebridad; hablando a la cámara con dos mascaras de Jason Voorhees a sus espaldas.
“A mí me vale pico. Sólo es es una novedad del día y ya”, escribió en noviembre de 2018 en Twitter en relación a la muerte de su gato.
Su ejemplo tuvo frutos.
En México y la propia Punta Arenas nuevos videos y fotografías con personas atacando a gatos aparecieron en la web. En septiembre de 2020 se difundieron imágenes en Punta Arenas de alguien aplastado la cabeza de un gatito con el pie y contra una puerta. Todas las miradas apuntaron a Matías.
¿Que los hechos se dieran a conocer cerca de la fecha de su cumpleaños es un dato circunstancial pero que lo vuelve sospechoso? Quizás no.
Las últimas dos cosas concretas que se supieron del joven es que el 11 de marzo de 2019 fue acusado de haber toqueteado a dos de sus compañeras en el colegio Pedro Pablo Lemaitre de Punta Arenas.
La siguiente fue el 27 de marzo cuando, acompañado de su padre, llegó hasta el Juzgado de Garantía de esta ciudad para ser formalizado por la investigación que se lleva en su contra bajo la Ley Cholito referida al maltrato animal. Los que lo vieron lo encontraron más delgado, con el pelo largo.
A partir de ese momento, Matías y su canal desaparecieron.
En Youtube hay un canal llamado Peluchin Saitam Entertainment en el que Matías aparece explicando sus acciones y manteniendo discusiones con otros youtubers. Su voz es suplantada y su discurso es errático. Menciona lo que le hizo a los gatos al tiempo que alude a cuestiones personales como su peso.
Con el paso de los años su rostro se ha convertido en una suerte de meme permanente que atraviesa los videos de otros youtubers famosos o escasamente conocidos.
En ocasiones su rostro interfiere en un video clip o en un video juego en vivo.
Se multiplican en la web los chats de los que supuestamente ha participado.
En uno de los monólogos de Peluchin Saitam Entertainment asegura que soporta el acoso de la gente que va hasta su casa a insultarlo y decirle “gordo cu…”, entre otros insultos.
El caso de Matías estalló en la web en la misma época en que un documental de Netflix captó la atención internacional: “Don’t F**k With Cats: Hunting an Internet Killer”.
El film relata las andanzas del modelo Luka Magnotta quien se vuelve objeto de una caza internacional y colectiva después subir videos en los que asfixia a su gato. La historia de Magnotta es todavía más aberrante, pero dejemos que cada uno se haga su propia idea al respecto.
Lo real es que Matías fue el primero de otros tantos que utilizan la red para impactar en el ánimo ajeno a través de la violencia contra los animales.
Probablemente ya vio el documental dedicado a Magnotta y se imagina el suyo.