La lógica, sumisa e inocente por estos lados del planeta, apunta a que los temas de importancia del presente y futuro de Magallanes los vayamos viendo y decidiendo quienes estamos justamente en Magallanes. Algo similar a lo planteado en la columna pasada frente al destructivo pensamiento de algunas ONG’s frente al trabajo y el desarrollo productivo de los territorios donde ponen el ojo, la bala, y las lucas, sus misteriosos inversores.
Todas, absolutamente todas las autoridades locales se han negado históricamente a hacer una consulta ciudadana para definir entre nosotros cómo avanzamos. O también podría servir para que decidamos cuáles son realmente los temas importantes para la región.
Por un lado un gobernador nos viene diciendo hace cinco años que el hidrógeno es la revolución del momento para todos nosotros, tal cual un otrora intendente blufeaba con que el presente y futuro de ese momento era el metanol (y todos sabemos qué sucedió con eso). Por su parte, algún medio de comunicación local publica respuestas de un grupito de candidatos sobre lo que supuestamente son los temas «realmente» importantes para los magallánicos, mientras la redacción pareciera que mira con envidia la suerte de otros de poder tomar un buen café e incluso comer el tan tradicional milcao en otros puntos de la ciudad. El que puede, puede…
Lo que pasa hoy por hoy no es otra cosa distinta a lo que ha pasado antes. La repetición de una agenda y un discurso creado por algunas personas que algún medio replica, por conveniencia económica o acuerdo preestablecido, y se empieza a colocar como la temática a resolver en el día a día. Fácil y rápido. Sin estudios profundos, sin consultas ciudadanas, acoplándose a agendas nacionales e internacionales. Sin identidad real, con miradas externas y pensamientos ligados más bien a grupos empresariales, y estrategias centralistas que lograron convencer hace mucho rato a figuras que se autonombran regionalistas, pero que de aquello poco y nada tienen.
Lo que se decida decir tiene más olor a estrategia venida de Santiago, e incluso de otros países, que algo pensado en el territorio. Los viajes constantes a la capital para lograr conseguir al menos una cuña, sin volver con ni una «papa peláa» a la región, es un simple ejemplo de que el sistema es más centralista que antes. Y ojo, para que lo tome en cuenta en futuras elecciones, los que gritaron a los cuatro vientos en contra del centralismo y prometieron cambios profundos en dicha área, han formados peores escenarios en la actualidad. Una verdadera pena, y rabia a la vez.
Los temas no son otros, según los propios comentarios de los ciudadanos, que lo que se repiten año a año y con los cuales muchos se han llenado la boca prometiendo pero terminan por no hacer nada.
Diversificación productiva, respetando y cuidando lo que hay y ha generado empleo en la última década al menos. Diversidad energética, potenciando lo que tenemos y ocupando las nuevas tecnologías para garantizar su desarrollo en términos sustentables y garantías a futuro. Un transporte público de calidad, con nuevas alternativas, modernas y eficientes, que puedan afrontar un futuro que ya da visos del colapso que provocan y provocarán la sobrepoblación de vehículos. El convencimiento de que Punta Arenas debe ser la puerta de entrada a la Antártica pero teniendo un profundo desarrollo científico, y también de servicios relacionados para lo que se necesite en dicha área. Una visión de desarrollo deportivo, con miradas serias y comprometidas, para lograr tener un recinto deportivo de calidad para cinco mil personas y que tenga características de multipropósito.
De la mano la cotidianidad, la seguridad, los problemas sociales, la educación, y todo lo que nos convoca en el diario vivir. Tenemos problemas de todos los colores y portes, y debemos afrontarlos, claro que sí.
Pero hay que empezar a mirar con responsabilidad y seriedad grandes proyectos, líneas a seguir que nos proyecten sin populismo y la generación de terror en la población tan conveniente para las ideas extremas de algunos partidos de derecha e izquierda.
Necesitamos gente que quiera resolver, solucionar, trabajar responsablemente, no atacar, no mentir, no generar odiosidades, ni avalar asesinatos o torturas. Y como ciudadanía somos nosotros los responsables de bien decidir. No le atribuyamos a los políticos cuestiones de lo que no son capaces. Y donde han demostrado año tras año por los tiempos de los tiempos, que no dan el ancho.