Chile está viviendo una intensa época de cambios. Al igual que en América Latina y el mundo. Metafóricamente, es como un tren en el que vamos todos, unos sentados y otros de pie, y, de pronto, el conductor acelera la velocidad y cada uno se sujeta a lo que tiene cerca para evitar caerse.
En Chile están ocurriendo varios cambios, unos estructurales, profundos, y otros cambios aparentemente superficiales. Soplan vientos fundacionales y refundacionales.
Cambio climático que está transformando las condiciones naturales de vida en este territorio, impactando el clima y las fuentes de agua y energía. Se modifica lentamente el clima y esos cambios casi invisibles, afectan nuestra vida doméstica, nuestros modos y estilos de vida, nuestro territorio.
Cambio social con un despertar de la conciencia colectiva y ecológica, de la conciencia política de las personas y los ciudadanos. Surgen nuevas formas de resistencia frente al poder económico, frente al poder político, frente a la hegemonía cultural. Vemos formas de organización social que se disuelven, que pierden valor de uso y aparecen nuevas formas de asociarse y participar.
Cambio tecnológico que está impactando nuestra convivencia, nuestras costumbres y hábitos, nuestra manera de ver y leer el mundo en que vivimos. Las nuevas tecnologías de acceso generalizado o universal, abren nuevas brechas y desigualdades (como la brecha digital y generacional), y generan nuevos espacios públicos, nuevos territorios, nuevos “frentes de masas”, nuevas formas de comunicarse y de circular información. Howard Rheingold está a sus anchas.
Cambio cultural, cambio del patrón cultural de referencia. Resurge el valor de la solidaridad y la entreayuda frente al individualismo consumista generalizado, se valora el nuevo rol y lugar de la mujer en la sociedad. Estamos viviendo una revolución femenina y feminista que va a marcar profundamente a las nuevas generaciones, a los niños y jóvenes. Está ocurriendo una revolución ecologista y ambientalista, donde las personas están comprendiendo la relación intima entre los seres vivos y el entorno natural que nos acoge.
Cambio político, donde los límites entre ideologías se vuelven difusos, la política se vuelve líquida, los partidos políticos sienten el ruido profundo del sismo que viene desde las entrañas de la sociedad, la actividad política se realiza y se adapta a las redes sociales, toda la acción política se convierte en red, en una compleja red de redes. El cambio político se acelera y las encuestas no alcanzan a medir ni anticipar lo que está sucediendo.
Se diluyen las distancias entre el ciudadano y la autoridad o los representantes elegidos. La condición ciudadana cambia de contenido, significado y valor. La representación política entra en crisis, ante una ciudadanía que reclama participar, intervenir, conocer, saber, informarse y opinar por encima de los límites y muros de las instituciones.
Se aceleró el tren de la historia presente y de la historia futura.
Señores pasajeros: favor abrocharse los cinturones.