Cualquiera que defienda a ultranza este sistema perverso (hay muchos, por lo demás), dirá que es suficiente, que sí se puede vivir, que alegan por todos, que no se contentan con nada, que la gente lo quiere todo gratis y que los que hacemos uso del soberano “derecho a pataleo” somos profesores “zurdos”, médicos, albañiles, dueñas de casa, profesionales, no profesionales, todos zurdos, que debiéramos irnos a Venezuela o a Cuba y toda la sarta de argumentos que rayan en la imbecilidad para defender lo indefendible…Yo no quiero vivir ni en Venezuela ni en Cuba ni en ningún país en donde se naturalice la desigualdad terrible que nos impone este sistema de vida en donde el “Estado es un pésimo administrador y los privados son los enviados del Paraíso”. Así las cosas, desde la comodidad que nos entrega esta frágil, (pero muy frágil supuesta comodidad), creemos que es necesario, útil y casi lógico que exista la miseria, las condiciones de vida indignas, la precariedad en todo ámbito y que mientras nos podemos mandar su “tonto asado y copete” con los amigos circunstanciales, todo está bien y si el resto no puede hacerlo es porque no se han esforzado lo suficiente, no han sabido sacar provecho de las oportunidades, están acostumbrados a vivir con bonos (gracias, Juan Sutil presidente CPC) o simplemente son unos flojos…Bueno, se lo puedo aceptar, pero no entender que, como siempre insisto, son dos procesos absolutamente disímiles. Haga el ejercicio, pues: quite de esta suma los descuentos legales (20%), y le van quedando 269 lucas…Sigamos, agregue gasto por consumos (agua, luz, calefacción, solo éstos, nada más), y se van de su presupuesto unos 100 mil pesos. Ya le van quedando 169 mil. Vaya al supermercado y se acabó el cuento, así de simple y así de cruel. O sea, usted, miles, deben vivir, alimentarse, movilizarse, vestirse con más o menos 170 lucas al mes. Si usted sigue dividiendo esta cifra por una familia de cuatro: le quedan solo 42 mil pesos por persona. Esto es lo que el estado de Chile, nuestro Estado, cree que es justo, necesario y suficiente para vivir dignamente…No es de extrañarse entonces, que abunden los bingos, las rifas, las completadas en un país que no ha sido capaz de entender ni asimilar que no se puede vivir dignamente con esa cifra, que no se puede hablar de justicia social, ni de igualdad ni menos de futuro y porvenir cuando hemos naturalizado la pobreza, la desigualdad aberrante que día a día sigue creciendo dentro de nuestro territorio depredado por la avaricia, por la falta de empatía, por el abuso de una buena parte del sector productivo empresarial (hay excepciones, obvio y en buena hora), y que así seguimos existiendo bajo un polvorín, que no hemos entendido nada del valiente e histórico salto de una muchacha, muchacho, que se saltó las barreras del Metro en la capital y que dijeron no más…Y, ante esta aberración, asistimos al desfile de candidatos presidenciales, primarias, campañas, debates en donde -muy sueltos de cuerpo-, los escuchamos hablar de oportunidades, de dignidad, de “cambiar Chile” (este chiste se cuenta por sí solo) y se pasean por nuestra Patria “descubriendo” lo que no quisieron ver en sus periodos como ¿honorables? ¿Saben lo más horroroso?: este proyecto fue aprobado por 112 diputados, 3 estuvieron en contra y 34 se abstuvieron (¿qué cresta haces en el Congreso si te abstienes, qué …-agregue un garabato-, es esto?)..En definitiva (incluyendo la estupidez de los que se abstienen y que para mí son unos verdaderos zánganos si no tienes opinión ni decisión), fueron 145 diputados que estimaron que es suficiente enfrentar la vida con 337 mil pesos…Y así, año tras año, desde la comodidad del Olimpo Porteño, nuestros distinguidos, sacrificados representantes populares, nos siguen hundiendo una y otra vez en la indignidad…Es más que cierto que debemos cuidarnos del bicho de la pandemia, pero es mucho más importante que usted que lee esto, entienda que hay que cambiar a los otros “bichos” que van a seguir contaminando y mutando (algunos ya amarillos de tanto mutar) porque consideran suficiente que miles de familias vivan con esa cantidad mientras en el Congreso ni siquiera se pagan el café que toman…Para todos, un abrazo.