Eleodoro Andrade Andrade, dirigente de Adultos Mayores, y también de Jubilados y Montepiados de la Marina Mercante, conversó respecto de las situaciones que deben enfrentar sus representados en pandemia. Particularmente un tema que ha sido invisibilizado y que, al parecer, no se están haciendo gestiones para cuidarlo: la Salud Mental de los Adultos Mayores.
Andrade comienza declarando que siempre están buscando las formas adecuadas para cooperar y superar las dificultades de la Tercera Edad.
“La verdad es que nosotros nunca pedimos que llegara esta pandemia, de la noche a la mañana. Y uno es de cuero y corazón, de corazón más que nada. Y cada familiar que se nos va es un dolor inmenso que solamente lo siente alguien cuando se le va un familiar. A nosotros, los adultos mayores, aún nos queda un poco de cuero de chancho y en especial a los dirigentes”, comenta Andrade.
El dirigente espera que las autoridades en general estén sinceramente orgullosas de los adultos mayores, toda vez que considera que son el segmento que ha sido mas obediente en cumplir cada una de las disposiciones sanitarias que se han aplicado para mitigar los contagios de Covid.
“Sobre todo acá en Magallanes y la Antártica chilena, los adultos mayores han cumplido al pie de la letra: no salir, lavarse las manos, usar mascarilla” destaca Andrade.
Sin embargo, las secuelas del confinamiento se sienten, ya que el dirigente comparte que muchos de los mayores de 60 años sufren de trastornos de sueño.
Y también, a causa de la Pandemia, se han postergado propuestas que han realizado en favor de tener una vida más digna: “Desde antes estábamos pidiendo iniciar un programa de para mejorar la retención de memoria. Cuando nos reuníamos con nuestros ‘viejitos y viejitas’, a la hora del recreo pasaban situaciones como que algunos salían al patio y luego no sabían para que habían salido. Esos son signos de que la memoria está flaquenado, de que hay que ayudarla, de que hay que compartirla”.
Además, hay otras secuelas que afectan a los adultos mayores, como el miedo. Esta sensación ha aumentado debido a la alta tasa de contagio y probabilidad de fallecimiento que en algún momento afectó a la región: “Yo personalmente tengo miedo de salir e irme a meter a otra casa, incluso de mis familiares. El otro día me reclamaba un familiar que hacía un año y medio que no lo iba a ver. Pero uno no sabe si uno está enfermo, si el otro está enfermo. Urge ver como ayudamos a nuestros adultos mayores en Salud Mental, porque nos hace falta, mucha falta”.