Por Claudio Andrade
Un informe publicado recientemente por un economista de la Universidad de Chile, subraya los beneficios económicos y sociales derivados de la salmonicultura en Chile y su potencial de desarrollo en un contexto nacional e internacional todavía complejos.
Su autor, Joaquín Sierpe Subiabre, economista de la Universidad de Chile, recuerda diversas variables del sector que muchas veces son soslayadas o no figuran habitualmente como parte de las crónicas que se le dedican.
La aparición de la salmonicultura significó no solo la apertura hacia nuevos mercados a través de un producto con verdadera identidad nacional sino el surgimiento de una nueva clase media a lo largo de todo el sur del país, tal como se desprende de numerosos índices de la industria.
La seguridad laboral, los salarios y proyecciones de crecimiento aparecen como ítems que se evidencian en las entrelíneas del interesante informe del experto.
“Al año 2080, la humanidad deberá alimentar a 2.330 millones de personas adicionales. Esto generará el desafío de entregar comida a las futuras generaciones con fuentes proteicas ecológicas”, recuerda el catedrático.
Basta pensar en que Magallanes produce anualmente cerca de 300 millones de porciones de salmón para países como Japón y Estados Unidos, entre otros.
“La salmonicultura utiliza solamente 4,8% del suelo requerido por la industria bovina, minimizando el impacto territorial. Además, produce solo 2,91% de los Gases de Efecto Invernadero”, explica el documento que rebate de este modo numerosas de las críticas sin verdadero fundamento respecto del papel de la industria en la contaminación global.
“Si se mide la contaminación de agua, la salmonicultura genera un 25% del fosfato y solamente un 15% del nitrógeno que la industria bovina, nutrientes detonantes de la contaminación de las aguas a causa de la producción”, sigue.
Acerca del espacio que ocupa la salmonicultura el informe también tiene datos que circunscriben el alcance geográfico del sector.
“La superficie de los centros de cultivo de salmón en Chile suma aproximadamente 4.681 hectáreas, equivalente a un 3% de la superficie de la comuna de Puerto Montt, mientras que 5.757.231 hectáreas son usadas para pastoreo bovino en Chile”.
En plena discusión por las reubicaciones y las dificultades que encuentran las empresas para desarrollar su actividad el informe detalla que “de las 1353 concesiones de acuicultura para salmones entregadas desde 1981, solo se han otorgado 15 en los últimos 7 años”.
Cómo es sabido, después del cobre la salmonicultura se consagró en 2023 como el segundo exportador de relevancia por encima del litio.
“La salmonicultura presentó exportaciones por USD$6.472 (2,15% del PIB) en 2023, siendo la primera exportación no minera nacional”, indica.
“Esta industria representa un 6,62%, 8,99% y 4,99% del empleo formal en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes, respectivamente”, agrega.
Aunque las cartas están sobre la mesa no resulta claro si Chile aprovechará su ventaja geográfica y su experiencia como productor de cara a un futuro a corto y mediano plazo.
“Nuestro principal competidor, Noruega, país destacado internacionalmente por su desempeño ambiental, espera más que triplicar su producción actual de salmones al año 2050”, señala.
En sus conclusiones Sierpe Subiabre destaca la eficacia del sector y su papel en el desarrollo económico acompañado de cifras, gráficos y otros datos que clarifican su rol estratégico en el país.
“Además, el impacto ecológico de la salmonicultura es muy bajo en comparación con otras fuentes de proteína. La actividad emite menos Gases de Efecto Invernadero, utiliza menos suelo y provoca una menor contaminación del agua, junto con un uso de alimento que es altamente eficiente. De igual forma, esta industria representa una importante fuente de ingresos y empleos para el sur de Chile, constituyendo la primera mayor exportación no minera y disminuyendo la pobreza de las zonas donde se instala”, cierra.
El informe