Una autoridad local comprometida con su región y sus habitantes debiera ser la primera en poner ahínco en el real desarrollo y puesta en marcha de la descentralización.
Llevamos décadas hablando y luchando por lo mismo, mirando el horizonte lleno de artimañas puestas con candados desde Santiago, y avaladas por las mismas autoridades que son nombradas a dedos por sus «jefes» desde la capital. Una especie de ascenso en sus carreras políticas que tan solo se basan en hacer caso, «agachar el moño», y seguir en pos de simples conceptos ideológicos, enmascarando acciones que apuntan a una mayor centralización, en tratar de minimizar los pequeños (a futuro grandes) logros de las regiones.
La elección del gobernador regional a lo largo del territorio nacional fue el primer paso para que este país hipercentralizado comience a soltar las amarras. Más allá de que a algunas o a algunos no les agrade la idea, esto ya comenzó y no hay vuelta atrás.
EL nuevo gobernador regional electo por la ciudadanía con un 42% de los votos apuntó claramente a lo que debe ocurrir a partir del próximo 14 de julio: “Hay que volver a llamar gobernación al edificio de la intendencia y el gobernador o gobernadora electa debe estar allí”.
Claro y además dando a conocer lo que la gran mayoría piensa y requiere tras el inicio de esta importantísima nueva etapa para todas las regiones de Chile, pero fundamentalmente para Magallanes. Es más, el consejero regional Ramón Lobos (y ex presidente del CORE) afirmó hace unos días que «el edificio de la Plaza es el Edificio del Gobierno Regional y propiedad del Gobierno Regional que encabezará el Gobernador Flies. La Torre es propiedad del Ministerio del Interior, de donde dependerá el Delegado Presidencial. Actualmente Intendente cumple ambas funciones. El edificio de la Plaza es parte del patrimonio regional. Y el administrador de ese patrimonio es el Gobernador, no el Delegado. Está en la Ley Orgánica Constitucional de Gobiernos Regionales. Las obras de reparación de la Torre no las financió el Gobierno Regional porque lo debía hacer el Ministerio del Interior, su dueño; se le solicitó transferir propiedad al Gobierno Regional para ocuparse de ello. No han contestado aún. Lo que hace la actual Intendenta en el término de su gestión es impresentable». Cabe mencionar que el documento que certifica la propiedad del edificio ubicado en Plaza de Armas es el siguiente:
Vergonzoso resulta ver la actitud de la intendenta Yennifer Rojas al declarar a un medio local que “creo que la dignificación de un cargo no tiene que ver con un escritorio, con un computador o una oficina. Nosotros nos debemos a la gente. Somos autoridades de terreno. Por tanto yo no voy a ser ni mejor ni peor intendenta, o quizás en el futuro delegada Presidencial, por ostentar un edificio, una mesa o lo que sea».
Perdida con los nuevos tiempos, con lo que ha querido Magallanes en toda su historia, desorientada respecto de los resultados del fin de semana pasado. Absolutamente fuera del contexto que se merecen las regiones. La dignidad de los cargos la debemos dar nosotros mismos, con gestos, con acciones verdaderas que busquen la descentralización. Son las autoridades, a favor de las personas las que tienen que entender de una vez por todas.
Pareciera más una actitud entorpecedora, de poner piedras en el camino que nos pretende llevar por fin a soltar las cadenas que nos ponen entre cuatro paredes en Santiago. Lo mismo de siempre, buscar subterfugios, malas prácticas fundamentadas y decisiones inconsultas con la ciudadanía, solamente basadas en tratar de trabar una nueva gestión y no querer comprender lo fundamental, que es potenciar y cooperar con la nueva figura del Gobernador Regional, mucho más importante para las personas y sus territorios y que lo eligieron con una alta votación, que una delegada o delegado (que seguramente desaparecerá dentro de un año o dos).
Que la ideología dura, doctrinaria, que sigue sin entender lo importante que significa esto que está sucediendo para las regiones en general, para la descentralización, no sea obstáculo, No más.