Soy de la generación que se creció con el desaparecido Cine de Agostini en Natales. Una sala de exhibición de películas que como un casino clandestino de gangsters dejaba de ser el colegio religioso Monseñor Fagnano para mostrar películas en pantalla gigante todos los fines de semana.
Mi mamá me hablaba de otro cine, el Palace, que estaba por la calle Ladrilleros con Eberhard y que dicen todos los días reventaba la taquilla. De hecho, cuentan que ostenta el récord nacional de haber tenido los 365 días al año un lleno total.
Según me relataban, éste se quemó en un incendio y nunca más fue reconstruido. Su lugar lo ocupó entonces el Cine de Agostini.
Por mucho tiempo creí que el Cine de Agostini surgió del vacío que produjo la extinción del Cine Palace. No fue así
Conversando una vez con Manuel Suárez, ex gobernador de Natales y también quien fuera administrador del Cine Palace, me señaló que el Cine de Agostini irrumpió como competencia comercial casi 3 meses antes del incendio.
Me cuenta que fue a conversar con el sacerdote a cargo de la congregación para hacerlo cambiar de idea, pero que éste ya estaba decidido y menos que una confesión no le dio ni bendiciones ni pelota. El negocio del Agostini iba. Punto aparte, el cura debió ser un conocedor del tema cinematográfico para colocarle dicho nombre al negocio porque sólo décadas después el cura italiano Alberto de Agostini sería reconocido como padre del cine documental chileno.
El tema es que 3 meses después de esta charla entre Suarez y el sacerdote, el 29 de julio de 1969, acontece el incendio que extingue al Cine Palace irreversiblemente.
Cuando Manuel Suárez me explica esta situación, queda unos segundos en silencio, y dice, «bueno, llegamos a pensar que quizás el incendio…».
Luego, como si se respondiera a sí mismo me dice «.. no, pero no. Hubiera sido demasiado…» Y se ríe, como si un mal pensamiento parecido al pecado hubiera pasado por su cabeza.
Lo que queda claro es que el Cine de Agostini no tuvo competencia comercial hasta su fin cuando irrumpió el video en Natales a principio de los ochenta.
¿Fue el incendio del Cine Palace un accidente del destino o un castigo divino? Quién sabe. O quizás sólo Dios lo sabe.
Pero el breve silencio del fallecido Manuel Suaárez mientras lo relataba, dejaba la sombra de una duda.