“Merluzo” [Por José Benítez Mosqueira]
A veinte días de la consulta para aprobar o rechazar el texto de nueva Constitución, las odiosidades, verdades a media y mentiras viajan a velocidad insospechada por las redes sociales.
Me sorprendo al leer a amigos, generalmente apáticos cuando se trata de argumentar acerca de sus preferencias políticas, que están muy activos las últimas semanas y no escatiman en adjetivos a la hora de alabar o denostar el trabajo realizado durante un año por las y los constituyentes.
No lo digo como un reproche, por el contrario, creo que es un síntoma primario de participación ciudadana, la cual ha ido aumentando de intensidad desde el estallido social de octubre de 2019.
Hace rato que se discute con pasión en casas, oficinas, empresas, escuelas y universidades. En la medida que se acerca la fecha de la consulta, son cada vez menos los neutrales en estado puro. Cual más, cual menos, ha afinado su discurso y argumenta con el libro de tapa azul en la mano, tal como suelen hacerlo los predicadores en plazas y esquinas del país.
Por momentos, en uno y otro lado, la beligerancia es extrema y arrecian los insultos, las pullas, los seudónimos malaleche, tanto que el Presidente Boric uso sentidas palabras para referirse al despectivo mote de “merluzo”, una expresión de uso común en España, pero no en Chile, cuyo significado es “bobo”.
Las explicaciones del magallánico, un claro llamado a morigerar el lenguaje agresivo, surtió el efecto contrario en un tipo audiencia politizada al extremo, que opera de manera burlona e irónica, con un objetivo único: destruir o dañar la imagen del adversario.
Lo curioso es que sus partidarios recogieron la pulla como una oportunidad para tomarse con humor la situación y desplegar su creatividad en variados distintivos con la imagen del apetecido pez, que habita nuestro maritorio desde el extremo norte hasta la Patagonia austral.
Por momentos, los menos informados se confunden al ver a exautoridades de los gobiernos de la Concertación llamando por televisión a votar rechazo, para reformar algunos aspectos de la propuesta que les merecen dudas o simplemente los encuentran malos.
La participación de estos personajes de antaño en spots de televisión ha molestado a quienes sienten como una provocación que se usen los símbolos propagandísticos de la ochentera campaña del No a Pinochet a favor del rechazo.
Uno de los que se pronunció fue el periodista Fernando Paulsen, quien aprovechó su posición de panelista del programa Tolerancia Cero para manifestar que “nadie tiene derecho a ensuciar esa campaña del No, para sacar ventajas políticas hoy, en democracia. Menos muchos que hoy hacen gárgaras de haber sido adalides de esa movilización, a quienes nunca se les vio cuando las papas quemaban”.
Una alusión directa al sector de la Democracia Cristiana que apoya al Rechazo, pese al llamado de la junta nacional del partido a los militantes para hacer justamente lo inverso, es decir, votar Apruebo. Sin duda, el contenido del minuto de confianza tenía como blanco, con nombres y apellidos, a Ximena Rincón, Matías Walker y Fuad Chahín, quienes han aprovechado todas las tribunas disponibles para mostrar su posición de rebeldía.
“Traer el pasado para inducir el presente es lícito cuando corresponde. Del costo y del esfuerzo de otros, para capitalizarlo en beneficio propio, sea el tiempo que sea, en cualquier lugar del planeta, es, simplemente, un acto de cobardía”, remató Paulsen.
Aún estamos en invierno, pero la temperatura política sube y nadie coloca paños fríos a una de las elecciones más polarizadas de los últimos tiempos. En tanto, el oficialismo logró ponerse de acuerdo en cinco aspectos de la Carta Fundamental que se comprometen a modificar. Curioso, por decir lo menos, que se quiera meter mano a una Constitución que ni siquiera ha nacido todavía.
