La salmonicultura: El actual motor del PIB de Magallanes y que se encuentra bajo presión
La Región de Magallanes se ha ido consolidado en el tiempo como un polo de la salmonicultura en Chile, aportando entre el 6% y el 8% de la producción nacional y generando un impacto decisivo en el Producto Interno Bruto (PIB) regional. Pero en los últimos años, el futuro de esta industria que sostiene a miles de familias en Punta Arenas, Puerto Natales y Porvenir ha enfrentado variadas tensiones por las trabas regulatorias y las crecientes exigencias desde el Gobierno central.
Cabe señalar, que la distribución actual de la producción mundial de salmón y trucha se divide en pocos países, siendo Chile el segundo productor a nivel global, con el 31% del total. Noruega es el primero con cerca del 45%.
Hoy en día, y a pesar de los diversos inconvenientes de los últimos años, la salmonicultura sigue siendo uno de los sectores más dinámicos a nivel local, después de la explotación de hidrocarburos, la ganadería, y el turismo. Aporta exportaciones, inversión en infraestructura y avances en tecnología,. Sin dejar de lado el encadenamientos productivo que beneficia a proveedores de servicios, transporte y alimentación. Todo ello se traduce en empleos estables que han permitido diversificar la economía regional.
Por otro lado, la propia industria ha denunciado en el último tiempo que el avance de nuevos proyectos se ve frenado por una serie de trabas normativas, como demoras en la entrega de concesiones marítimas, restricciones en áreas de cultivo, poco avance en relocalizaciones, y procesos de evaluación ambiental que, según señalan, carecen de certezas claras. Esto ha generado un clima de incertidumbre que golpea directamente las proyecciones de crecimiento y, con ello, la estabilidad laboral.
En las comunidades locales, y sobretodo por parte de los trabajadores, ya se percibe un tenor de preocupación. Sindicatos y dirigentes ya han advertido que, si las inversiones se paralizan o se retiran hacia otras regiones o países, Magallanes podría perder una de sus fuentes principales de empleo no estacional.
De esta manera, la amenaza de despidos o la imposibilidad de generar nuevos puestos de trabajo mantiene en alerta a las familias que dependen de esta actividad. Ya hace algunos días, se llevó adelante una caravana donde participaron trabajadores, familiares de estos, transportistas, y agunos representantes de la pesca artesanal.
Se podría decir que el dilema es bastante claro: Mientras el Gobierno insiste en la necesidad de resguardar los ecosistemas australes y elevar los estándares de sustentabilidad sin entregar demasiadas certezas y seguridades, la industria reclama condiciones que permitan crecer con estabilidad y previsibilidad. El punto de equilibrio entre desarrollo económico, empleo y protección ambiental sigue siendo el gran desafío.
En definitiva, la salmonicultura ya es un motor clave del PIB de Magallanes, pero su continuidad en la región dependerá de cómo se resuelva esta tensión entre expansión productiva y regulaciones por parte de los gobiernos a cargo del Estado. Y en estas fechas eleccionarias es preciso tener esa información de manera clara y consistente, y que al mismo tiempo entregue esas ansiadas certezas que provocarán tranquilidad en términos laborales a los trabajadores en general.
