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El serio deterioro laboral en Chile: la crisis que el gobierno no vio venir

El mercado laboral chileno atraviesa una de sus etapas más críticas en años, con una tasa de desempleo que se mantuvo en 8,7% durante el trimestre mayo-julio de 2025, según datos recientes del INE. En 6,7% se ubicó la tasa de desocupación en la Región de Magallanes.

Este indicador, acompañado por una desocupación femenina que alcanzó el 9,7%, refleja un escenario de estancamiento y pérdida de empleos, especialmente en sectores clave como el comercio y la construcción.

La economía chilena enfrenta un deterioro estructural que no solo afecta la creación de puestos de trabajo, sino que pone en jaque la estabilidad de miles de hogares, en un contexto donde el crecimiento económico no logra traducirse en ocupación, observan expertos en cuestiones tanto económicas como sociales, en la visión de especialistas que han dado sus puntos de vista durante estas últimas semanas.

“Fue una bola de nieve que muy pocos vinieron venir y que está golpeando con dureza la línea de flotación del gobierno en un año de elecciones. Los 30 meses consecutivos de desempleo sobre el 8% que marcó la economía chilena en el trimestre abril-junio pasado no sólo confirmaron que la tasa de desocupación estructural sigue estacionada muy por sobre el periodo anterior a la pandemia, sino también desnudó una crisis del empleo no declarada por el gobierno”, indicó un artículo de La Tercera.

“En el trimestre terminado en junio la tasa de desempleo llegó a un 8,9%, 0,6 puntos porcentuales mayor al mismo periodo del año pasado, lo que significa que hay 910 mil personas que buscan un trabajo y no lo han encontrado“, agrega. Los meses siguientes no fueron mucho mejores.

El comercio, un pilar tradicional de empleo, ha registrado una caída del 2,8% en la población ocupada, acumulando diez trimestres consecutivos de retroceso. Paradójicamente, las ventas minoristas crecieron cerca del 5% entre enero y julio, y el comercio total (incluyendo mayoristas) un 7%, según expertos como George Lever, gerente de estudios de la Cámara de Comercio de Santiago.

Esta desconexión entre actividad económica y empleo ha sido atribuida a factores como los costos asociados a la ley de 40 horas y normativas como la ley Karin, que, según Cecilia Cifuentes, economista de la Universidad de los Andes, generan desincentivos a la contratación al aumentar la judicialización de las relaciones laborales.

Juan Bravo, director del Observatorio del Contexto Económico de la UDP, detalla que esta caída incluye la pérdida de 27,124 empleos informales y 22,420 formales, afectando especialmente a trabajadores menos calificados.

La construcción, por su parte, presenta un declive aún más pronunciado, con una reducción del 4,8% en la ocupación, equivalente a 35,421 empleos menos, de los cuales 28,756 eran formales y 6,665 informales. Este sector, que empleaba a 709,068 personas en mayo-julio 2025, registra niveles inferiores a los 722,295 de hace una década, señalando una crisis estructural.

Bravo advierte que el problema trasciende el crecimiento económico, apuntando a la falta de certeza jurídica, retrasos en permisos y una parálisis de inversión como causas principales. Este estancamiento no es coyuntural, sino un reflejo de desafíos persistentes que exigen reformas profundas, según ha reflejado EMOL.

 “Uno de los principales cambios del mercado laboral chileno ha sido su transformación estructural hacia una fuerza laboral más calificada, con una disminución de la población con escolaridad baja y un crecimiento sostenido en la proporción de jóvenes que acceden a la educación superior. “Esto se ha traducido en que, persistentemente, está aumentando la proporción de la fuerza laboral que cuenta con educación superior completa”, reflejó Pulso de La Tercera.

“No obstante, advirtió que este nivel educativo no garantiza necesariamente empleabilidad ni el ejercicio de ocupaciones acordes a esa formación. Por el contrario, alertó que fenómenos como el desempleo ilustrado y el subempleo por calificaciones son señales de alerta sobre el uso efectivo del capital humano en Chile”, subraya el artículo.

La situación se agrava por el impacto en grupos vulnerables. Cifuentes destaca que los trabajadores menos calificados, junto con mujeres y jóvenes, son los más afectados, un fenómeno que podría profundizar la desigualdad si no se toman medidas urgentes.

Desde los gremios, como la Cámara de Comercio y la Cámara Chilena de la Construcción, se insiste en la necesidad de replantear la agenda laboral, fomentando incentivos a la inversión y reduciendo barreras burocráticas. Lever propone facilitar el emprendimiento y mejorar la seguridad, mientras Echavarría aboga por agilizar proyectos para revitalizar la construcción.

Revertir esta crisis requiere más que un simple repunte económico. Bravo sugiere avanzar en certeza jurídica y permisos, mientras Cifuentes enfatiza la necesidad de ajustar políticas que, aunque bien intencionadas, han generado efectos adversos.

La construcción necesita un entorno que facilite la inversión, y el comercio demanda condiciones que permitan traducir el dinamismo comercial en empleo. Sin estas correcciones, el mercado laboral chileno podría enfrentar un deterioro aún mayor, con implicaciones sociales y económicas de largo alcance en un 2025 marcado por la incertidumbre.