En Magallanes, la experiencia es un valor [Por Claudio Barrientos Mol]
En tiempos donde lo que está de moda y la inmediatez parece dominarlo todo —desde las redes sociales hasta la política—, algunos pocos sin éxito pretenden la idea de que la experiencia parlamentaria en Magallanes sería un defecto o incluso un “continuismo”. Pero en realidad, cuando uno necesita resolver algo importante en su vida, la experiencia es precisamente lo que busca.
Si se trata de nuestra salud, acudimos al médico con años de práctica, aquel que ya ha visto múltiples diagnósticos y ha aprendido de cada caso. Si queremos construir una casa, buscamos al arquitecto que ya ha diseñado muchas, que conoce los errores que no se deben repetir. Si se trata de un trabajo complejo, confiamos en quien sabe lo que hace porque ha recorrido ese camino antes.
¿Por qué, entonces, cuando se trata de política —de quienes legislan, representan y deben defender nuestra región—, algunos – escondidos en sus intereses, – buscan sostener que la experiencia se convierte en casi un defecto? La política, como cualquier otra disciplina, requiere conocimiento, oficio y sobre todo, un entendimiento profundo de las realidades locales y nacionales.
El ejercicio de la democracia radica, precisamente, en que es la ciudadanía la que decide. Es el pueblo quien elige a sus representantes, conjugando el deseo, la esperanza y la experiencia. En la región de Magallanes, esta elección parlamentaria del domingo 16 de noviembre no solo será histórica por su carácter obligatorio y la alta participación que se espera, sino porque permitirá observar cómo tres fuerzas vuelven a medirse: el mundo independiente regionalista (el de verdad) encarnado en el llamado “Bianchismo”, las derechas y las izquierdas.
Los representantes de los partidos o bloques partidistas realizan sus análisis, con más entusiasmo que objetividad. Pero la historia electoral de Magallanes enseña que el voto ciudadano tiene memoria y discernimiento. Pretender analizar una elección parlamentaria bajo la misma lógica que una elección de gobernadores, alcaldes o concejales, es simplemente no entender el contexto territorial ni la identidad política de esta región.
Aquí, los electores saben lo que hacen. Pensar que el votante no razona ni evalúa es, en definitiva, infantilizarlo. Aquí sí que la mentira siempre ha tenido “patas cortas”. Porque nos conocemos.
En ese marco, es imposible hablar en resultados políticos en Magallanes sin mencionar a Carlos Bianchi. Podrá gustar o no. Podrá ser de simpatía o de antipatía. Pero lo que no está en discusión es que él ha hecho el trabajo. Transversalmente se le reconoce, con justicia, que ha sido la voz de la independencia regional, representando a un electorado que, elección tras elección, ha ratificado su confianza en las urnas.
La democracia, en su esencia, se trata de eso: de elegir con libertad, con conocimiento y con memoria. La experiencia, en política como en la vida, no se improvisa. Y en Magallanes, eso la gente lo sabe muy bien
Carlos Bianchi, ha demostrado con hechos que cada vez que se presenta debe ganarse el derecho a competir, juntando las firmas correspondientes. Esa es la democracia en su expresión más genuina. Y por eso, cuando la ciudadanía decide respaldarlo por su trayectoria, lo hace porque reconoce en él no solo experiencia, sino también su probada consecuencia.
Por Claudio Barrientos Mol, comunicador, columnista.
