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Jorge Flies y el desgaste de un liderazgo: Tensiones políticas, conflictos internos y distancia con los sectores productivos en Magallanes

A casi cinco años de haber iniciado su primer mandato y comenzando su segundo periodo como gobernador regional de Magallanes, Jorge Flies Añón atraviesa un momento político particularmente complejo. Lo que comenzó como un proyecto con amplio respaldo ciudadano y transversalidad política se ha transformado en una administración marcada por fracturas internas, tensiones con sus aliados naturales y un progresivo aislamiento en los temas estratégicos de la región.

Desde los primeros meses de gestión, los problemas en la conformación de su equipo han sido una constante. La renuncia de su primer administrador regional, Cristian García, tras denuncias laborales internas, fue el primer síntoma de una estructura frágil. Desde entonces, diversos departamentos y jefaturas han experimentado rotaciones y desencuentros, evidenciando la dificultad del gobernador para consolidar equipos estables y leales.

Pero las tensiones no se limitan al ámbito interno. En los últimos meses, Flies ha enfrentado cuestionamientos por decisiones administrativas y políticas que han erosionado su capital político. Entre ellas, destaca la transferencia de 10.000 millones de pesos al Serviu para la expropiación y recuperación del Club Hípico de Punta Arenas, una medida que generó controversias tanto en el Consejo Regional como en la comunidad, por la falta de claridad en las prioridades presupuestarias.

La zonificación del borde costero, que terminó siendo rechazada por el Consejo Regional, se convirtió en otro punto de inflexión. Varios consejeros que lo habían respaldado políticamente decidieron votar en contra de su propuesta, acusando falta de diálogo y de conducción política. Este episodio dejó al descubierto la pérdida de cohesión entre el gobernador y consejeros de centroizquierda que originalmente lo impulsaron, y que hoy observan con creciente distancia su gestión.

En paralelo, Flies ha optado por postergar la adenda para aumentar los recursos al sector salud, un ámbito que enfrenta serias dificultades financieras. La demora ha generado críticas, tanto por el impacto en los servicios como por la señal política que representa en medio de una administración que promete eficiencia y equidad, pero que enfrenta trabas constantes para materializar sus compromisos.

A estos conflictos se suman nuevas tensiones con el mundo productivo, particularmente con las industrias del hidrógeno verde y la salmonicultura, dos sectores estratégicos para el desarrollo de Magallanes.

Flies fue uno de los primeros en levantar la bandera del hidrógeno verde como motor de transformación económica para la región. Sin embargo, en el último tiempo ha guardado silencio sobre el tema, mientras la propia industria observa con recelo su aparente distanciamiento y falta de señales políticas claras. Lo que alguna vez fue su principal carta de modernización hoy se percibe como una promesa estancada.

La industria salmonera y la pesca artesanal también mantienen una relación tensa con el gobernador. Fuentes del sector aseguran que Flies ha incumplido compromisos vinculados a la zonificación y a la agilización de procesos que permitirían mayores inversiones y certeza regulatoria. Lo anterior ha mermado de una u otra manera la relación con un sector clave para el empleo y la economía local .

Por si fuera poco, el gobernador enfrenta ahora un flanco judicial y político adicional: la investigación del caso ProCultura, que involucra a varios gobiernos regionales del país. Aunque hasta el momento no hay definiciones judiciales concretas, se espera que en las próximas semanas surjan novedades que podrían complejizar aún más su escenario político y poner en entredicho su capacidad de liderazgo.

En conjunto, estos episodios han configurado un panorama de desgaste evidente en la figura de Jorge Flies. Su segundo periodo comenzó con menos margen político y con una oposición más activa, tanto dentro como fuera del oficialismo. Hoy, el desafío del gobernador no sólo pasa por recomponer su relación con los partidos y sectores productivos, sino por reinstalar un liderazgo que se percibe debilitado, distante y poco efectivo.

Si no logra revertir este escenario, Flies corre el riesgo de transitar la segunda parte de su mandato con escaso apoyo político y una gestión cada vez más aislada, justo en momentos en que Magallanes enfrenta decisiones estratégicas sobre su futuro energético, ambiental y productivo.

Equipo Redacción ZonaZero.cl