La COP30 y el estancamiento de la acción climática global: Un análisis crítico sobre el fracaso de las negociaciones [Por Marcelo Agüero Faridoni]
La Conferencia de las Partes número 30 (COP30) se presentaba como una oportunidad histórica para revitalizar la agenda climática global, en un escenario cada vez más marcado por eventos extremos, presión social y una urgencia científica innegable. Sin embargo, el desenlace de la cumbre ha dejado en evidencia el profundo estancamiento de las negociaciones internacionales, alimentando la frustración de ciudadanos, científicos y activistas. ¿Cómo llegamos a este punto? ¿Por qué, a pesar de la urgencia, la COP30 ha fracasado en forjar acuerdos efectivos?
El legado de Kioto y París: Contraste con la COP30
Para comprender el fracaso de la COP30, resulta esencial mirar hacia atrás y comparar su espíritu y resultados con los de hitos previos como el Protocolo de Kioto (1997) y el Acuerdo de París (2015). Ambos tratados, aunque imperfectos, lograron sentar bases comunes y movilizar compromisos internacionales. Kioto, pionero en establecer metas vinculantes para los países desarrollados, y París, innovador al involucrar a todas las naciones en metas nacionales determinadas, compartían un denominador común: la construcción de consensos a partir del diálogo y la flexibilidad. En ambas instancias, el pragmatismo prevaleció sobre la intransigencia, permitiendo avanzar —aunque de forma gradual— en la acción climática.
En contraste, la COP30 ha estado marcada por un clima de confrontación y desconfianza. Lejos de buscar puntos de encuentro, las delegaciones se han atrincherado en posiciones maximalistas, imposibilitando cualquier avance significativo. El resultado es una cumbre sin hoja de ruta, que no solo decepciona, sino que erosiona la credibilidad del proceso multilateral.
Posiciones intransigentes y agendas radicales: Obstáculos al diálogo
Uno de los mayores obstáculos de la COP30 ha sido la proliferación de posturas intransigentes y agendas radicales. Por un lado, un bloque de países exigía medidas inmediatas y drásticas, sin considerar la realidad económica y social de los países en vías de desarrollo. Por otro, grandes emisores defendían sus intereses nacionales a ultranza, negándose a asumir compromisos adicionales. La falta de apertura al diálogo y la prevalencia de discursos polarizadores han impedido la construcción de puentes, sustituyendo la negociación por la confrontación. El resultado: un espacio donde prevalecen los vetos cruzados y las estrategias de bloqueo, más que la voluntad de cooperar.
Temas centrales y polémicas: Transición justa, exigencias al Norte Global y revancha ecológica
Las discusiones en la COP30 giraron en torno a temas clave como la transición justa, las exigencias de financiamiento y mitigación al Norte Global, y la llamada “revancha ecológica”. Si bien la necesidad de una transición que no deje a nadie atrás es indiscutible, la instrumentalización política de este concepto ha dificultado la generación de consensos. El Sur Global reclama justicia climática y mayores aportes financieros, mientras que el Norte Global resiste a asumir responsabilidades históricas, temiendo impactos económicos y políticos internos. Esta dinámica ha favorecido discursos de revancha más que propuestas constructivas, alejando a las partes de soluciones pragmáticas.
Resultados de la COP30: Ausencia de hoja de ruta, falta de sanciones e incentivos
El desenlace de la COP30 es alarmante: no se logró acordar una hoja de ruta consensuada, ni establecer mecanismos de sanción para los países que incumplen sus compromisos. Esta ausencia de herramientas coercitivas deja el escenario abierto para el incumplimiento sistemático, profundizando la brecha entre promesas y acciones. Además, la falta de incentivos claros para el desarrollo de mercados de energías limpias representa una oportunidad perdida. Sin señales económicas y regulatorias firmes, la transición energética sigue dependiendo de la buena voluntad y de contextos favorables, en lugar de convertirse en una apuesta segura y competitiva.
Impacto en los mercados y la competitividad de energías limpias
Sin una hoja de ruta clara ni incentivos robustos, los mercados de energías limpias quedan en una situación de incertidumbre. Las inversiones en tecnologías sostenibles requieren marcos regulatorios estables y previsibles, que promuevan la innovación y la reducción de costos. La falta de acuerdos en la COP30 genera un clima de desconfianza y volatilidad, afectando la competitividad de las energías renovables frente a los combustibles fósiles, cuyos lobbies siguen siendo poderosos y cuentan con regulaciones menos estrictas. Así, el statu quo se perpetúa y la transición energética se posterga indefinidamente.
Decisiones recientes: IMO y la ventana para combustibles fósiles
El retraso regulatorio de la Organización Marítima Internacional (IMO) es un ejemplo paradigmático del impacto de decisiones recientes en la lucha climática. La postergación de normas más estrictas para el transporte marítimo —sector responsable de una porción significativa de las emisiones globales— abre una ventana de oportunidad para los combustibles fósiles, en lugar de cerrarla. Esta inacción no solo contradice los objetivos climáticos, sino que envía una señal equivocada a los mercados e inversores, dilatando aún más la adopción de soluciones limpias y sostenibles.
Reflexión final: ¿Quiénes son realmente los defensores del planeta?
El fracaso de la COP30 invita a una reflexión profunda sobre el rol de los actores ambientales y políticos en el estancamiento de la acción climática. ¿Son los gobiernos, acorralados por intereses nacionales, capaces de liderar una transformación global? ¿O son las organizaciones ambientales, a veces atrapadas en lógicas de confrontación y pureza ideológica, quienes dificultan la construcción de acuerdos viables? La respuesta no es sencilla, pero está claro que la defensa del planeta exige menos dogmatismo y más pragmatismo, menos discursos y más acción concertada. Si no se recupera el espíritu de diálogo y cooperación que caracterizó a Kioto y París, la crisis climática seguirá avanzando, mientras las cumbres se convierten en ejercicios de retórica vacía.
Por Marcelo Agüero Faridoni, presidente ejecutivo Fundación Prisma Austral.
