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Las señales del mercado que retrasarán proyectos y que nos hará replantear el rol estratégico de los puertos y la energía

La decisión que se ha tomado respecto al Marco de Cero Emisiones reabre el debate sobre el rol estratégico de los puertos, la energía y sus efectos para Magallanes. El mercado está poniendo frenos y lo que se pensaba y proyectaba ya comienza a sufrir retrasos importantes. Así las cosas, los proyectos a gran escala seguramente deberán reevaluar sus agendas y buscar opciones de viabilidad concreta, o simplemente tomar determinaciones más drásticas. Además, lamentablemente es un hecho que Chile ya venia perdiendo competitividad frente a otros países. Lo que viene seguramente será que muchos de los proyectos pasarán a una fase de evaluación, de congelamiento o sencillamente de retiro, aunque siempre estará la esperanza de que alguno de ellos pueda tener la capacidad de replantear alternativas de reformulación.

La postergación del Marco de Cero Emisiones en la Organización Marítima Internacional (OMI) no solo dejó en evidencia las tensiones geopolíticas sobre la descarbonización del transporte marítimo, sino que también reactivó una discusión que en Magallanes venía tomando fuerza: la urgencia de redefinir la infraestructura portuaria, las capacidades energéticas y el posicionamiento estratégico de la región frente a un escenario internacional cada vez más volátil.

Esta semana, la OMI decidió aplazar la adopción del marco global luego de la dura ofensiva de Estados Unidos y Arabia Saudita, un bloque que paralizó el acuerdo más ambicioso para reducir las emisiones del transporte marítimo, un sector responsable de cerca del 3% de los gases de efecto invernadero.

Horas antes de la votación, el presidente estadounidense Donald Trump intervino directamente en el proceso, rechazando “enérgicamente” el mecanismo global de precio al carbono. Delegaciones confirmaron presiones a Estados pequeños mediante amenazas de tarifas, costos portuarios adicionales e incluso restricciones para naves que intentaran recalar en puertos estadounidenses si apoyaban la medida. Con el apoyo saudí, el marco quedó suspendido indefinidamente.

Delegaciones europeas y países insulares acusaron que las grandes potencias impusieron nuevamente sus intereses por sobre la urgencia climática. El proceso quedó sin fecha y con una incertidumbre que se proyecta sobre todo el ecosistema marítimo global.

El impacto internacional que golpea directamente a Magallanes

Aunque el debate se dio en Londres, su efecto es palpable en territorios que han apostado por la transición energética, el desarrollo portuario y la proyección científica.
Magallanes, con su cartera de proyectos de hidrógeno verde, su limitada infraestructura logística y su aspiración antártica, queda situada en un punto especialmente sensible.

La experiencia de los últimos cuatro años en torno al hidrógeno verde dejó lecciones claves:
• La urgente necesidad de nuevos puertos y terminales especializados, tanto para exportación como para la logística regional.
• Las falencias de los muelles actuales para el turismo, una actividad que hoy opera al límite de su capacidad.
• La creciente fragilidad de la proyección antártica chilena, considerando el vencimiento del Tratado Antártico en 2048 y el reposicionamiento científico global.
• El enorme potencial eólico, clave para abastecer industrias, puertos y futuros polos logísticos.

En un contexto internacional donde las reglas ambientales quedan sujetas a disputas geopolíticas, las regiones periféricas que dependen de inversiones, conectividad marítima y certidumbre energética —como Magallanes— requieren mayor autonomía estratégica para no quedar expuestas a retrocesos o vaivenes externos.

Un ejemplo histórico lo demuestra: la partida de la embarcación estadounidense que generaba ingresos millonarios tan solo por el uso del muelle. Lo anterior también dejó en evidencia cuán determinante es contar con infraestructura capaz de sostener presencia científica y flujos económicos estables.

ENAP y la necesidad de una transformación profunda

El debate también alcanza a ENAP, porque con el escenario energético global volviéndose más híbrido y presionado por estándares ambientales irregulares, la empresa enfrenta el desafío de reinventar su modelo, avanzar hacia energías mixtas y abrirse a nuevos esquemas de gestión. Para algunos, eso incluye discutir grados de privatización que permitan modernizar su gobernanza y acelerar la transición hacia energías limpias y servicios logísticos integrados.

La parálisis del Marco de Cero Emisiones en la OMI es, en parte, una señal: ninguna empresa estatal tradicional está plenamente preparada para las tensiones del nuevo escenario energético mundial.

El CAI: una obra estratégica que sin puerto pierde sentido

El Centro Antártico Internacional (CAI) reaparece en este debate. Sin un puerto —no solo un muelle— la instalación pierde competitividad, capacidad operativa y atractivo para la cooperación científica internacional. La infraestructura logística es la piedra angular de cualquier proyecto antártico serio. Si Magallanes aspira a consolidarse como capital logística y científica hacia la Antártica, la discusión portuaria no puede seguir postergándose.

El freno global que obliga a avanzar localmente

La postergación del Marco de Cero Emisiones muestra que la transición energética global no avanza en línea recta. Las tensiones políticas pueden frenar acuerdos esenciales.
Y en ese escenario, regiones como Magallanes no pueden depender de decisiones externas.

El desafío es claro:
• Construir infraestructura estratégica antes de que el contexto internacional vuelva a cambiar.
• Definir el rol de actores clave como ENAP y el CAI.
• Aprovechar el potencial energético y portuario mientras aún existe margen y demanda.

El freno de la OMI no es solo un revés global, es un recordatorio de lo mucho que está en juego, y de lo urgente que es que Magallanes tome decisiones que aseguren su futuro marítimo, energético y antártico.

Readacción ZonaZero.cl