Para el alcalde Fernando Paredes comienza una etapa clave en su vida política.
Aunque en numerosas entrevistas ha insistido en que la derrota de Ana Mayorya en las elecciones municipales no es suya, lo cierto, es que su propia figura estaba en juego.
Paredes imaginaba una elección distinta. Cuando le hablaban de una probable caída, le resultaba una melodía fuera de lugar. Disonante en su visión de patriarca indiscutido. “Están las obras”, repetía, sin pensar en las fuertes sospechas de corrupción, en el escándalo del contrabando de cigarrillos de su madre y de los desembolsos «legales» pero antiéticos.
Enfrente estaba Antonieta Oyarzo que el alcalde nunca llegó a decodificar del todo.
Primero no prestó toda su atención a su candidatura, después se mostró incómodo, off side, al quedar expuesto por decantación ante el discurso de transparencia de Oyarzo, y, finalmente, sorpresa. Ya era tarde para lamentos.
Con la salida de Mayorga de la política en Puerto Natales la única figura de la UDI que queda en pie y de esa dimensión, es Paredes.
Mientras vive sus últimos días como alcalde, el hombre ha confirmado a sus leales que no quiere irse por la puerta chica.
Se lo observa decaído y sin explicaciones concretas para el momento que le toca y donde todos le apuntan. Silencioso como durante los últimos meses. Como si no hubiera sido capaz de traducir a 9 días de los sufragios qué ocurrió en la contienda.
Cuando alude en sus conversaciones públicas a la nueva política, se percibe que el traje le queda apretado.
Paradójicamente, Mayorga decidió salirse del servicio público en el mismo momento en que culminaba su mayor elección.
Paredes no ha olvidado los 3000 votos de Ana y, por estas horas, investiga y analiza qué funcionarios lo dejaron a pie, quiénes se mantienen con él, y con qué fuerzas cuenta, en verdad, para convertirse en oposición por los próximos cuatro años. No hay espacio para errores.
Y ahora llegan las auditorias. Un nuevo gobierno que se ubica en la vereda de enfrente.
«En el municipio hay temor», es la frase recurrente cuando se pregunta en sus pasillos.
Porque ante su mudez de autoridad se imponen conceptos como ética, ciudadanía y participación.
“Quiere volver, quiere ser alcalde de nuevo”, le dice a Zona Zero una fuente que lo conoce bien.
La UDI aceleró el ritmo al final de la campaña y sacó todo el jugo posible a sus militantes.
Aun así estuvieron muy lejos de la conquista de Oyarzo, quien supo ampliar la cancha y hacer participar a nuevas generaciones y a nuevos votantes que la apoyaron en masa.
En las últimas horas trascendió que Claribel Barría, directora de la Dirección de Desarrollo Comunitario (DIDECO) y su esposo Julio Saldivia, se mudarán a Laguna Blanca para ejercer labores públicas.
Una evidencia de que Paredes está protegiendo a sus alfiles.
¿No era que en Laguna Blanca había triunfado el PS? Al parecer el alcalde conserva influencia en la comuna que conducirá Fernando Ojeda González. La presencia de la derecha en este enclave perduró por 26 años y su mecánica todavía opera, dicen en Puerto Natales voces vinculadas al municipio.
Otras fuentes consultadas opinan que Paredes tuvo no poco que ver con la llegada del PS a la administración de Laguna Blanca. Su sombra estuvo rondando, explican.
La temperatura social en Puerto Natales tiene la geometría de un viento renovador. Oyarzo encarnó una visión de futuro que, tras 12 años de UDI y Paredes, ya casi nadie quiere perderse.
Es el mismo futuro en el que el líder de la UDI deberá tirar líneas. Hacer su viejo juego. El que mejor conoce.
Sin embargo, el escenario es distinto, y los deseos y las expectativas muy otras.