Por Lorena Silva Gómez
A esta altura del partido, los análisis post elecciones que se han hecho son muchos y de todo tipo, a mi entender la mayoría de ellos bastante asertivos en sus observaciones (por lo menos los que he leído). Me gustaría destacar a nivel regional: https://www.zonazero.cl/noticias/el-papelon-del-ps-en-puerto-natales/?fbclid=IwAR2y
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Y a nivel nacional:
En todos ellos, el común denominador es que las votaciones evidenciaron una derrota en los partidos políticos a nivel nacional, aunque alguno de sus integrantes insistan en mostrarse en los medios de comunicación tradicionales alzando los brazos, contentos porque ganaron algunos cupos.
La verdad es que la ciudadanía les dijo fuerte y claro “no confiamos en ustedes, lo han hecho pésimo”. A pesar de ello, resulta irrisorio observar cómo algunos individuos dicen una cosa y hacen otra muy distinta. Para muestra un botón: Paula Narvaez, candidata presidencial del PS, acusó al FA y al PC de tratar de imponer un veto al PPD y al Partido Liberal, quienes apoyan su candidatura. «Lamentablemente nuestros esfuerzos honestos, anclados en el interés superior del país, de construir unidad, se lo han farreado el Frente Amplio y el Partido Comunista”, (19/05/21, El Desconcierto), mientras ellos vetaban a Ximena Rincón como candidata presidencial de la DC.
Se puede escuchar y leer por distintos medios de comunicación a las mismas personas de siempre, lamentablemente, hacer mea culpas grandilocuentes, pero esos mismos individuos/as que fueron elegidos/as por representación de la ciudadanía, no hacen “la pega” y no entran a votar proyectos que favorezcan los intereses que dicen defender.
“La gran fortaleza que tenían los partidos era su trabajo territorial, la red de militantes en las comunas y todo eso en los últimos años se perdió y la política se gubernamentalizó: nadie quería estar en la oposición y todos querían ser gobierno, entonces los parlamentarios se dedicaron a representar a sus gobiernos y no a sus militantes”. (Marco Moreno, cientista político y Director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central).
Ahora bien, si la política partidaria tiene y debe cambiar su modus operandi, la cuestión es, en cuánto tiempo se van a mostrar dichas transformaciones, porque la verdad de las cosas, el pueblo chileno lleva años esperando: 17 años de dictadura, más 31 años de una democracia, donde ha regido una constitución redactada en totalitarismo y que ha beneficiado claramente a una elite.
Si bien en Chile, el 18/10 marcó un antes y un después, esa metamorfosis, ese “despertar social” se ha evidenciado en la ciudadanía, en la voluntad de participación, en el no quedarse callado/a, frente a una autoridad que dice: “no se metan, somos nosotros los que sabemos cómo gobernar”.
Pero, los partidos políticos todavía siguen al debe, pues sus discursos distan mucho de un cambio real en su accionar. Y aunque a muchos no les agrade, son los partidos políticos los que tienen la representación de la ciudadanía en nuestra legislación, por lo que, si esto no se modifica o adapta a la nueva realidad política chilena, serán miles y miles los habitantes que no contarán con una representación adecuada y que seguirán desilusionados/as de sus gobernantes y por ende ni siquiera se molestan en votar. De este modo la democracia se hace cada vez más pequeña.