Este domingo una noticia desde el otro lado de la cordillera nos golpeó profundamente, la muerte de una de las valientes mujeres que enfrentaron a la dictadura cívico-militar argentina para conocer el paradero de sus hijas, hijos y familiares desaparecidos.
Desde la segunda mitad de la década de los setenta, Hebe de Bonafini fue una de las líderes de la agrupación Madres de Plaza de Mayo, cuya importante labor visibilizó las atrocidades que cometían a diario agentes del Estado contra sus adversarios políticos, bajo la lógica propia de la Guerra Fría, que desató batallas sin honor en todos los rincones del mundo, incluido el cono sur de América.
En menos de dos años, Hebe María Pastor Bogetti, conocida como Hebe de Bonafini, por el apellido de su esposo, perdió a dos de sus hijos y su nuera en esta irracional y desigual contienda sin reglas, que diezmó a miles de familias trasandinas y las sumió en la más profunda desesperanza.
Transcurridas casi cinco décadas, las madres de Plaza de Mayo continúan su infatigable caminata en búsqueda de verdad, justicia y reparación, para que no se olviden ni repitan en su país las atrocidades del pasado reciente.
En tanto, para completar la semana negra, a este lado del alambre está en peligro la subsistencia económica de las instituciones chilenas de defensa de los derechos fundamentales, luego que el Congreso rechazara las partidas presupuestarias que aseguran su financiamiento a corto, mediano y largo plazo. En concreto, no fueron aprobados los casi 15 mil millones de pesos destinados al Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y los 90 mil millones de pesos que se entregarían a organizaciones colaboradoras.
Si bien aún falta la discusión en el Senado, instancia en la cual el Ejecutivo intentará revertir la situación, es un hecho que la ultraderecha propinó un golpe artero al trabajo silencioso y muchas veces ingrato que realizan las instituciones defensoras de los derechos humanos para contrarrestar la acción deliberada de algunos grupúsculos que continúan negando que en Chile agentes del Estado detuvieron, secuestraron, torturaron, asesinaron e hicieron desaparecer a miles de personas.
El negacionismo es un fenómeno social y político que se originó en Europa tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, luego que ciertos sectores de la sociedad pusieran en duda el genocidio nazi, lo que motivó la creación de leyes antinegacionistas y además fuera tipificado como delito.
En nuestro país no se ha podido avanzar en esa línea para castigar a quienes continúan negando la existencia de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, lo que sin duda ha contribuido a diluir la verdad histórica y pavimentar el camino a quienes se sienten orgullosos del legado de terror que les heredó Pinochet y sus secuaces.
Aparte del INDH, las instituciones afectadas son Villa Grimaldi, Fundación Eduardo Frei Montalva, Londres 38, la Casa de la Memoria, Fundación Patricio Aylwin, la Corporación Estadio Nacional, Memoria Nacional, Fundación Salvador Allende y Museo de la Memoria, entre otras.
Fieles a su estilo, los parlamentarios que hicieron posible el rechazo, en su mayoría del Partido Republicano, han manifestado que no concurrirán con sus votos al financiamiento de instituciones en las que no creen y porque durante años han tratado de reescribir la historia haciendo posible que el negacionismo ya no solo camine en nuestro país, sino que avance al galope atropellando nuevamente los derechos humanos.