Los camarines del Estadio Fiscal. Segunda parte. [Por Víctor Hernández Godoy]

4 de febrero de 2023

El diario “La Prensa Austral” señalaba en una edición de abril de 1970 que parte importante del Estadio Fiscal estaría terminado para fines de 1971. Al respecto, el entonces arquitecto de la provincia, Alejandro Ponticas manifestaba al matutino local que “se consulta la habilitación de accesos de público con boleterías ubicadas en la calle Enrique Abello, servicios sanitarios de público y concesiones bajo las graderías”. Después de hacer una exposición sobre las distintas etapas de construcción del estadio aseguraba: “Confiamos en terminar entre septiembre y octubre los trabajos en el edificio anexo en el que se instalarán los 4 camarines de que dispondrán los jugadores, más el de los árbitros, todos ellos estarán dotados de baños completos”.

Ponticas descartaba además, que se levantara otra tribuna  y una serie de canchas alternativas como contemplaba el proyecto original. En síntesis, ya para esa fecha se hablaba de un estadio con capacidad para 4.500 personas, 4 camarines y una pista de ceniza para la práctica del atletismo. ¿Qué pasó después? Al parecer, todo nos indica que el estadio se encontraba prácticamente terminado a comienzos de 1973, pero las grandes obras de infraestructura quedaron paralizadas en la medida en que se acrecentó la violencia política que antecedió al golpe de Estado del 11 de septiembre de ese año.

Momentos particularmente dramáticos se vivieron en el último semestre de 1973 y en los primeros meses de 1974. En todo el país, militares y agentes de civil al servicio del régimen de facto iniciaron una persecución implacable hacia los partidos políticos, dirigentes, y simpatizantes del gobierno derrocado de la Unidad Popular, tomando prisioneros, torturando y asesinando a miles de compatriotas. De acuerdo a los resultados publicados por el informe Rettig en 1991, sólo en la región de Magallanes existieron en total, 34 recintos destinados como centros de detención, entre ellos, la base aérea de Bahía Catalina y el Estadio Fiscal con sus camarines, ambos espacios ubicados en el sector norte de Punta Arenas, cuya jurisdicción estaba a cargo de la Fuerza Aérea de Chile (FACH).

Hacemos esta introducción para explicar que uno de los momentos más difíciles de la investigación, fue comprobar que los camarines del Estadio Fiscal estaban ya casi terminados en las horas del golpe militar y que permitió albergar a prisioneros políticos, por lo menos hasta el 12 de octubre de 1974, como consigna en su libro testimonial “Esperanza en el Austro”, el académico Marco Barticevic Sapunar. Aunque parezca difícil creerlo, una demostración en este sentido, provino precisamente del mundo del fútbol.

En la primera quincena de enero de ese 1974, se anunció la venida del equipo estelar del Deportivo Aviación, elenco recién ascendido a la Primera División del fútbol chileno. En esencia, se trataba de un plantel conformado básicamente por soldados, y algunos estudiantes que cursaban estudios superiores en la Universidad Técnica del Estado. Las autoridades regionales y los encargados del club programaron varios partidos de exhibición que incluía, dos encuentros con la selección de Punta Arenas y la visita a Puerto Natales y Porvenir, para medirse con los representativos de aquellas localidades.

El problema mayor se suscitó luego que el cuadro aviático jugara sus dos primeros compromisos. En el Estadio de la Confederación Deportiva empató con el combinado B de Punta Arenas 0-0. En Tierra del Fuego se impuso con claridad a Porvenir por 5-1. La gira continuó en Puerto Natales, enfrentando en un difícil partido que terminó empatado 1-1 al equipo local que había representado con éxito a la región en el Campeonato Nacional de fútbol amateur celebrado en Castro, Chiloé.

En ese instante, se daba por hecho que Aviación podría inaugurar extraoficialmente, el Estadio Fiscal con un encuentro estelar con la selección titular de Punta Arenas. A última hora, las autoridades comprendieron que no iban a poder trasladar a otros lugares de detención, a los presos políticos que estaban confinados en los camarines del recinto. De modo, que Aviación debió medirse con Punta Arenas nuevamente en el estadio de la Confederación, hoy llamado Ramón Cañas Montalva. Ni siquiera la victoria del cuadro local por 1-0 consiguió atenuar las críticas por los errores en la organización y el impasse de no poder inaugurar el moderno coliseo deportivo que las autoridades de facto sólo pudieron entregar a la comunidad en marzo de 1976.

Un problema aparentemente superficial para los investigadores se transformó en un mar de complicaciones cuando tuvieron que enfrentar el siguiente cuestionamiento: ¿Por dónde ingresaron los jeeps, o los camiones militares con los prisioneros? Todo parece indicar que los vehículos militares entraban al Estadio Fiscal por la principal calle de acceso al recinto, Enrique Abello, aunque no se descarta que en algunos casos lo hayan hecho por José González, arteria que en ese momento estaba despejada y comunicaba la Avenida Bulnes con calle Uruguay.

Este tipo de interrogantes revelan el drama humano que atraviesa la tragedia chilena y magallánica de esos primeros meses luego del golpe de Estado: el silencio cómplice de aquellos que vieron, callaron y que por años ocultaron información de los hechos que ocurrían a diario. Dicho de otro modo. Casi todos los residentes de las poblaciones aledañas, sabían que al interior del Estadio Fiscal, en sus baños y camarines principalmente, se torturaba brutalmente a personas por tener ideas políticas de izquierda; por haber participado o simplemente simpatizar, con el gobierno de Salvador Allende.

Escrito por: Víctor Hernández Godoy. historiador, escritor, columnista.