En el último tiempo hemos constatado la evidente mejora en la atención de la Farmacia del Hospital Clínico, se ha implementado un sistema de horas de entrega de recetas y la posterior despacho de medicamentos, respetando el día y la hora señaladas para el efecto. Así se evitan las denigrantes largas esperas para personas que en su mayoría, pasan por momentos difíciles.
No nos cabe duda de que esta modalidad, si es factible, se mejorará para cumplir de la mejor manera posible con la principal tarea de llegar a los pacientes con los medicamentos recetados de manera gratuita y oportuna. Es lo natural y lo deseable en un sistema de salud pública como el nuestro, cuya inspiración principal es la de servir a todo quien lo necesita y que constantemente está dando muestra de aquello, a pesar de las dificultades.
Quienes alguna vez hemos pasado por el Hospital o tenemos a alguien que lo ha hecho, sabemos del compromiso y calidad humana de quienes ahí laboran.
Si embargo hoy llama profundamente la atención que no sea posible resolver el problema de los estacionamientos al interior del recinto hospitalario. Sin duda esto empaña la labor y habla muy mal de quienes asistimos al recinto.
Entendemos que hay más de 1200 funcionarios y funcionarias, entendemos que en cada turno pueden desempeñarse más de 500 profesionales y técnicos que se traslada en sus vehiculos.
Entendemos que la demanda de la ciudadanía muy alta y en su mayoría llegan en vehículos particulares, o son transportados por un cercano a sus atenciones médicas.
Pero también es evidente que al interior del recinto hay un ordenamiento predeterminado que está debidamente señalizado. Existen aéreas destinadas a estacionamientos, aéreas verdes, veredas, zonas demarcadas de circulación peatonal, salidas y entradas de emergencias, rampas para sillas de ruedas y personas con dificultad para moverse, sectores de servicios y logísticos, etc.
Sin embargo entrar hoy al recinto hospitalario en vehículo, equivale a ingresar en una dimensión desconocida, digna de ser analizada por antropólogos, psicólogos, sociólogos y otras disciplinas sociales del máximo nivel internacional.
Por ejemplo en todas las zonas demarcadas con NO ESTACIOAR, hay vehículos estacionados,. En todas sin excepcion. Eso es lo normal.
En las veredas y zonas de césped hay vehículos estacionados que deterioran pavimento y jardines.
En las calzadas de doble sentido, hechas para la circulación de un vehículo en cada dirección y en las que no se debe estacionar, se estacionan a ambos lados de la calzada, dificultando el movimiento de la locomoción colectiva y el normal desplazamiento de vehículos y peatones.
Es impresionante ver como una persona intenta avanzar con una silla de ruedas en la que transporta un paciente, sorteando autos en las veredas que están dispuestos en las más increíbles posiciones, naturalmente no puede acceder a las rampas de circulación, por lo que debe hacer esfuerzos y maniobras complejas para sortear obstáculos. Fui testigo.
Llama la atención de cómo al desocuparse un espacio para estacionamiento sobre lo que una vez fue césped, rápidamente aparece un conductor iracundo que embiste la solera y atraviesa su vehículo con naturalidad y destreza, asegurado así un estacionamiento a pasos de uno de los ingresos al edificio. Fui testigo.
A la vez es posible ver la gran cantidad de excelentes estacionamientos disponibles que existen a 100, 200 o 300 metros del edificio hospitalario.
Un fenómeno digno de análisis.
Entonces no será el momento de reflexionar en estos temas?
Que hace que alguien se crea con la facultad de estacionar en donde está expresamente prohibido, aun cuando haya espacios libres a metros del lugar?
Es evidente que tenemos un problema cultural que dista mucho de lo que pretendemos ser o parecer.
En cualquier país desarrollado (me refiero a países culturalmente desarrollados), los y las trabajadoras de las fabricas saben que las personas que llegan primero al trabajo y lo hacen en sus vehículos, se estacionan en los espacios más lejanos disponibles de la empresa, de esta manera , los compañeros y compañeras de trabajo que por diversas razones, están más retrasadas, pueden estacionar en los lugares más cercanos al ingreso y ahorrar tiempo. Naturalmente que a estas trabajadoras o trabajadores no se les pasa por la cabeza estacionar sobre aéreas verdes, veredas o lugares prohibidos. Nada lo justica, ni el cargo que puedan ostentar, ni un eventual retraso, nada.
El llamado es la reflexión.
Hace algún tiempo se intentó fiscalizar y sancionar a quienes incumplen las normas del tránsito al interior del recinto hospitalario, fue noticia y resultó que el SEREMI de Trasporte, terminó siendo el malo de la película, porque desde la Dirección del propio hospital se justificaron estas conductas.
Nadie discute la libertad que tiene cada ciudadano y ciudadana para usar su vehículo como estime pertinente. Solo reparamos en la incivilidad en que se incurre al hacerlo de mala manera, en el incumplimiento de la ley.
Como se puede multar a un conductor en el centro de la ciudad y omitir la aplicación de la ley a cientos que la incumplen todos los días en el HCM?
Quien responderá de un accidente al interior del hospital?
Habrá que sancionar permanentemente con multas y retiros de vehículos a quienes incumplen para transformar esto en un problema aun mayor?
Sin duda la mejor manera de resolverlo es por la via de la educación, aplicando valores como la solidaridad con pacientes y usuarios del HCM, apelando a la empatía y compañerismo entre colegas, entendiendo que nadie está por sobre la ley, trabaje donde trabaje. Que un momento difícil en materia de salud, no habilita para incumplir la ley y por el contrario, se requiere que todo funcione y fluya.
En fin creo que la idea está clara.
Cuando vayamos al Hospital en nuestro vehículo, levantémonos más temprano, estacionemos más lejos, caminemos un par de cuadras y seremos un poco mejores.