Decía el gran escritor uruguayo Eduardo Galeano que fue Allende el que lo invitó a Punta Arenas y apenas habían llegado lo llevó a comprarse unos “mata pasiones”, esos calzoncillos largos muy abrigados y cuyo nombre evoca con añoranza y humor. Fue una noche, en la ciudad más austral del mundo, cuando frente a una ventana y en amable conversación junto a Allende, Galeano conoció la nieve. “Vi nieve por primera vez con Allende. Y me pareció deslumbrante por su suavidad…yo no sabía que la nieve era tan suave, era algo que acariciaba el aire, que acariciaba la noche, me quedé como embelesado, hipnotizado, lo cual nos dio pretexto para tomarnos un segundo whisky con Salvador. Después de esa misión periodística, se nos convirtió en costumbre visitarnos …
Uno de tantos pasaje en la vida del Presidente Allende y su relación con Magallanes, campañas electorales para el Senado y la Presidencia de la República, recorridos por las estancias australes, intervenciones en asambleas de trabajadores, discursos en diversos recintos de la ciudad de Punta Arenas y otras comunas, lo llevaron a conocer y desarrollar una consideración especial por estas tierras, entonces no es raro que su gobierno impulsara el rol de ENAP como productor de gas para el abastecimiento de la región y su posterior distribución mediante la construcción de una red que llega a mas de 15000 viviendas (GASMA). Desarrolla las comunicaciones para la Zona Austral por la vía de potenciar las instalaciones de ENTEL CHILE en la región, amplía y construye el edificio de correos y telégrafos en Punta Arenas y Natales. Impulsa el desarrollo de la Universidad Técnica del Estado, UTE. Desarrolla el Barrio Industrial, el Picladero para agregar valor a lanas y cueros, profundiza la Reforma Agraria y la importación de miles de cabezas ganado vacuno, construye el Frigorífico de Porvenir, Construye la Fábrica de ladrillos Kon Aiken a 32 km al Norte de Puta Arenas con recursos CORFO importando maquinaria española, proyecta la Pavimentación de 58 km de calles en la región, mandata a la estatal LAN CHILE para cubrir la Zona Sur Austral desde Llanquihue al sur mejorando la infraestructura aeroportuaria regional. Paradójicamente mandata a su ministro del Interior Jose Toha, para hacer entrega de la Isla Dawson a la Armada de Chile de manera de potenciar las tareas de resguardo de nuestro Mar Austral.
Ya sabemos cuál fue el uso que dio la Armada de Chile y la Dictadura a esta isla.
También sabemos cuál fue el destino de las obras y empresas estatales desarrolladas por el Gobierno Popular en Magallanes, saqueo y robo más conocido como privatización, pillaje embestido de empresariado. Repartija, nuevos ricos, persecución de trabajadores, exonerados y todo un nuevo orden impuesto por la fuerza.
Podríamos seguir nombrando iniciativas que se concretaron en tres años de gobierno y otras tantas que estaban comprometidas para ser desarrolladas en el año 1974.
Sin duda las obras de su gobierno en Magallanes ratifican el compromiso con el pueblo austral, como lo hiciera en todo el país, pero es fundamental entender que a 53 años del triunfo del Presidente Allende y repasando su intervención en el Estadio Nacional del día 5 de Noviembre de 1970. Lo que este año conmemoramos trasciende a una fecha puntual y sus consecuencias.
Dijo el pueblo: «Venceremos», y vencimos.
Aquí estamos hoy, compañeros, para conmemorar el comienzo de nuestro triunfo. Pero alguien más vence hoy con nosotros. Están aquí Lautaro y Caupolicán, hermanados en la distancia de Cuauhtémoc y Tupac Amaru.
Hoy, aquí con nosotros, vence O’Higgins, que nos dio la independencia política, celebrando el paso hacia la independencia económica.
Hoy, aquí con nosotros, vence Manuel Rodríguez, víctima de los que anteponen sus egoísmos de clase al progreso de la comunidad. Hoy, aquí con nosotros, vence Balmaceda, combatiente en la tarea patriótica de recuperar nuestras riquezas del capital extranjero. Hoy, aquí con nosotros, también vence Recabarren con los trabajadores organizados tras años de sacrificios.
Hoy, aquí con nosotros, por fin, vencen las víctimas de la población José María Caro; aquí con nosotros, vencen los muertos de El Salvador y Puerto Montt, cuya tragedia atestigua por qué y para qué hemos llegado al poder.
De los trabajadores es la victoria.
Del pueblo sufrido, que soportó por siglo y medio, bajo el nombre de Independencia, la explotación de una clase dominante incapaz de asegurar el progreso, y de hecho, desentendida de él. La verdad, lo sabemos todos, es que el atraso, la ignorancia, el hambre de nuestro pueblo y de todos los pueblos del Tercer Mundo, existen y persisten porque resultan lucrativos para unos poco privilegiados.
Pero ha llegado por fin el día de decir basta. ¡Basta a la explotación económica! ¡Basta a la desigualdad social! ¡Basta a la opresión política!
Así el Presidente iniciaba el discurso y con ello su gobierno.
Así marcaba a fuego lo que sería su conducta futura, así entonces, desata todo el odio y toda la rabia que la clase dominante podía acumular para luego descargar en contra de todo un pueblo.
Es el año del cincuentenario del Golpe Militar y Civil, pero también es el cincuentenario de la reacción en contra de un proceso social y político que demostraba que la justicia social era posible, que en paz nuestro país podía construir una sociedad más justa. La esperanza había inundado a todo un pueblo que se organizaba e torno a un proyecto propio y eso debe ser detenido a cualquier costo.
Cuarenta medidas comprometidas, que se cumplían.
Medio litro de leche para cada niño, tenía implicancias demasiado peligrosas para la supremacía privilegiada.
Así Salvador Allende se transforma en el Presidente latinoamericano de mayor connotación mundial, innumerables calles, plazas, pequeños poblados, facultades universitarias y escuelas llevan su nombre por todo el mudo.
Al conmemorar este cincuentenario, debemos entender que lo que se truncó hace 50 años, fue el único proceso de trasformación social real y profundo que el propio pueblo de Chile haya protagonizado alguna vez, que fue la esperanza y la alegría del pueblo, la que se aniquiló un 11 de septiembre de 1973 y que el futuro solo será promisorio para las grandes mayorías, si nuevamente se transforman en protagonistas de procesos sociales profundos, amparados en la fuerza de la razón y la convicción para construir la más amplia unidad social y política posible.