A fines de diciembre de 1960, el regidor del partido Radical Jorge Cvitanic Simunovic expuso ante sus pares en reunión ordinaria de la Ilustre Municipalidad de Punta Arenas, la necesidad que la antigua provincia de Magallanes contara con una sede universitaria.
Si bien, se trataba de una idea que el político venía madurando hacía tiempo, fueron los encuentros nacionales de municipalidades efectuados en Arica, Antofagasta y Valdivia, a los que acudió en representación de la alcaldía local, los que le permitieron conocer la realidad de las sedes universitarias que tanto la Universidad de Chile como la Universidad Técnica del Estado (UTE), desplegaban a lo largo y ancho del país.
Ante la sorpresa de los ediles, Cvitanic reveló lo acontecido con otras ciudades que habían adoptado el modelo universitario de recibir en sus zonas de origen, a las casas de estudios superiores radicadas en Santiago y de la conveniencia que tal medida podría significar en Magallanes:
“La mayoría de los egresados de la educación secundaria fiscal y particular como de la enseñanza industrial de Magallanes, deben resignarse a aceptar estoicamente la limitación de sus recursos económicos y renunciar a la posibilidad de estudios superiores en el norte del país. Estos contingentes que año a año egresan de los establecimientos de la enseñanza media, viven al vaivén de las circunstancias, que no siempre son propicias”.
En su exposición, el regidor Cvitanic se abocó a detallar las cualidades de la UTE y de establecer formalmente en punta Arenas, cursos universitarios con el grado de técnicos, impartidos por aquella institución: “Si observamos el funcionamiento de las diversas escuelas dependientes de la Universidad Técnica, podremos comprobar fácilmente que ella se ajusta estrictamente a las riquezas naturales y a la economía de cada región. Nada más lógico, entonces, que sus escuelas de minas funcionen en la región de la minería y que los técnicos en tejidos se formen en la zona de producción textil, y que los constructores navales los forme a orillas del río Valdivia, donde existen grandes astilleros”. Y se preguntaba: “¿Por qué nosotros no podemos, también, contar con cursos universitarios del grado de técnicos, que se adapten al imperativo de la industria regional, sea ella relacionada con el petróleo y otra actividad importante de la provincia?”
Recordemos que para esa época sólo existían ocho universidades en todo el país: las ya mencionadas, U. de Chile y U. Técnica del Estado con sus respectivas sedes regionales; la Pontificia U. Católica de Chile en Santiago; la U. de Concepción; la U. Católica de Valparaíso; la U. Técnica Federico Santa María de Valparaíso; la U. Austral de Chile, en Valdivia y la U. del Norte, en Antofagasta. Oficialmente, los cursos técnicos se inauguraron en Magallanes el 2 de mayo de 1961 y constituyó un triunfo personal para Cvitanic. Meses antes, había obtenido un escaño en el parlamento como diputado en representación de nuestra provincia, un logro que coincidió con la llegada de la UTE a Punta Arenas.
En 1965, con la puesta en marcha de la carrera de Ingeniería con mención en Petroquímica, se le reconoció como un organismo autónomo y en condiciones de impartir una educación profesional con planes y programas de cuatro años de duración, con independencia de los cursos técnicos y de los distintos talleres de capacitación laboral que se realizaban en horario vespertino. Además, el Ministerio de Educación le concedió autonomía a la sede regional para conferir sus títulos y grados académicos. Estos avances en el ámbito de la educación universitaria se complementaron, con la instalación en nuestro territorio del Instituto Nacional de Capacitación Popular (INACAP), cuya sede provincial fue estrenada por el presidente Eduardo Frei Montalva, en la visita que hiciera a Magallanes en abril de 1968.
Mientras tanto, la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales (SCEE) continuaba ejecutando grandes obras de infraestructura en toda la provincia. Para la Educación Media, se habían terminado de edificar los modernos y amplios pabellones del Liceo de Hombres y de Niñas; del Liceo Comercial y de la Escuela Industrial. Al respecto, no podemos olvidarnos del proyecto implementado por la congregación salesiana en Porvenir, cuando después de mucho esfuerzo y superando contratiempos de carácter burocrático, fundaron la Escuela Agropecuaria Las Mercedes en 1960. En ese período, las mejoras se extendieron con creces a la educación primaria, lo que se evidenció durante la administración del joven intendente Mateo Martinic Beros.
Consecuente con la reforma en todos los niveles de enseñanza impulsada por el gobierno de Frei Montalva (1964-70), en Magallanes, el intendente Martinic lideró personalmente el proceso de construcción de varios recintos escolares. En Punta Arenas, se levantaron los edificios para las escuelas N° 5 en el Cerro de la Cruz; N°20 en la población Playa Norte; la de la escuela Bernardo O´Higgins Riquelme; la de Río Seco y de Barranco Amarillo, denominada como Edelmira Rebeca Aguilar; la de la población Williams, la escuela Hernando de Magallanes en la población Carlos Ibáñez; y la escuela levantada en terrenos donados por la Sociedad Portuguesa, creada a partir, de la fusión de las antiguas escuelas de mujeres N°2 y N°16, llamada más tarde, escuela Portugal. En Última Esperanza se crearon también, las escuelas Juan Ladrillero en Puerto Natales y la G-6, en la localidad de Puerto Edén.
En marzo de 1973, la SCEE entregó a la comunidad de Punta Arenas, la escuela N°8 del Barrio Sur. Un año antes, producto de los resultados obtenidos en la escuela de verano auspiciada en el austro por la Universidad Católica de Valparaíso, se fundó en Punta Arenas, el Departamento Universitario Obrero Campesino (DUOC).