No es lo que imaginamos [Por Mauricio Vidal Guerra]

2 de septiembre de 2023

Es bueno hacerse la pregunta directamente: ¿En qué se ha beneficiado la región de que el Presidente de la República sea magallánico? He hecho un repaso desde el 11 de marzo de 2022 y este fin de semana abriendo el mes de septiembre de 2023, y la verdad no encuentro algo potente y que intente cerrarme la boca a punta de ejemplos y datos duros y certeros. No hay caso.

Y mientras intentaba hacer una lista con cuestiones que algo equilibren las sensaciones de la mayoría de las personas hoy en día, me fui encontrando con otra lista, que se asemeja a paladas de tierra que siguen abriendo el orificio. Donde continúan cavando para su propia tumba, sin siquiera entender lo que hacen. Es triste, la verdad. Ya no es preocupante. Porque la verdad a demasiada gente dejó de importarle. Es verdad que la clase política en su totalidad aburrió a la sociedad. A los políticos ya no los quieren ni un poquito. Están desconectados, y es fácil estarlo cuando sus vidas son tan distintas a la de la mayoría de los ciudadanos.

Pero hagamos un recuento… Un simple resumen de cuestiones que son reales y que pareciera que a la administración local sencillamente no le interesan. O mejor dicho, prefieren guardar silencio convencidos de que así se esfumarán con el tiempo.

-El mal trabajo que se ha hecho en comunicaciones. La falta de estrategia, el no entendimiento de la comunicación política, el inadecuado uso de las plataformas digitales y la escasa vocería.

-El nombramiento de seremis o directores de servicios que no son de Magallanes y que llegan a conocer la zona y a su gente. Técnicamente pueden ser buenos, pero están lejos de conocer las realidades locales, costumbres, identidades y la experiencia propia de vivir y crecer en este territorio.

-La desaparición periódica de seremis. varios simplemente no aparecen cuando deben hacerlo, y evitan entrevistas difíciles para no complicar su permanencia en el cargo. Silencios incómodos, vacaciones en momentos inadecuados, la no asistencia a algunos medios de comunicación, e incluso la falta de preparación y conocimiento del funcionamiento del servicio público o de sus propias carteras.

-La falta de seriedad y de respuestas lógicas y acordes de autoridades del Trabajo, Sernameg y afines, a la hora de denuncias de maltrato laboral, o acoso sexual en instituciones oficiales, de Gobierno, o que se relacionan con el poder local.

-La impresentable persistencia de avalar a una persona que ocultó la verdad, con compleja situación económica en el ámbito personal pero que a la hora de asumir un cargo público mancha a la administración que representa. El Caso Mimica es el más emblemático respecto de la falta de respeto a la gente de Magallanes, al amiguismo y los pitutos, al apellido, y al hacerse los desentendidos de diversas faltas graves que han salido a la luz pública, y otras que saldrán próximamente.

-La mala elección de sus representantes más importantes, como Luz Bermúdez y Arturo Díaz en su momento que terminaron fuera de sus cargos sin mucha pena ni gloria, y ni hablar de sus reemplazantes como José Ruíz y Andro Mimica. La falta de cercanías, conocimiento y voluntad descentralizadora los hace fusibles poco eficientes y escasamente servibles en dichos puestos.

-El poco conocimiento del funcionamiento de las redes sociales y su utilización positiva, la nula experiencia en la toma de imágenes, la poca voluntad en informar adecuadamente a través de esos canales, y la búsqueda de militantes más que de gente que sepa del tema. Todo lo anterior los desnuda diariamente frente a temáticas cruciales para estos tiempos.

-La sordera y la supuesta superioridad moral que hace que sigan (no sabemos hacia dónde) convencidos de que lo están haciendo bien. La falta de experiencia y de sentarse a escuchar a NO militantes los tiene sumidos en un mundo paralelo, casi inexistente para el 80% de la ciudadanía. Porque siguen y seguirán gobernando para el 20% que mantienen su apoyo.

-El nulo beneficio para la región respecto de que el Presidente de la República sea magallánico.

-No ha existido ninguna política pública trascendente y transversal que se ocupe de los verdaderos e históricos problemas que aquejan a la región. Nada en conectividad, nada en potenciamiento del turismo, nada en el mejoramiento del transporte público y conexión local (salvo la insistencia en los nuevos semáforos y la futura, muy futura, Unidad de Control de Tránsito igual que en Santiago), nada de respuestas a la gente de Tierra del Fuego mientras Porvenir se apaga un poquito todos los días…

Tan solo algunos datos, y que sigan sucediendo se hace difícil de entender.

El andar con la bandera de Magallanes al hombro pareciera más una campaña de marketing que otra cosa. El tenerla pegada en la mochila, o cocida en la solapa de la chaqueta tiene más aires de moda que de un concepto real que tenga vínculos ciertos con nuestra identidad y necesidades que vienen hace décadas.

No hay mucha diferencia entre la administración de Sebastián Piñera y la actual. En términos administrativos es poco y nada en lo que se puedan diferenciar. En el discurso local menos. Y ni hablar de la autonomía en la toma de decisiones, incluso en eso hoy vivimos tiempos peores que los pasados.

Arrepentimiento no, pero sí frustración y desencanto. Pero esas sensaciones son más profundas y están lejos de poder ser ahuyentadas. Porque a esta altura las señales son de que nada cambiará mucho. Y las promesas de campaña, y el programa de Gobierno, será un imposible de cumplir.

Todo esto, sumado a las pocas posibilidades de que las reformas Tributaria y de Pensiones tengan algún espacio real para hacerse realidad. Con una oposición escasa de ideas y dispuesta a trabar todas las ruedas, se nos vienen tiempos donde el bucle de hacerse la vida imposible entre los partidos políticos de izquierdas y derechas terminará por hundirnos cada vez más.

Y sí, no es ni será lo que imaginábamos…

Escrito por: Mauricio Vidal Guerra, periodista, director ZonaZero.cl