Los guanacos podrían ser considerados fácilmente una medida de las cosas. Un indicador de la realidad. Al menos en el sur del planeta.
A mayor volumen de guanacos menos personas. O también: a mayor número de ejemplares de guanacos menos actividad agropecuaria. Menos ovejas. Menos vacunos. Menos caballos. Estos tres animales súper vinculados a los seres humanos y su cultura campestre.
No son excluyentes guanacos y personas, pero el problema del espacio disponible y del espacio utilizable, existe. Las necesidades siempre son muchas y los recursos limitados, como reza una regla de la economía.
En Santa Cruz (Argentina), por ejemplo, los ganaderos vienen denunciando hace una década que hay pasturas para alimentar a 5 millones de animales en esta región de la Patagonia.
El conflicto surge porque hoy en día los baqueanos calculan que hay entre 2.5 y 3 millones de guanacos en la provincia argentina. Justo del otro lado, Magallanes y Tierra del
Fuego, en Chile, los ganaderos estiman que hay alrededor de 500 mil ejemplares.
Es decir que sumando la región sur de Chile y la Argentina los ejemplares oscilan entre los 3 y 3.5 millones.
En Santa Cruz se calcula que el número de ovejas llega a los 2.5 millones.
En Magallanes, lugar de Chile que concentra la actividad ovina, hay entre 1.5 y 2 millones de ovejas. Alguna vez hubo alrededor de 4 millones.
De modo que si efectivamente en Santa Cruz hay pasturas para alimentar 5 millones de animales y los guanacos suman 3 millones, pues, solo queda comida para 2 millones de ovejas, vacunos y caballos.
En Chile, el Servicio Agrícola Ganadero (SAG), asegura que los ejemplares de guanacos en esta región de Chile son la mitad, unos 250 mil. La discusión permanece.
“Desde el 2006 en Santa Cruz se empezó a decir que había muchos guanacos. Suponíamos que eran unos 500.000 y que sin un plan estratégico entre 2010 y 2015 llegarían al millón. Hoy estamos en 2023 y estimamos que hay 2,5 y 3 millones de guanacos. Se triplicó la población, y también hay guanacos en Chubut, en Río Negro, en Tierra del Fuego, en Chile, y todo está como excesiva y celosamente conservado. El fracaso ha sido que no ha habido una visión integral de largo plazo”, señaló el ruralista santacruceño Miguel O’Byrne, del Instituto Ganadero de Santa Cruz a “Bichos de Campo”.
El ruralista estima que además un 20% de los animales se pierden debido a la multiplicación de predadores como el puma y el zorro colorado.
En la misma región hay parques como el Patagonia, auspiciado por la Fundación Rewilding de Kris Topmkins (esposa del fallecido multimillonario Douglas Tompkins) que albergan y conserva una gran cantidad de fauna que limita el crecimiento de la actividad humana.
Los ecologistas aseguran que los guanacos que habitan sus parques no suelen salir de las fronteras protegidas.
“Si esto no se ataca de fondo, para el 2050 vamos a tener un gran paisaje patagónico, pero vacío de lo que hubo cultural e históricamente”, sentenció O’Byrne.
El sueño nihilista del millonario
En los 90 cuando Tompkins hizo su aparición estelar en el sur de Chile un grupo de empresarios chilenos se reunió con él y le solicitaron su visión de desarrollo para la región más austral del mundo.
¿Ganado? No, respondió el creador de North Face.
¿Salmonicultura? No, continuó.
¿Qué, entonces? Nada.
La idea de fundaciones como Rewilding es vaciar de seres humanos los territorios del sur de Chile y la Argentina y reintroducir especies extintas o en peligro de extinción que alguna vez, miles de años atrás , poblaron la Patagonia.
Suena a teoría conspirativa sino fuera porque la propia fundación ha revelado sus intenciones. Una suerte de “Parque Jurásico” de Michel Crichton pero, claro, en verdad y en un rincón alejado de todos los mapas y civilizaciones.
O’Byrne ha apuntado que en el Parque Monte León de Santa Cruz no hay ovinos desde el 2002. Por su lado, el diputado chileno, Miguel Ángel Calisto, también denunció que los campos comprados por los Tompkins en Aysén fueron vaciados de baqueaños y sus animales.
El proyecto es una Patagonia “recuperada” y totalmente desequilibrada desde el punto de vista de las personas que ya no tendrían nada que hacer allí.
El ser humano en peligro de extinción
El guanaco no está en peligro de extinción en el sur, pero acerca de la presencia de los seres humanos se podría decir algo muy distinto. Hace unas semanas el guanaco fue incluido en el apéndice 2 de la Convención sobre la conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, en el marco de la 14.ª Reunión de la Conferencia de las Partes (COP14, por sus siglas en inglés) en Uzbekistán. Una noticia que fue festejada por el Parque Patagonia de los Tompkins.
Del lado chileno las cosas no están mejor. La región de Magallanes pasó de tener 4 millones o más de ovinos a 1.4 millones aproximadamente en medio siglo. También allí las ovejas compiten en espacio contra el guanaco, el puma, el zorro y la sequía.
“Hace 10 años teníamos 2 millones 100 mil ovinos y ahora tenemos un millón 400 mil y no es porque hayamos querido bajar el número de animales porque no fuera rentable, sino que no está el forraje en la pradera para ello”, señaló Gerardo Otzen, presidente de la Asociación de Ganaderos de Magallanes (Asogama) a La Prensa Austral.
La preservación del guanaco, el rechazo a toda actividad industrial incluyendo la salmonicultura y el hidrógeno verde, son parte de una misma línea discursiva. De un proyecto mayor que a esta altura de los acontecimientos ya no puede ser negada.
En su reciente discurso de cierre de la Exposición Ganadera de Magallanes en Punta Arenas, Otzen fustigó al presidente Gabriel Boric exigiéndole que la industria del salmón deje de ser asediada por el propio gobierno y las ONGs.
La “industria es asediada por el gobierno central y ONG’s que pretenden fijar el rumbo de lo que debemos hacer en nuestra región, y que no es más que declarar a Magallanes como un gran Parque Nacional para Chile y donde a su parecer, el salmón no tiene cabida”, subrayó.
Organizaciones extranjeras como Rewilding y Greenpeace y empresas como Patagonia Inc. aparecen en la letra chica de todas las manifestaciones, ataques y recursos judiciales contra el desarrollo económico de la Patagonia.
Hace unos días en Aysén y en el marco de la llamada Ley Lafkenche se estuvo muy cerca de entregar, con el impulso de dependencias del gobierno de Boric, más de 620 mil hectáreas de mar a dos grupos familiares con antecedentes de pueblos originarios.
Curiosamente o no, en las hectáreas que pretendían ser entregadas por organismos estatales se desarrolla la salmonicultura y la pesca artesanal. De este modo las dos actividades esenciales para la región habrían quedado seriamente condicionadas.
“Las autoridades hace 15 años están diciendo que hay sobrepoblación de guanacos. El SAG todos los años hace estudios de población, en febrero. Algunos lo cuestionan, pero lo oficial es lo que señala el SAG y esta sobrepoblación, definitivamente, está jugando en contra de la pradera. Nosotros los ganaderos no estamos contra el guanaco, lo que hay que hacer es controlar sobrepoblación. Por tanto, tienen que haber cuotas de caza, que las hay, pero son tan altos los costos que tiene para las empresas interesadas que al final desisten o, solamente cazan dos mil ejemplares al año, es nada. El SAG podría entregar permisos de hasta 20 mil guanacos, debido a la sobrepoblación que existe”, dice Otzen.
“En 1978 existían 28.000 guanacos situados en Timaukel y Torres del Paine, hoy existe una población mayor a los 500.000 ejemplares”, agrega.
De manera que aunque ocupan espacios distintos ganaderos, pescadores artesanales y salmonicultores han terminado siendo atacados por el mismo frente de tormenta.
Sin salmonicultura, pesca artesanal y ganadería se perdería todo el sustento económico de la Patagonia chilena.
Es un hecho que los vecinos de ciudades como Punta Arenas y Puerto Natales en Magallanes siempre tienen presentes en sus discusiones.
Cuando Tierra del Fuego rechazó por ley y para siempre la salmonicultura fue justamente Greenpeace una de las organizaciones que más festejo.
Lo curioso (o no) es que las organizaciones internacionales que pisan fuerte en Chile y la Argentina no están ni remotamente preocupadas por los trabajadores del mar o del campo. En abril del 2023 el velero Witness de Greenpeace recaló en Puerto Nahales donde los fueron a recibir trabajadores de la salmonicultura y representantes del pueblo Kaweskar, pero la tripulación decidió no bajar para evitar el diálogo con los vecinos.
“Ya tenemos una gran parte de la provincia despoblada de ovejas. Pero bueno, se está produciendo un ecocidio del suelo. Eso es lo que más nos preocupa, porque nos estamos quedando sin productores, pero además nos estamos quedando sin suelo”, señaló el ministro agropecuario de Santa Cruz, Adrián Suárez presidente del Consejo Agrario Provincial (CAP).
El consumo de un guanaco, explica la
gente de campo, equivale a una oveja y media.
En Santa Cruz se calcula que hay alrededor de 2.5 millones de ovejas y de guanacos al menos 3 millones. En la década del 40 había 8 millones de ovejas y hace 20 años unos 700 mil guanacos.
“El guanaco expulsa a los productores santacruceños y urge encontrar soluciones”, señaló en un comunicado reciente la Federación de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz (FIAS)**
“Es fundamental reconocer que su expansión y desmanejo genera efectos perjudiciales en los pastizales, fuentes de agua y seguridad vial”, advierten.
Los productores subrayan que el guanaco consume una cantidad importante de los recursos alimenticios en perjuicio de las existencias disponibles para el ganado.
“Esta competencia por el agua y fundamentalmente por el alimento, ha afectado directamente a la producción ganadera de la región, comprometiendo su aporte a la economía y a la cultura local, hecho del que hemos sido testigo en estos días, a raíz de la viralización de un video donde un productor y su familia debían despedirse de la producción ovina debido al volumen de guanacos en su campo”, dice la FIAS.*
Según el Servicio Agrícola y Ganadero (Sag) de Chile la población estimada en toda el área de uso agropecuario regional ronda los 266.854 guanacos. Los ruralistas aseguran que hay el doble.
“El guanaco está provocando un ecocidio” dijo tiempo atrás Stuart “Chacho” Blake, biólogo, dueño de la estancia Killik-Aike Norte** y miembro hace años de World Wildlife Fund”, a La Nación.
“El deterioro del suelo es impresionante. Impactan la sequía y estos animales. Hay raciones de pasto para alimentar entre 4 y 5 millones de animales por año pero entre ovejas y guanacos hay 6,5 millones. Hay bocas de más comiendo en un territorio muy frágil, con lo que tendremos un suelo más desnudo, agregó O’Byrne.
Un artículo del 2019 en La Nación mencionaba acerca del proceso de rewilding y desaparición del ganado ovino: “en las miles de hectáreas compradas por la Fundación Flora y Fauna Argentina con ayuda de sponsors millonarios, se inicia un proceso de rewilding: se elimina la producción agrícola o ganadera existente hasta entonces, por lo que los animales típicos de la región se adueñan del paisaje. Además, se trae de vuelta a las especies que se habían extinguido. Todo esto hace que se regenere la cadena ecológica original”.
Las zonas protegidas y donde la actividad económica está en franco retroceso se extienden como un manto sobre el sur.
En la actualidad el Parque Nacional Monte León (tierras pagadas por Douglas Tompkins) cuenta con 70 mil hectáreas protegidas. En marzo de 2023 el gobierno chileno aceptó la donación de casi 100 mil hectáreas cerca de Punta Arenas en Cabo Froward. La donante fue Kris Tompkins.
Por su lado, el Parque Nacional Patagonia posee otras casi 100 mil hectáreas protegidas.
En la Patagonia la humanidad está perdiendo.
Fotografías: Iván Gómez/Ciro González.