El presente y futuro de la salmonicultura está en claro riesgo en la Región de Magallanes. No es algo nuevo lamentablemente, y tampoco es algo que ha tratado de ser solucionado o protegido por las autoridades de turno. Es más, antes de ser autoridades varias de las mismas apuntaron a terminar con la actividad a nivel local.
La pregunta que nos debemos hacer es si realmente lo que ocurre con la actividad económica que más aporta al Producto Interno Bruto regional es debido a ignorancia, falta de información o simple ideología bien financiada desde otros lugares del planeta. Es una pregunta justa frente a tanta falta de certezas y respuestas claras cuando se habla de la industria salmonera y su futuro en Magallanes. Mientras por un lado el propio gobernador regional, Jorge Flies, dice que la salmonicultura es y será la actividad más relevante localmente en los próximos diez años, por otro entrega señales que no van de la mano con querer conservar dicha actividad por mucho tiempo.
Ni hablar de la pasividad del delegado presidencial al hablar del tema, o de las propias seremías que sencillamente se han desentendido de la crisis. Y dejan todo en manos de ministras y ministros que cuando vienen a la región, o no hablan de la problemática o repiten discursos ya escuchados cada vez que vienen.
Y otra pregunta: Si quieren acabar con la industria, qué actividad tienen lista para poner en marcha, dejando de lado el deseo de que al famoso hidrógeno verde le vaya bien dentro de una década?
Cuáles son los proyectos en los cuales han trabajado en todo este tiempo? Qué se ha hecho frente a la subida del desempleo en el último año, o qué es lo que se ha hecho en términos de la famosa «reconversión» laboral?
Cómo se ha enfrentado la baja del consumo de la ciudadanía y su repercusión en la economía? O por qué no hay casi ninguna nueva industria? O baja inversión, ni grandes proyectos?
La reconversión no solamente tiene que ver con el cambio de un trabajo a otro, si no más bien con el dinero. Pasar de ganar $1.000.000 a pasar a ganar $500.000 es demasiado diferente. Son dos mundos totalmente distintos. Y cuando no se vive de esta actividad es fácil salir a gritar «que se vayan», o querer terminar con la industria porque a ti no te influye en el bolsillo. Porque están pensando de manera individual e irresponsable para con los que después les piden votos y apoyos. Es una locura y una incongruencia.
Debemos cuidar nuestro territorio y medioambiente? Sí, absolutamente. Pero tenemos que encontrar los equilibrios, dejar de lado las ideologías, y el financiamiento extranjero que tiene otros intereses que no necesariamente tienen que ver con nuestro presente y futuro como sociedad.
Mientras siguen peleando y discutiendo, o haciéndose los desentendidos, hay miles de personas que se han quedado sin trabajo, y otros cuantos cientos que podrían perderlo en los próximos meses. No es comprensible que aún no se entienda la mezquindad de un pensamiento, y lo peligroso e irresponsable de que no importe el cómo vive, come y se sustenta el que tenemos al frente. Piense como piense.