Uno de los significados que uno encuentra en un diccionario, o a través de internet, de la palabra libertad es: «La facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos». Otro dice que es un «estado o condición de quien no es esclavo». También te encuentras con las siguientes letras: «Es la capacidad humana de actuar por voluntad propia, sin que se le imponga la dirección o manera de tomar y ejercer sus decisiones. El ejercicio de la libertad implica asumir la responsabilidad por los actos propios y las consecuencias de estos para una o uno y para otras personas».
Y la más conocida afirma que «mi libertad termina donde empieza la tuya»… Que puntualmente significa que tu libertad no debe pasar por encima de la de alguien más. Es decir que tus actos y decisiones no deben dañar o limitar el actuar de alguien más.
A propósito de la estrategia anunciada ayer por el Presidente Boric, acerca de colocar el aborto como tema de discusión, podríamos caer en dicho juego y profundizar en variadas temáticas al respecto. Pero pienso que no existe ni el tiempo, ni las ganas de la ciudadanía, de especificar en dichas cuestiones. Es claro que desde el movimiento español «Mi voz, mi decisión», se está promoviendo con fuerza y con acuerdos entre las izquierdas, el llevar adelante el debate y confrontarlo con las derechas del mundo que se han coordinado en sus acciones de mucha mejor manera que sus oponentes. Suena más a eso, que a una real decisión respecto del programa de Gobierno, el haber elegido este preciso momento para colocarlo sobre la mesa.
A no perdernos, hay una estrategia, más allá de nuestras narices. Será el tema que quieren discutir, y que piensan seguirá resquebrajando las confianzas por sus miradas ridículamente distintas entre quienes están a favor y en contra de dicho acto.
Que vale la pena decirlo, no debiera ser ni tema a estas alturas de la historia. Cada cual, debe decidir sobre su cuerpo. Y de eso se trata la libertad al fin de cuentas… De que nadie sea dueño de lo que pienses, y nadie te impida el tomar decisiones bajo tu propia responsabilidad. Y si usted no está de acuerdo, sencillamente no lo haga. Una cuestión de respeto, ni más ni menos.
Algo así como… : Viva y deje vivir.
Lo que más me llama la atención de todo esto, que parece un viejo cuento repetido, es que cuando se defienden otras libertades hay hasta campañas publicitarias. No existen personas que piensen exactamente igual sobre diversos temas, y además es muy conveniente mezclar cuestiones de este tipo con religiones, creencias, militancias, y experiencias personales y familiares.
Para que todo lo anterior se entienda con mayor claridad, tendríamos que avanzar en el respeto mutuo de cómo piensa cada uno, y en escucharnos. En tener la capacidad de hablar y dialogar sin atacar ni apuntando con el dedo acusador o burlesco. Sin pararse de la mesa o retirarse de una cuenta pública cuando no te gusta lo que escuchas. Eso demuestra no tener tolerancia, y menos las capacidades para ayudarnos como sociedad a ser más evolucionados y mejores personas. Parece que es más fácil tratar a la gente como esclavos, y que hagan solamente lo que les gusta que hagas. Y que pienses como les gusta pensar a ellos o ellas.
Y ojo, que desde cualquiera de los dos extremos se comportan de manera muy similar. La cancelación, la funa, el odio, la sobreexposición de alguien que no piensa como tu, o cualquier acción que denoste al que tiene otro pensamiento.
Es un hecho que no se entiende de verdad lo que es la libertad, de lo contrario no habría esta especie de competencia para ver quién tiene el real significado de tan manoseado concepto.
Aunque finalmente, te das cuentas que a la libertad también la van amoldando, siempre a expensas de subjetivas conveniencias.