Este jueves, la ciudad capital de la provincia de Tierra del Fuego cumplirá 130 años de vida. Sus orígenes se encuentran asociados inexorablemente, a los primeros aventureros y buscadores de oro. El 20 de junio de 1894, se promulgaba el decreto firmado por el presidente de la República Jorge Montt Álvarez, que fundaba la futura ciudad de Porvenir.
Para establecer el nuevo poblado se destinaron 1.000 hectáreas. En el transcurso de ese primer año se entregaron 26 sitios para su utilización. En la página 210 del primer tomo de su famoso “Censo general del Territorio de Magallanes” el médico Lautaro Navarro Avaria asegura que en 1906 ya se ocupaban 86 hectáreas, con un total de 59 manzanas, de las cuales, sólo 25 estaban pobladas. La ciudad tenía dos avenidas, John Williams y Francisco Sampaio, de 50 metros de ancho. Las demás calles, Carlos Wood, Dublé Almeida, Óscar Viel, Damián Riobó, Jorge Schythe, Samuel Valdivieso, Daniel Briceño, Soto Salas, y Manuel Señoret eran de 25 metros de ancho. Nosotros hacemos el alcance que Porvenir es la única ciudad de Magallanes, en donde las arterias de su casco histórico llevan los nombres de todos los gobernadores que tuvo el territorio en el siglo XIX y principios del XX.
Según Lautaro Navarro, la población era mayoritariamente masculina: 73,02% de hombres contra un 26,97 % de mujeres. Para aquel entonces, Porvenir tenía una población de 519 habitantes, 296 extranjeros lo que representaba un 57,03% y 223 chilenos equivalente a 42,96%. Lo más sorprendente era la nacionalidad y el sexo de los extranjeros: 15 alemanes, 13 argentinos, 167 austro húngaros (después llamados yugoslavos, croatas), 1 brasilero, 3 daneses, 13 españoles, 3 franceses, 45 ingleses, 17 italianos, 7 norteamericanos, 2 noruegos, 1 paraguayo, 1 portugués, 3 rusos, 1 sueco y 4 uruguayos. En total, 236 hombres y 60 mujeres.
En cuanto a infraestructura, los únicos edificios públicos de Porvenir eran la iglesia, la casa parroquial y el cuartel de policía; se carecía de agua potable, servicios de desagüe y pavimento en calles y avenidas. El alumbrado público se obtenía de faroles de petróleo. En 1906, de las 111 casas que constituían el pueblo, 103 eran de un piso y sólo 8 viviendas de dos niveles.
De acuerdo con los apuntes del profesor Carlos Garay Miranda, plasmados en su libro “Porvenir un paseo histórico por la Tierra del Fuego chilena”, el territorio Mariano Guerrero Bascuñán, acogiendo una iniciativa de los señores Rodolfo Stubenrauch y Juan Blanchard, fundó la primera escuela del pueblo en 1897. Su primera directora y profesora fue la señorita Lucrecia Rojas. Algunos vecinos como José Covacevich Costa, José Iglesias y Ramón Torres Martínez, cooperaron en la compra de libros y útiles para el establecimiento, entre los que se contaban 20 silabarios “El lector americano”, 10 libros de 1°, 2° y 3er año, 10 catecismos, 1 gramática Guillén, 1 tablero contador, 20 pizarras de piedra, 1 caja de tiza, 1 caja de plumas, y 5 bancas escritorio.
Posteriormente, la escuela se convirtió en 1909 en fiscal mixta N°5. Alumnos de este colegio, fueron los primeros en ver volar y aterrizar un aeroplano en Porvenir. El 1 de noviembre de 1916, el aviador David Fuentes Sosa cruzaba el estrecho de Magallanes en su monoplano “Talcahuano”, uniendo el continente con la isla en 23 minutos. Ese día, los pequeños del establecimiento le hicieron consultas al aeronauta sobre cómo era ver el mar desde el aire y Fuentes les explicaba lo fantástico y rápido, que resultaba viajar en un aparato hecho enteramente de fierro y tela con un solo motor.
Desde sus inicios, Porvenir tuvo una interesante y variada actividad comercial. El primer negocio debidamente acreditado, para el aprovisionamiento de los mineros, compra y venta de oro, transporte en general y cuidado de animales mayores, además de las ventas a los vecinos que poco a poco se iban instalando en el pueblo, lo realizó el almacén de José Covacevich desde 1893, incluso antes que se fundara oficialmente la nueva ciudad.
A contar de 1924, Porvenir empezó a solucionar su déficit eléctrico, cuando Cristóbal Lulic secundado después por Natalio Brzovic obtuvieron una concesión para crear la primera compañía de alumbrado de la comuna, servicio que fue traspasado años después a la municipalidad, la que resolvió adquirir una usina eléctrica el 27 de septiembre de 1937. Para lograr el funcionamiento de esta máquina, se empleaba carbón de Punta Arenas, transportado por vía marítima a la isla.
Porvenir tuvo desde 1928 un servicio telefónico propio. Ese año Mateo Covacic y Óscar Friedly fundaron la Compañía Telefónica de Tierra del Fuego, que se construyó en base a una red urbana de 43.000 metros lineales y 75 Kilómetros de red rural. Covacic aportó con los capitales y Friedly con el conocimiento técnico, pues había realizado estudios de mecánica y de electricidad en Buenos Aires. En vista de sus méritos, en Chile, se le otorgó el título de técnico electricista.
La Compañía Telefónica de Tierra del Fuego abarcó también, a las numerosas estancias diseminadas en la isla ideando distintos códigos lo que permitía establecer la comunicación. La empresa porvenireña que funcionó con sus dueños originales por más de cuarenta años, fue adquirida al momento del fallecimiento de Friedly, por la Compañía de Teléfonos de Chile y luego, por Movistar.
Recordemos que Óscar Friedly fue el mecánico que acompañó en el famoso raid al piloto militar italiano Mario Pozzatti en el histórico viaje Punta Arenas – Río Gallegos, el 29 de mayo de 1921, conocido como el primer vuelo internacional efectuado en la Patagonia.