Ganarle al frío, y aumentar el período de cosecha fueron parte e los desafíos que asumieron los agricultores. Hoy, están satisfechos con los resultados. Más de 175 millones de pesos ha invertido INDAP en los últimos años para apoyar a 24 campesinos con la infraestructura adecuada para desarrollar los cultivos sin suelo. Sin embargo, aún faltan recursos y cubrir una extensa demanda de más y mejores infraestructuras para albergar estos sistemas. “Las esperanzas están puestas en el aporte del Gobierno Regional y que podamos desarrollar un segundo convenio”, expresó Gabriel Zegers, director regional de INDAP.
Uno de los productores hidropónicos más antiguos y más reconocido por sus pares es Sergio Carrasco. Hace más de siete años comenzó tímidamente y hoy su producción, centrada en el sistema de raíz flotante, le ha dado excelentes resultados. «Costó al inicio que la gente entendiera, pero hoy saben que permite una producción más limpia, ahorra agua, es sana y cuida el planeta. La hidroponía es la siembra del futuro», señaló. En su predio, ubicado al norte de Punta Arenas, él mismo prepara los nutrientes que utiliza y los plantines.
«La primera vez que vi la hidroponía fue cuando visité Santiago y Paine en una gira técnica hace siete años. Allí conocí a una agricultora con mucha experiencia. Le pregunté si podía regresar y trabajar unos veinte días sin cobrar nada, solo para aprender la parte práctica. Así empecé», dijo. Hoy, con cálculos precisos, nutre y mantiene las condiciones óptimas para cosechar lechugas sanas y frescas, además de acelgas, ciboulette, cilantro y otros tipos de hortalizas.
Los costos de implementación en la zona van de los 5 a 7 millones de pesos, dependiendo de la extensión y otros requerimientos. Sin embargo, hay proyectos que superan los doce millones de pesos si consideran estanques de acumulación de agua.
Últimas lechugas
En los tres invernaderos, que suman un total de 540 metros cuadrados, Aurora Reyes todavía cuenta con la última producción de lechugas. “Creo que voy a tener hasta fin de mes, porque con el frío y la falta de luz no crecen más. La mayoría está cosechando hasta mayo, eso antes no ocurría; la hidroponía le ha dado un nuevo impulso a la producción”, comenta orgullosa la agricultora. Aurora ya está planificando el mantenimiento de los invernaderos y los equipos hidropónicos para reactivar la producción en septiembre, “y ojalá antes”, recalca.
Petar Bradasic, encargado de riego de INDAP, explicó que las bajas temperaturas y la falta de luz hacen inviable extender la agricultura en invierno. “Se podría calefaccionar y utilizar luz externa, pero el costo aumenta considerablemente, aún así la hidroponía ha permitido aumentar los meses de producción. En el pasado era impensado comprar lechugas regionales en el mes de mayo”, indicó.
El éxito del primer convenio entre INDAP y el Gobierno Regional por tres mil millones de pesos permitió dotar a la agricultura de la infraestructura necesaria. Los invernaderos de Metalcom, por ejemplo, permitieron más tarde realizar la hidroponía, ya que proporcionaron una base sólida para iniciar este tipo de cultivo en Magallanes.
Hoy en día, la tecnología hidropónica se está implementando en Isla Hoste, Estancia Kanasaka, ubicada al interior del parque nacional Alberto de Agostini, en el archipiélago de Tierra del Fuego. En el lugar, Eugenio Martínez y Ester Aguilar, lideran sus propios proyectos y en la próxima temporada, esperan contar con su propia producción.
Pero la historia de la hidroponía en el extremo sur, comenzó el año 2021 en la comuna de Cabo de Hornos, cuando INDAP, junto a la Municipalidad apoyó la instalación de los primeros proyectos de cultivo sin suelo. Esto permitió que la producción agrícola se extendiera a lo largo de más meses del año y enfrentara con éxito el duro clima invernal.
Manuel Ulloa, jefe de Prodesal de Cabo de Hornos, comenta sobre el impacto de estos cultivos: «Esto ha significado un tremendo cambio. Hoy, la comunidad puede acceder a productos frescos incluso entrando al invierno. Antes, las opciones eran lechugas que recorrían varios miles de kilómetros y que, al llegar a la mesa del consumidor final, ya no tenían sabor. Hay hortalizas frescas en los negocios de la localidad y son abastecidos por los productores locales», precisó.
A pesar de los desafíos climáticos, como el retraso en el crecimiento de los plantines durante los periodos de frío, los invernaderos de Metalcom con sistemas hidropónicos y energías renovables están funcionando con éxito. Actualmente, 22 de los 44 usuarios de Cabo de Hornos utilizan energías renovables, y la meta es incrementar esta cifra.
Además, se han desarrollado dos inéditos mercados campesinos, lo que ha permitido la oferta de productos frescos.