El populismo se ha plantado frente al Centro Antártico Internacional (CAI) de manera nefasta para los intereses a futuro de una región como la nuestra. No es menor que desde la oposición se muestren contrarios a uno de los proyectos del Estado de Chile con mayor connotación respecto de nuestros vínculos con la Antártica. El discurso de «piedrazos» hacia los que ellos ven como el gran ideólogo de esto se hace cada vez más evidente, e intentan convencer a los que menos saben de cuestiones que en realidad poco de verdad tienen.
Como ya comenzó la época electoral, la derecha en general comienza a disparar contra Jorge Flies quien va por su reelección por otros cuatro años. Lo apuntan como el gran responsable de querer un Centro Antártico Internacional en Punta Arenas. Pero para los olvidadizos, o sencillamente mal intencionados, el CAI fue presentado públicamente en el 2021 por el fallecido Presidente Sebastián Piñera. Y el concurso de su diseño arquitectónico data de 2017.
Esta columna no busca defender a Flies, ni mucho menos. El gobernador lamentablemente se ha caracterizado por ir perdiendo a muchos de sus seguidores producto de no cumplir promesas o compromisos. Esa es la imagen también que tienen de Flies en los partidos políticos. Su gran fuga de adherentes tiene relación con aquello. En estos tiempos las risas, la buena onda, la suerte, o el perfil equilibrado no siempre alcanzan. Y eso, seguramente se verá reflejado de alguna manera en las inéditas elecciones con voto obligatorio. Un verdadero misterio.
Pero de que el CAI es una tremenda y positiva inversión para una ciudad como la nuestra de eso no cabe duda. Es vincularse definitivamente al Continente Blanco, es darnos un status distinto. En potenciar convenciones, educación, ciencia, y mostrarles a nuestros niños y niñas cuestiones que jamás han visto. Es dar el salto cuantitativo a un nivel que muchos sueñan y que muy pocos entienden. Simplemente por conveniencia política.
Lo que hemos visto en el último tiempo se relaciona con la baja calidad de la política, tanto del oficialismo como de la oposición. Discursos llenos de veneno y de creaciones que los más ignorantes van repitiendo como loros.
El Centro Antártico no es Flies. El Centro Antártico debiésemos ser todos. Es una inversión que nos va a colocar en un sitio de privilegio a nivel mundial. Y no ver eso es simplemente mezquino.
Asimismo, el burdo discurso de que con esa plata se pueden hacer otras cosas, aparte de ser basado en la mentira, pretende convencer a parte de la comunidad de que si no se gasta el dinero en el CAI se podrá ocupar en casas, edificios, o cualquier otro proyecto.
Eso es falso. Se ha explicado muchísimas veces que esa ecuación no existe. Se ha explicado en este y otros Gobiernos. Se detalló con máxima precisión respecto de la vía elevada en el sector de Tres Puentes, donde la oposición de la época decía exactamente lo mismo. Que esa plata no se ocupe en la vía elevada y que se gaste en otras cosas. Dineros sectoriales que si no se ocupan vuelven a su cartera y se destinan para otra regiones, para otros proyectos, pero dentro del marco presupuestado a gastar.
Como ven, fantasías, mentiras, engaños y una falta de regionalismo y mirada de futuro preocupante. Porque son estos personajes los que quieren llegar al poder.
Lo más obvio es subirse al tren del presente y futuro. Apoyarnos mutuamente en ideas que le sirvan al territorio y su gente. Dejando abajo de los vagones a payasos que quieren solamente implantar discursos malos y sin profundidad. La oposición, y las oposiciones en general, deben empezar a hacer política con propuestas, anunciando ideas de proyectos, viendo necesidades y apoyando lo bueno que se instaura desde un Estado que se tiene que preocupar por la continuidad de sus acciones, y no de las tonteras de algunos sectores políticos.
Tampoco es bueno el caudillismo, y el apropiarse de un proyecto de esta inmensidad no parece justo ni bien intencionado. El CAI no tiene, ni debiese tener, dueño alguno. La liviandad en tomarle el peso a lo que se juega en estos meses también la representa el gobernador y su pequeño equipo. Mientras Flies pareciera confiar demasiado en su suerte política, deja pasar el tiempo y no plantea lineamientos claros sobre lo que pretende en los próximos cuatro años. Se han filtrado ideas y «grandes proyectos», pero ¿Por qué esos mismos proyectos no los hizo públicos durante estos cuatro años de gobierno, y no cuatro meses antes de una elección?
La inteligencia y la estrategia en política son elementos básicos que siguen sin ser bien entendidos o aceptados. La confianza, o su exceso, nunca termina entregando lo necesario para salir victorioso en cualquier ámbito. Y por otro lado, los ataques sin sentido y con poca inteligencia tampoco ayudan.
Lo inteligente es subirse al carro, no echar abajo proyectos que en realidad son transversales y que servirán sí o sí en el futuro, y a las nuevas generaciones que verán con vergüenza sus actos de hoy.
Que no se entreguen trofeos a quienes no lo merecen, ni se los han ganado.
Hagan política y busquen ganar elecciones, de lado y lado, con propuestas e ideas claras y transparentes. Sin engaños ni malas intenciones. Sean magallánicos, y no de derechas o izquierdas, busquen conceptos e identidad. Déjense de copiar a los ultras, que en este territorio deberíamos hacer las cosas distintas.
Con bravura y perseverancia…