La investigación desarrollada por la fiscalía ha tenido numerosos sospechosos, los que han sido descartados luego de pruebas biológicas y declaraciones. Finalmente, se imputa a L.M.H.A del femicidio gracias al peritaje caligráfico de un par de cartas, y descubrir una relación oculta entre víctima y el presunto victimario.
La formalización de L.M.H.A., de 41 años, despejó muchas dudas respecto de la investigación de la muerte de Elizabeth Mella Cárcamo, quien falleció a los 54 años, apuñalada en su domicilio de la Población Silva Henríquez, el 8 de marzo de 2020 en Punta Arenas.
En la exposición desarrollada por el Fiscal Fernando Dobson, se detalló que desde el crimen hasta la detención del imputado hubo muchos sospechosos, toda vez que la víctima utilizaba aplicaciones de citas y redes sociales para establecer vínculos de amistad y, en algunos casos, sentimentales.
Según expuso el Ministerio Público, Mella realizaba “la práctica recurrente de establecimiento de contacto (…) con hombres que conocía de manera azarosa o a través de redes sociales, presentando una baja valoración de riesgo de su entorno inmediato”.
Muchas de estas personas fueron parte de líneas investigativas, que fueron siendo desechadas a medida que se sometían voluntariamente a pruebas biológicas que se contrastaban a las muestras recogidas desde la escena del crimen.
L.M.H.A no era sospechoso, ya que la relación entre víctima y victimario habría sido secreta. Este vínculo es el que posibilita la formalización del crimen como femicidio.
Amistades Peligrosas
El imputado y la víctima se conocían hace más de un año previo al crimen, ya que el sujeto era pareja de una amiga cercana de la víctima, quien es citada en calidad de testigo con las iniciales P.S.A., quien bajo esta condición prestó en más de cinco veces testimonio.
La testigo confirmó que se conocían. En uno de los testimonios, P.S.A. comentó que en una ocasión específica los tres salieron a bailar, dejando luego a la víctima en su domicilio, un año previo al crimen. Además, P.S.A. le comentaba sus dramas amorosos con el imputado, porque “eran amigas muy cercanas”, según expuso el fiscal Dobson.
También hay evidencia de que se conocían en redes sociales. Luego de peritajes a las cuentas personales, entre algunas conversaciones P.S.A. le comentó a través de Facebook que el sospechoso en una ocasión la halló en la vía pública y luego la trasladó hasta el Mall Espacio Urbano.
Sin embargo, el sospechoso ha negado sistemáticamente haber conocido a la víctima.
La relación entre P.S.A. y L.M.H.A. terminó el 20 de febrero de 2020, o sea, un par de semanas antes de la muerte de Mella.
En esos días, el sospechoso bloqueo en redes sociales a P.S.A.; sin embargo, días posteriores al incendio y muerte de Mella, L.M.H.A. se acercó al domicilio de la amiga de la víctima para intentar una reconciliación.
La noche del crimen
Las últimas personas en ver con vida a Elizabeth Mella fueron sus vecinos, que atestiguan que cerca de las 0.30 horas del día del crimen pudieron ver a la víctima junto a un hombre, a través de los visillos de la ventana.
No hubo indicios que el victimario haya forzado el acceso a la vivienda, por lo que se presume que Mella habría permitido el ingreso del sospechoso. La hipótesis de Fiscalía establece, además, que L.M.H.A. y la víctima sostuvieron relaciones sexuales consensuadas, corroborado gracias a muestras biológicas analizadas por expertos.
Minutos antes del crimen, Mella habría recibido mensajes vía Whatsapp de un tercero, de tono sentimental. Luego se establece que la víctima fue apuñalada en múltiples ocasiones y, para ocultar el crimen, el sospechoso habría prendido fuego al colchón.
Vecinos del sector alertaron sobre el incendio de la vivienda a las 3.30 horas de la madrugada del 8 de marzo del 2020.
Las cartas
Días posteriores al crimen, aparecieron un par de cartas sospechosas que iban destinadas al hijo de la víctima. En ellas, un anónimo alertaba respecto del intento de venta de celulares de Mella en el mercado negro.
Los aparatos coinciden con los únicos elementos faltantes en el lugar de los hechos, lo cual alertó a los investigadores sobre que detrás de su redacción podía estar el asesino de Mella.
La investigación determinó que estas fueron redactadas por L.M.H.A., ya que fueron halladas en el vehículo de una de las hijas del hermanastro de la víctima. Y el sospechoso conocía de la relación, ya que el hermanastro es vecino de P.S.A. y el sospechoso vivió al menos seis meses en el domicilio.
Finalmente, las epístolas fueron sometidas a una prueba caligráfica, la cual determina que el sospechoso las habría escrito de puño y letra, al contrastar las letras del texto de la prueba del caso y las tomadas por el equipo de peritaje.
Además, un isopado biológico determinó que el sospechoso estuvo junto a la víctima momentos previos a su muerte.
Ante estas evidencias, el magistrado determinó la prisión preventiva del imputado por 120 días, tiempo determinado para la investigación.