En 2008 Deborah Solomon del “The New York Times” entrevistó a la leyenda del punk rock Patti Smith. Una conversación intensa acerca de la vida, los amigos y que incluye un consejo para llamar al buen ánimo.
Por Deborah Solomon
-A los 61 años, está por ser homenajeada en el documental “Patti Smith: Dream of Life”, de Steven Sebring, que llevó una década terminar. El filme tiene algunas escenas maravillosas de usted y su familia, pero ¿por qué no se incluyeron entrevistas con críticos, artistas amigos suyos o estudiosos que podrían haber proporcionado un contexto a su trabajo?
-La verdad es que no me gusta ver ese tipo de cosas en un documental, a menos que se trate de alguien muerto. Yo soy una artista viva. Personalmente no estoy interesada en quienes intentan encasillar mí trabajo.
-¿Qué siente al ser llamada “madrina del punk”
-Es una honorable etiqueta. Simplemente, no es la única etiqueta que quiero para mi. No me importa si la gente lo dice pero no estoy de acuerdo cuando las personas realmente no entienden cuales son la diversas áreas en las que trabajo.
-Escribió poemas e hizo dibujos mucho antes de grabar su álbum debut, “Horses”. Aun así ¿No considera la música su logro más original?
-No estoy realmente segura de cuan original es mi contribución a la música tomando en cuenta que soy obviamente una amateur. Sé que soy un intérprete fuerte. Pero no soy un músico evolucionado. Soy un músico intuitivo. No tengo en realidad habilidades técnicas. Puedo tocar sólo seis acordes en la guitarra.
-Usted parece cultivar una imagen mística, de niño salvaje, incluso en su apariencia. Por ejemplo, ¿por qué no usa acondicionador de cabello?
-¡Uso acondicionador!.
-Estoy sorprendida. Usted es la reina de las puntas florecidas.
-Eso es muy divertido porque me acabo de cortar alrededor de ocho pulgadas de mi cabello, ya que era demasiado zarrapastroso.
-Hablando en serio, ¿está usted tratando de cultivar una especie de imagen andrógena o de otro tipo?
-Estoy desinteresada en cultivar una imagen. Siempre he tenido el mismo aspecto. Desde que era una niña. Odio tener que lidiar con mi pelo. Odio cambiarme de ropa. Cuando era chica, tenía una camisa marinera y unos pantalones de pana y eso era lo que yo quería usar todos los días.
-Uno de los aspectos más llamativos de su biografía es su largo retiro de la industria musical después de casarse con el guitarrista Fred (Sonic) Smith. ¿Fue usted una “señora” mamá de su casa?
-Mamá y papá estábamos en casa. Ambos nos retiramos. Vivimos una vida muy simple fuera de Detroit basada en la familia y el estudio. Mi esposo era un gran músico y me enseñó mucho acerca de cantar, de cómo cantar profundamente en lugar de ser tan nasal.
-El murió sorpresivamente en 1994, cuanto tenía sólo 45 años, y usted crió sola a sus hijos desde entonces.
-Mi hija vive conmigo en Nueva York. Tanto ella como mi hijo son músicos muy talentosos y su nivel de maestría musical proviene de su padre. Nuestra proximidad agranda su figura. La hacemos crecer cuando tocamos juntos.
-Usted parece una persona muy sana para ser una punk rocker.
-Tuve un muy buen modelo. En la vida de mi madre, la tragedia no tuvo fin. Sin embargo, ella se levantaba, tomaba aire y salía a lavar y a colgar ropa. Ella me decía que cuando miraba la ropa, las sábanas moviéndose al viento, y el sol, era como un nuevo comienzo.
-¿Qué música está escuchando?
-Todavía estoy escuchando John Coltrane. Todavía escuchoa a Jimi Hendrix. Escucho a R.E.M. Y Radiohead y Silver Mt. Zion, pero lo que escucho más es Glenn Gould y ópera.
-¿En qué se encuentra trabajando por estos días?
-Estoy escribiendo unas memorias acerca de Robert, un diario de nuestro amor y amistad. Se llama “Eramos unos chicos”.
-Usted se refiere al fotógrafo Robert Mapplethorpe, otra de sus musas que murió joven. ¿Se siente sola alguna vez?
-A veces el dolor permanece -el de la pérdida de mi hermano, la perdida de Robert, la perdida de mi esposo, incluso la de mis hijos siendo niños-, y hay un montón de otras cosas que pueden causarlo. Esto puede sonar extraño pero cuando siento eso, me obligo a sonreír.
-¿Cómo lo hace usted?
-Me siento y sonrío. Porque a veces eso te impulsa a reír, sigues para adelante y dices “Todo bien”.