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Preocupa la baja en número de recaladas de cruceros para la temporada turística 2025-2026

La disminución de recaladas de cruceros en Punta Arenas, como la prevista para la temporada 2025-2026, preocupa a los comerciantes locales por la posible caída en sus ingresos. Pero no solo a ellos, porque la gran diferencia entre nosotros y Ushuaia por ejemplo, nos debiera hacer reflexionar sobre si estamos haciendo las cosas de manera correcta, o simplemente nos hemos dejado llevar por la corriente de un exitismo falso, y de apuntar a temáticas más bien productivas relacionadas con empresas privadas y sus intereses, dejando de lado lo que todos entendemos como nuestro fuerte: El turismo.

Hace un año, se informaba en la prensa local que se marcaría un nuevo récord de arribos de naves de turismo en la austral ciudad argentina de Ushuaia, capital de la provincia de Tierra del Fuego, llegando a las 550 recaladas de cruceros para la nueva temporada 2024-2025.

Mientras tanto, la Empresa Portuaria Austral (Epa) anunciaba en las mismas fechas que la temporada de cruceros 2024-2025 esperaba 186 recaladas en Magallanes. La temporada anterior había marcado un número menor que llegaba a los 123 arribos, movilizando a poco más de 76 mil pasajeros.

Para la temporada 2025-2026 la EPA ha informado que se proyectan 163 arribos de cruceros, cifra menor a la temporada anterior. De estas, 108 serán cruceros internacionales y 55 cruceros nacionales, con una estimación de entre 90 mil a 100 mil pasajeros visitando la región. La baja, según explican, se debe al cese de operaciones de la naviera Norwegian en Punta Arenas, que ha optado por sus itinerarios para recalar en otro puerto. ¿En cuál? El de Ushuaia, por cierto. Para la gerenta de Servicios de EPA, Marcela Mansilla, el descenso se debe a que “desde la temporada anterior venían experimentando un cambio en sus rutas hacia la parte argentina y principalmente antártica”. 

Cabe señalar, que las instalaciones en el puerto argentino cuentan con la infraestructura necesaria para atender naves de gran capacidad, con cerca de 2.000 pasajeros por viaje.

Desde sectores del comercio y del turismo, la situación es preocupante. En los últimos días han relevado la importancia de este flujo turístico para la economía loca y que significa una afluencia de personas demasiado importante, como por ejemplo las navegaciones a pingüino Magdalena, visitas al Parque del Estrecho, la Reserva Magallanes y la gastronomía local.

No es difícil entender que más allá de los esfuerzos que se hagan desde el sector turístico, pareciera que el trabajo en conjunto y mancomunado no se está dando de la mejor manera. O por lo menos, los resultados arrojan esa interpretación. Es probable que la preocupación mayor por parte de los encargados esté en la profundización de las ventajas para el sector productivo, más que para el desarrollo del turismo. Y eso, podría traer un retraso importante en el avance más que necesario respecto de un sector que se entiende como relevante para el presente y futuro de Magallanes.