Los primeros días de gobierno de la alcaldesa Antonieta Oyarzo no estuvieron exentos de aventuras. La oposición no ha dejado de observar con detalle y gestos críticos cada una de sus acciones.
Raro. Sobre todo la derecha local, que representa el ex alcalde Fernando Paredes, no tenía los mismos estándares administrativos cuando se trata de su propio gobierno. Así, en parte, se entiende el caos que dejó detrás de sí Paredes.
Pero volviendo a la nueva administración. La primera sesión del Concejo Municipal estuvo marcada por dos hechos. Uno de relevancia y profundo y el otro de carácter exótico. Esperemos que no traspase al ámbito de lo psiquiátrico.
A propuesta de la alcaldesa Oyarzo los concejales –Marcelo Contreras, Jorge Vergara, Verónica Pérez, Guillermo Ruíz, Ricardo Urtubia y Juan Ojeda– aprobaron la realización de una auditoría a cargo de la Contraloría General de la República y otra de una empresa privada a definir que desarrollará una autoría forense, ambas de la pasada administración.
El momento insólito de la jornada se lo ganó el concejal Urtubia en un estilo sobre actuado y marcial (en el mal sentido) intentó acaparar la atención de sus colegas y, tomando en cuenta que se trata de sesiones emitidas en directo vía Facebook, la de posibles votantes.
Urtubia pidió la palabra en reiteradas ocasiones en un inexplicable intento por llevarse por delante la sesión. Enarboló artículos, protocolos e incisos hasta una suerte de paroxismo que fue a parar a ninguna parte. La alcaldesa Oyarzo lo soportó con dignidad espartana y finalmente la sangre no llegó al río. Pero que tuvo su show lo tuvo. ¿A Pamela Jiles le salió un competidor?
El día viernes una caravana de 20 vehículos dio giros en torno al municipio tocando sus bocinas. El hecho había madurado durante la noche del jueves 9. La secretaria general subrogante de la Cormunat, Ximena Velásquez le había comunicado ese día a los directores de 8 escuelas públicas que se llamaría a concurso público para cubrir sus cargos.
Hay que recordar que los actuales directores permanecen como subrogantes desde hace largo tiempo, una grave falta administrativa que el ex alcalde Paredes no quiso o no supo resolver jamás. Ahora el municipio, si no hace los cambios obligatorios, se enfrenta a una multa que podría tocar los $20 millones de pesos.
Los concejales esta vez estuvieron muy rápidos de reflejos. Mandaron un documento urgente a la alcaldesa “citándola” a una reunión Extraordinaria del Concejo Municipal para tratar el tema.
En rigor, no es el Concejo Municipal quien debe “citar” la máxima autoridad comunal sino “solicitar” y luego es la alcaldesa quien “cita” en el momento adecuado. Un “detalle” que a Oyarzo no se le pasó por alto, pero, tal como explicó al comienzo de la sesión, no quiso considerar como un agravio en una demostración de que su gobierno está muy abierto al diálogo.
Oyarzo no acudió sola al encuentro. Junto a ella estuvieron Velásquez, el profesor Patricio Fuentes, miembro de su equipo (quién tuvo un gran participación en las pasadas elecciones a constituyentes),
los abogados de la entidad, Camila Melero, Wladimir Chávez, el secretario municipal Patricio Andrade y el asesor jurídico del municipio Juan Pablo Pezo.
En el fondo no hubo sorpresas. Los concejales desafiaron a la alcaldesa Oyarzo y ella respondió con el músculo de su equipo. Velásquez tomó la palabra y explicó en forma pausada y amable los compromisos técnicos que llevan a este momento crítico de la Cormunat. Una crisis heredada, por si falta decirlo.
Además describió cómo fue la charla con cada uno de los directores y las numerosas y diversas posibilidades que se les ofrecieron. Los directores no solo no perderán sus empleos sino que tampoco se les bajarán sus salarios y podrán participar de las áreas de administración, volver al aula o integrar otros equipos en los que ellos podrán aportar sus conocimientos.
La intervención de Velásquez culminó con una frase sincera y muy oportuna. Le recordó a los concejales que en lo profundo de todo este proceso de cambio estaban “los chicos”, la “educación de los chicos” y el futuro “de los chicos. Al terminar se hizo un silencio, sí es un cliché pero no deja de ser cierto, sepulcral.
Luego vinieron las explicaciones aun más técnicas de los abogados y de Fuentes que terminaron por apagar un incendio que no debió ser.
El concejal Urtubia, apuntando con el dedo a los protagonistas del encuentro, intentó una vez más apropiarse de la escena. Antes de ingresar habría dicho a algunos cercanos “me tienen miedo”, relató a Zona Zero una fuente que lo conoce.
La alcaldesa Oyarzo demostró que el miedo no es uno de sus problemas. Le solicitó reiteradamente a Urtubia que bajara el tono de voz y la agresividad de sus conceptos hasta que le tocó la campanita y lo enmudeció con una sola palabra: “contrólese”. Básicamente le dijo frente a las más de 1000 personas que observaban la sesión que era un “des-controlado”.
Urtubia lo aceptó, bajó dos cambios y el encuentro rumbeó para su final.
La última palabra la tuvo la alcaldesa, una arenga que consagró su primer triunfo político en 10 días de mucho trabajo interno.
“Quiero reiterar algo, quien les habla y el equipo que me acompaña en la administración municipal de educación, nosotros no fuimos ni observadores ni cómplices de las irregularidades de la corporación municipal y tengan plena confianza, a los vecinos y vecinas que nos están escuchando, que hoy día que somos gobierno no seremos protagonistas de ningún acto de corrupción ni negaremos la información ni al Consejo Municipal ni mucho menos a la ciudadanía”, sentenció.