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Peligroso silencio [Por Mauricio Vidal Guerra]

El silencio transversal que se ha generado tras haberse hecho público el sumario solicitado por la Contraloría General de la República, en contra de la actual seremi de Salud, Lidia Amarales, por el uso de una licencia médica y su salida al extranjero (específicamente a Europa), deja una preocupante estela de silencio que le demuestra a la ciudadanía que las formas de actuar por parte de autoridades y medios de comunicación es distinta dependiendo de quién esté en el ojo del huracán, o deba por obligación entregar explicaciones.

Más allá del complejo escenario antes sabido, que Amarales tras ganar una millonaria demanda en contra de la Umag quedó con específicas limitaciones relacionadas a la probidad y la fe pública, el grave tema de la presentación de una licencia médica días antes de ausentarse para luego salir de Chile (cuestión explícitamente prohibida por Ley), ha dejado silentes y paralizados a varias y varios que ya tendrían que haber hablado o explicado la situación a la opinión pública. Por lo pronto, era la propia autoridad de Salud quien tenía que salir a explicar por qué hizo lo que hizo y guardó silencio, incluso teniendo como ejemplos a nivel local y nacional de personeros de Gobierno que renunciaron a sus puestos de trabajo a las pocas horas de ser descubiertos.

¿Tiene que renunciar Lidia Amarales? Sí, según todo lo que ha sucedido anteriormente, y para no poner en riesgo la fe pública y menos poner aún más en riesgo la imagen del Gobierno, absolutamente. Pero ninguna señal en esa dirección ha salido de ninguna parte. En todo caso, estamos a poco de que seguramente el caso comience a ser noticia nacional, y pareciera que eso sí les preocupa a nivel regional.

Cuando entendamos que como sociedad no podemos aceptar este tipo de cosas, menos cuando son solo algunos los que pierden sus trabajos por temas como estos, seguramente tendremos un mejor estándar de autoridades y podremos exigirle a la ciudadanía que se comporte tal cual como dan los ejemplos las propias personas que están designadas por confianza en el Ejecutivo.

¿Quiénes deben dar explicaciones e informar de lo que está pasando? Primero que todos Lidia Amarales, por respeto a la gente, por respeto a su anterior empleador, a sus ex compañeros de trabajo. Por respeto al cargo que hoy sigue teniendo, por respeto a las personas con las que trabaja, por respeto a quien la designó en el cargo, por respeto al Gobierno.

Debe hablar la Delegación Presidencial, que tiene la obligación de entregar todos los antecedentes como representante del Ejecutivo en Magallanes. El Ministerio de Salud, institución a cargo del puesto de Amarales. La Universidad de Magallanes, que debe seguir adelante con el proceso sumarial, y entregar una postura a lo que está sucediendo y los pasos a seguir tras la instrucción de Contraloría.

Y también deben salir a hablar la asociación de funcionarios de la Seremía de Salud, los representantes de los funcionarios públicos, y los presidentes de los partidos políticos oficialistas.

No es menor para nada lo que ha sucedido y está ocurriendo. Es impresentable el silencio una vez más. No se trata de un medio de comunicación en específico. De lo que se trata es que los mensajes deben ser claros y los actos frente a estas situaciones también. No son pocos los funcionarios de Gobierno, sobretodo de confianza, que renunciaron a sus cargos por haber hecho exactamente lo mismo que ha explotado en las últimas horas.

El silencio no puede ser una estrategia para afrontar problemas, y menos cuando existen escenarios graves como la utilización de una licencia médica para viajar al extranjero. Con esta fórmula el Gobierno local se conduce solo al aislamiento y a no resolver el malestar social que ya provoca el enterarse de esto, y aún peor que nadie diga nada. Lo que están generando y demostrando es desconexión.

El silencio de estos días puede haber servido para entender lo preocupante y grave de lo ocurrido. Pero tiene que ser afrontado por el bien de la salud social. Por credibilidad, por fe pública, y porque hay cuestiones que son ineludibles. Esta es una de ellas.

Este silencio, no solamente es peligroso. También es triste para muchos que no entienden cómo está funcionando la política. Es triste porque te marca caminos, te entrega respuestas sin entregarlas. Y deja esa amarga sensación de que solo algunos están preocupados de que las normas se cumplan sin matices y sin excepciones.

Mauricio Vidal Guerra, periodista, director ZonaZero.cl