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El Partido Demócrata Cristiano: De la grandeza a la encrucijada [Por Miguel Sierpe]

Casi setenta años de historia, tres Presidentes emblemáticos, Parlamentarios y Ministros honorables, recordados por sus obras y hoy cerca del abismo, a quién se le cobra la cuenta, si el daño inferido viene de propios militantes, que ingresaron por sus voraces intereses, sin considerar que el éxito y cariño del pueblo a ese partido era por la coherencia, generosidad y desinterés de sus máximos lideres y su inclaudicable posición de defensa de los más débiles, la defensa de la democracia y la recuperación de la misma, después del golpe militar.

El Partido Demócrata Cristiano (PDC) ha sido uno de los actores más relevantes en la historia política de Chile durante las últimas casi siete décadas. Fundado en 1957, el PDC fue protagonista de profundas transformaciones sociales y políticas, tres de sus miembros ocuparon la Presidencia de la República, dejando una huella indeleble en el país. Sin embargo, hoy el partido enfrenta una crisis profunda, marcada por divisiones internas y una pérdida significativa de influencia, lo que ha llevado a algunos a aseverar su extinción.

Eduardo Frei Montalva (1964-1970): Frei Montalva fue el primer presidente demócrata cristiano de Chile. Su gobierno es reconocido por la “Revolución en Libertad”, que impulsó la reforma agraria, la promoción de la educación y la chilenización del cobre. Estas políticas sentaron las bases para importantes cambios sociales y económicos.

Patricio Aylwin Azócar (1990-1994): Primer presidente tras el retorno a la democracia, Aylwin lideró el proceso de transición después de la dictadura militar. Su mandato se caracterizó por la búsqueda de la verdad y la justicia respecto a las violaciones de derechos humanos, así como por la consolidación de una democracia estable y el crecimiento económico con equidad.

Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000): Hijo de Frei Montalva, su gobierno se enfocó en la modernización del país, la apertura económica y la profundización de las reformas democráticas. Bajo su liderazgo, Chile firmó importantes acuerdos comerciales y avanzó en la integración internacional.

Pese a este legado, el PDC atraviesa hoy uno de los momentos más difíciles de su historia. Su representación parlamentaria se ha reducido drásticamente, y las luchas internas por el control del partido han generado divisiones profundas. La “lucha visceral” entre diferentes corrientes y líderes ha debilitado su capacidad de actuar como fuerza cohesionadora y de proponer proyectos políticos de envergadura.

Las causas de su declive se basan en la perdida pérdida de identidad, El partido ha enfrentado dificultades para adaptarse a los cambios sociales y a las nuevas demandas ciudadanas, lo que ha generado confusión sobre su proyecto y valores fundamentales.

También la fragmentación interna, las disputas entre sectores más conservadores y progresistas han provocado renuncias, expulsiones y la formación de nuevos movimientos políticos. Sumado a ello la desafección ciudadana: El alejamiento de la ciudadanía y la falta de renovación generacional han mermado la base social del partido.

La historia del Partido Demócrata Cristiano de Chile es la de una colectividad que durante décadas, fue capaz de liderar procesos de cambio profundo y de entregar al país presidentes que dejaron obras macizas y reconocidas. Sin embargo, en la actualidad, el partido enfrenta el desafío existencial de redefinirse o sucumbir ante el peso de sus propias divisiones. El futuro del PDC dependerá de su capacidad para superar la lucha de intereses políticos y reconectar con las demandas de la sociedad chilena, aunque algunos celebran los ocho Diputados y los dos Senadores de esta elección.

Por Miguel Sierpe Gallardo, ex consejero regional.