Figura allá lejos en el lugar 89 entre las mejores canciones de la Rolling Stone. Tiene fuertes competidores. Mucho más arriba está, por ejemplo, “Mucha ojos de papel” y en la cumbre “La Balsa” de Los Gatos.
Pero aquí vamos a alegar que “Tan solo” de Los Piojos es la más bella canción del rock trasandino. No porque sí, como si caprichosamente se llegara a esta conclusión, sino porque existen merecimientos de sobre para considerarla mucho, pero mucho más arriba.
Cuenta la leyenda que mientras la componía, Ciro, no llegaba a estar del todo seguro de si era una canción de Los Piojos o de alguien más. Un grupo más, más, más pop.
Pero, para suerte de los fans, siguió adelante y concluyó en una letra grandiosa y una melodía que no deja de fluir en el aire.
Algo similar, cuentan, le ocurrió a Alejandro Sanz con su “Corazón partío”. Cuando la escribió lo hizo como un regalo a unos amigos para que dispusieran de una rumbita.
En fin, historias que nunca fueron.
En internet hay foros que le dedican alguna atención al verdadero significado de la letra de “Tan solo”.
Podría ser la historia de un hombre solitario que sufre por un amor entre el vino y la merca.
Diríamos que es una canción de amor. De ojos tristes, pero con la potencia de un cohete espacial. De la llama que escupe el sol cada tantos milenios.
“Quizá no sea el vino
Quizá no sea el postre
Quizá no sea
No sea nada
Pero hay tanta belleza
Tirada en la mesa
Desnuda toda rebalsada”
Tal vez, dicen, habla, hablamos de polvo blanco.
Tal vez de la belleza que hay en cada cosa de este mundo sinsentido.
El tema integró el primer álbum del grupo “Chactuchac” de 1992. Aunque estalló a finales de los 90 cuando lo sumaron a un álbum en vivo (Ritual). Entoncds se convirtió en el tema del verano. De casi todos los veranos.
La voz cansada de Ciro, su abrazo amargo y dulce con la armónica, la progresión de la rima hacia lugares inesperados. La desesperación de un cuadro, del alma del protagonista, mientras los segundos pasan y saltas la cuerda.
Porque siempre es así, ¿no?, siempre saltas la cuerda y persigues la zanahoria.
“Servida ya tu boca
Tan dulce está tu boca
Tan dulce con un blues amargo
Un vaso rueda al piso
Lento cáe al piso
Lento y muere en mil pedazos”
Canta Ciro y la canción es un retrato en vivo y directo del corazón en llamas.
Como una historia que crece, se ensancha y desvanece del mismo modo la interpretación de Ciro viaja hacia la tierra urgente.
Una pradera que se hace desear.
Un beso que no quiere ser descubierto entre la lluvia.
Un beso no todavía.
“No quiero dejar que se vean
Tus ojos se vean
Tan, tan, tan, tan tristes
Habrá sido es destino
Ese vaso de vino
¿Qué dijiste?
Ooh… oh ooh, tan solo”
Después de todo y todo, ya no queda nada. Solo el rumor de lo que se ha dicho. De la canción cantada.
De la melodía frágil que se quiebra.
“Salta la cuerda
Se enreda y cae de boca…
Salta la cuerda
Se enreda y cae de boca
Ooh… oh ooh, tan solo
Ooh… oh ooh, tan solo”