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Disfrutar el viaje [Por Adolfo Canales Guentelicán]

El profesor de Harvard Tal Ben Shahar nos explica en el libro “La búsqueda de la felicidad” que, dentro de los diferentes matices de comportamiento humano, encontramos a los perfeccionistas y los
optimalistas. Ambos buscan la felicidad, pero para los perfeccionistas puede terminar siendo
tortuoso, al no considerar o soportar el fracaso, mientras que los optimalistas disfrutan el proceso,
venga como venga.

En algunos aspectos de la vida es relevante ser perfeccionistas, buscando evitar el error. Por
ejemplo, las madres abnegadas hacen lo posible para no cometer errores, criando y protegiendo a
su hijo con ternura y a todo evento, que genera ese vínculo indisoluble entre madre e hijos(as).
Según Platón, el mundo de las ideas es perfecto, pero cuando llevamos la idea a la realidad, nos
encontramos con un mundo siempre cambiante, dependiente de todo lo que ocurre en el tiempo
y el espacio.

Y si a esto sumamos los diferentes puntos de vistas de las personas, alimentadas por
su experiencia, preparación e interpretación personal, el camino del perfeccionista es un desafío
de titanes, y que cuando se asume como una filosofía de vida, puede terminar como un ser
arrogante, intolerante e insoportable con las demás personas; no conociendo matices, es bueno o
malo, por lo que sufre con los errores propios y ajenos, siempre con miedo al fracaso y
obsesionado con cumplir en forma perfecta.

Perfeccionistas y optimalistas buscan el mejor resultado, conquistar nuevos logros maximizando
beneficios. Pero el optimalista está consciente del camino imperfecto que debe transitar, donde
enfrentará una seria de inconvenientes que demorará la conquista o aminorará el impacto
positivo; pero acepta el desafío y disfruta el camino. El optimalista no tiene miedo al fracaso,
aprende de ellos, recuperándose rápidamente (resiliencia) y enfrenta nuevamente el desafío
logrando un mayor progreso o simplemente el éxito.

Si vivimos en un mundo imperfecto, en donde nuestra fragilidad es evidente, ¿Qué sentido tiene
ser un perfeccionista? ¿Por qué nos disfrutar el camino junto a quienes te apoyan
incondicionalmente? Una vez logrado el objetivo y mirar hacia atrás y unir los puntos o hitos
importantes como dijo el fundador de Apple, Steve Jobs, que lo llevaron hasta el logro. Mira hacia
atrás y la emoción lo embarga, siente orgullo, amas a quienes confiaron en ti y debes disfrutarlo
profundamente.

Y si debe abandonar tu proyecto en defensa propia, porque realmente se transformó en algo
inalcanzable, el tiempo no está perdido. Ha ganado experiencia y que aplicada a un nuevo objetivo
puede dar los frutos esperados. Considere además que la experiencia puede ser transferidas a los
hijos(as) o los testigos de su esfuerzo, lo cual va generando indirectamente un crecimiento
colectivo, el cual puede ser constructivo si no cae en la recriminación. Alguien debe cruzar el río,
superando el temor con información, precaución y optimismo para disfrutar el viaje.

Por Adolfo Canales Guentelicán – Coaching – Docente.