Dólar a la baja en el fin de año: acercándose a los 900
En los últimos días de diciembre de 2025, el dólar estadounidense ha experimentado una notable caída en Chile, cerrando el 25 de diciembre en torno a los 903 pesos chilenos, con una baja semanal de aproximadamente 0,91% y una disminución interanual del 8,22%.
Esta tendencia bajista se ha acelerado en las últimas semanas, acercándose a la barrera de los 900 pesos, niveles no vistos desde octubre de 2024.
La principal variable explicativa es el precio del cobre, principal exportación chilena que anualmente supera los USD 50.000 millones anuales y que en este fin de año se acercan a las USD 60.000 millones.
El metal rojo ha alcanzado máximos históricos, superando los US$5,50 por libra e incluso rozando los US$12.000 por tonelada en futuros, impulsado por restricciones de oferta global, expectativas de recortes de tasas en EE.UU. y una mayor demanda internacional.
Un cobre más caro genera mayores ingresos en dólares para Chile, que se convierten en pesos, fortaleciendo la moneda local y presionando a la baja el tipo de cambio. Analistas destacan que esta dinámica ha sido clave en el desempeño del peso chileno, superando incluso factores globales como la debilidad del dólar index.
Por lo demás, Chile refuerza sus ingresos en dólares con la salmonicultura y la fruta (más de USD 15.000 millones entre ambos). Se estima que en 2025 volverá al romper la barrera de USD 100.000 millones que ya había registrado en 2024.
En los últimos 5 años (2021-2025), el dólar ha mostrado volatilidad significativa. El máximo se registró en julio de 2025, alcanzando cerca de 982 pesos, influido por presiones inflacionarias y políticas monetarias restrictivas.
En contraste, los mínimos históricos recientes ocurrieron en diciembre de 2025, con valores por debajo de los 910 pesos. Anteriormente, en 2022-2023, el dólar superó los 1.000 pesos en momentos de incertidumbre global post-pandemia, mientras que periodos de recuperación económica y alzas en el cobre lo llevaron a rangos más bajos.
Esta baja beneficia a los importadores y reduce presiones inflacionarias, aunque podría afectar a exportadores no mineros. Según proyecciones del Banco Central de Chile, la economía crecerá un 2,2% en 2025, apoyada en parte por el boom cuprífero.
