“Uno de los espacios compartidos que resulta fundamental continuar fortaleciendo es el de la exploración, estudio y control conjunto sobre el estrecho de Magallanes y el mar de Hoces, espacios estratégicos tanto por su rol como vías navegables naturales entre el océano Atlántico y el océano Pacífico como por constituir puntos privilegiados de acceso al continente antártico”, señalaba el párrafo que ameritó una queja del Gobierno Chileno a su contraparte argentina.
Y si bien rápidamente las autoridades en Buenos Aires se comprometieron a corregir el párrafo de la discordia, reconociendo que no hay patrullajes conjuntos ni acciones similares, de cuando en cuando las autoridades del país vecino cometen algún error, intencional o no, que repercute en nuestro país. Y en especial durante la actual administración de Fernández.
En este ámbito, cabe recordar que en mayo del año pasado se presentó una situación similar, cuando en Argentina se publicó un mapa con la extensión de la plataforma continental submarina.
En aquella ilustración, se apreciaba la intención trasandina de extender su soberanía hasta más allá de los límites acordados a partir desde la suscripción del Tratado de Paz y Amistad de 1984. El Gobierno trasandino tenía la real intención de difundir el polémico mapa en todos los colegios de Argentina.
Pero eso no es todo. Sólo unos días antes hubo otro episodio que valió las quejas de parte de la cancillería chilena. El presidente Alberto Fernández mostró un gráfico con datos erróneos del avance de la pandemia de COVID-19 en Chile.
Las quejas del Gobierno chileno no se hicieron esperar, ante lo cual Fernández tuvo que retractarse y pedir disculpas por el “error” cometido.
Y en abril ya hubo otra situación, cuando el presidente Férnandez se reunió a través de videoconferencia con dirigentes políticos chilenos que, por supuesto, eran de oposición.
El mandatario argentino “alentó a la oposición a unirse y superar sus diferencias para recuperar el poder en favor de los chilenos».
Por ello el Ministerio de Relaciones Exteriores llamó al embajador trasandino en Chile «para representarle la profunda extrañeza del Gobierno de Chile por comentarios vertidos por el Presidente de Argentina Alberto Fernández (ya que los comentarios vertidos por el argentino) constituyen una injerencia en los asuntos internos de Chile».
En ese encuentro le comunicaron a las autoridades argentinas que «tales afirmaciones no facilitan ni contribuyen a continuar avanzando en una agenda bilateral que ha sido fructífera y que se ha desarrollado bajo diversos gobiernos en los dos países».
Por estas situaciones, a las autoridades chilenas no les sorprende tener un nuevo impase. Sin embargo, ante la seguidilla de situaciones incómodas ya comienzan a dudar de la intención.
Lo que si tienen claro es que no están dispuestos a que les sigan “tocando la oreja”.