La gente andaba con sus libritos en la mano para leer en los buses.
Era muy lindo el cariño que se despertó en los trabajadores por la cultura. Logramos cambiar socialmente el panorama del libro, porque hasta ese momento era privilegio de una elite.
En lengua mapudungún, la palabra ‘Kim’ significa saber y ‘Antu’ representa al sol. Cuando el 13 de febrero de 1971 se anunció que el Estado compró todos los activos de la Editorial Zig-Zag, empezaba uno de los proyectos más emblemáticos de la Unidad Popular: La Editora Nacional Quimantú.
La Empresa Editora Nacional Quimantú Ltda. fue una editorial chilena creada en 1971 por el gobierno de la Unidad Popular. Fue dirigida por Sergio Maurín y tenía 5 directores de áreas. La División de Libros estaba a cargo de Joaquín Gutiérrez y la División Periodística a cargo de Alberto Vivanco. Las otras áreas eran técnicas. Así se manejaba el Directorio a cargo de todas las decisiones.
Quimantú, en sus dos años y cuatro meses de funcionamiento, logró producir aproximadamente 11 millones de libros que estaban distribuidos en 315 títulos y 14 colecciones. La más destacada de todas ellas, o por lo menos, la que tuvo más tiraje, fue Minilibros.
Los libros de Quimantú se vendían a muy bajo precio en librerías y quioscos de periódicos, por lo que con esa editorial se hizo efectivamente más accesible la cultura al pueblo.
Su colección abarcaba obras clásicas y contemporáneas de literatura e historia, información general e investigaciones, entre otros temas. También lanzó semanarios y mensuarios, entre las que se pueden mencionar: “Cabrochico”, dirigida al público infantil; “Onda”, dirigida a los jóvenes; “Barrabases”, una revista de historietas; “Paloma”, para mujeres; “Ahora”, sobre actualidad; “Mayoría”, sobre política y “La Quinta Rueda”, sobre cultura.
Con tiradas que alcanzaban entre 20.000 y 50.000 ejemplares, Quimantú llegó con sus colecciones de libros y revistas a distintos espacios sociales gracias a la implementación de nuevos métodos de distribución, ampliando el circuito habitual de circulación en librerías, principalmente, por intermedio de la venta en quioscos ubicados en los espacios de tránsito cotidiano de trabajadores, estudiantes y otros sujetos sociales a lo largo del territorio nacional y, también, por intermedio de la vinculación directa con sindicatos, asociaciones y grupos de diversos tipos.
La estrategia de Quimantú estuvo centrada poner sus libros en los quioscos, para poder venderlos a la gente común, algo que fue novedoso para la época ya que estos superaban en muchos números a las librerías existentes en el país, que no eran más de 180. Algo clave para el éxito de los Minilibros.
En los tiempos en que existió la editorial era cuando los libros costaban lo mismo que una cajetilla de Cigarrillos Hilton. Los libros llegaban a la familia por su bajo costo, podríamos decir que fue una medida muy acertada y que la dictadura detuvo, pues cuando el pueblo está educado, logra pensar por sí mismo y eso al poder lo incomoda.