En los últimos 10 años Chile le ha vendido entre 60.000 y 70.000 toneladas de salmón a la Argentina por un valor que ronda los USD 350 millones de dólares. Un dato llamativo tomando en cuenta que la Argentina tiene más de 4000 kilómetros de costa y espacios marítimos que podrían servir para la producción acuícola.

Es una de las tantas paradojas que vive el país que hoy conduce Javier Milei. La Patagonia argentina aparece en el horizonte económico argentino como subexplotada con proyectos suspendidos, perdidos o rechazados en minería, energía, entre otros.

Dicho esto, la noticia de que en la provincia de Tierra del Fuego se aprobó una Ley de Acuicultura Sostenible, hace pensar en un cambio de rumbo en materia de producción. La nueva ley reforma la ley provincial 1.355 que prohibía la salmonicultura en la provincia.

En 2021 la provincia había prohibido la producción en una decisión que fue festajada por ambientalistas, pero que otros sectores señalaron como un error estratégico.

Ahora se permite en sectores que abarcan la punta del continente y hacia arriba hasta llegar a Río Grande. Permanecen inhabilitados el canal Beagle, lagos y lagunas de la provincia.

Queda por ver si los empresarios están dispuestos a asumir el desafío de producir en estas condiciones que son menos resguardadas que las presenta Chile en sus zonas de actividad.

En este sentido, Ushuaia ha demandado que se priorice la actividad turística. No obstante, Chile viene demostrando que la salmonicultura y el turismo pueden convivir tal como ocurre ya en el sur de Chile y en zonas más extremas como Puerto Natales.

Hoy la región de Magallanes, enfrente a Tierra del Fuego, produce alrededor de 160.000 toneladas anuales y ofrece trabajo a unas 7000 personas. Las exportaciones de salmón regional alcanzan los USD 650 millones y las exportaciones nacionales los USD 6500 millones.

El gobernador de TDF, Gustavo Melella, pretende replicar en parte la intensa actividad salmonicultora que exhibe en Magallanes. Una región, por cierto, que tiene 6000 pobres sobre una población de unos 150.000 habitantes.

“Dimos un paso fundamental para el futuro productivo de nuestra provincia. Hemos actualizado la Ley Provincial 1355, una normativa clave que moderniza las reglas y fortalece el marco legal para impulsar la acuicultura”, señaló el gobernador de Tierra del Fuego en su cuenta de X.

“Esta decisión nos permite ampliar nuestra matriz productiva, consolidando a la acuicultura como una actividad estratégica para atraer nuevas inversiones y, sobre todo, para generar más puestos de trabajo genuinos en Tierra del Fuego” , agregó.

Por su lado, el senador Agustín Coto indicó en la misma red social: “Luego de mucho debate hoy Tierra del Fuego finalmente aprobó una nueva ley de acuicultura. Va a reemplazar la prohibición total de cría de salmones y truchas por un marco moderno y regulado. Se mantienen prohibidas las salmoneras en el Canal Beagle, lagos y lagunas, y se habilita producción sustentable en zonas aptas, con evaluación ambiental estricta y reglas claras. Esto es: más empleo para los fueguinos, más alimentos de calidad, más exportación y una Provincia que es un activo para la Nación Argentina aportando una gran actividad productiva. Prohibir por miedo nunca fue solución”. Coto fue uno de los legisladores que más empujó el proyecto cuando era diputado provincial en TDF.

Son tiempos en que los mitos y las mentiras acerca de la salmonicultura pululan en las redes. La mayoría de las acusaciones no tienen fundamentos pero han quedado establecidas como “verdades”. El sur de Chile protagoniza hoy mismo uno de sus más altos momentos económicos y de movilidad social gracias al crecimiento de la industria congelada por la permisología y el lobby ambientalista más radical.

El nuevo presidente de Chile, José Antonio Kast, manifestó en estas horas su apoyo al sector que espera reglas más claras para avanzar en los próximos años. Mientras tanto Noruega lidera la producción mundial con exportaciones de USD 11.000 y proyecta ampliar su producción en mar y en tierra.