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Punta Arenas: 177 años mirando al mundo desde el confín

Punta Arenas cumple 177 años desde su fundación, y no se trata solo de una cifra redonda en el calendario. Es la confirmación de una ciudad que nació en condiciones extremas, creció contra toda lógica geográfica y climática, y terminó convirtiéndose en un punto estratégico para Chile y el mundo, en el corazón del extremo austral.

La primera casa construida en la recién fundada Punta Arenas, y la primera fotografía tomada en esos tiempos.

Fundada el 18 de diciembre de 1848 como la Colonia Penal de Magallanes, Punta Arenas fue, en su origen, un acto de soberanía. En un territorio remoto, azotado por el viento y el frío, el Estado chileno decidió asentarse para asegurar su presencia en el Estrecho de Magallanes, una de las rutas marítimas más importantes del siglo XIX. No fue una ciudad diseñada para el confort, sino para la supervivencia y el control geopolítico.

Con el tiempo, aquel enclave militar y penal se transformó en un polo de atracción humana y económica. Llegaron inmigrantes croatas, británicos, españoles y chilotes, entre muchos otros, dando forma a una identidad marcada por el trabajo duro, la diversidad cultural y una profunda vocación marítima. La ciudad creció al ritmo del comercio internacional, del auge ganadero y del tránsito de naves que conectaban océanos antes de la apertura del Canal de Panamá.

Punta Arenas fue puerto global antes de ser plenamente ciudad. Desde aquí se exportó lana al mundo, se articularon redes comerciales que cruzaban continentes y se consolidó un espíritu cosmopolita que aún distingue a la capital magallánica. Esa historia explica por qué, incluso hoy, la ciudad conserva una mirada abierta, resiliente y profundamente consciente de su ubicación estratégica.

A lo largo de sus 177 años, Punta Arenas ha sido testigo de transformaciones profundas: del esplendor económico al aislamiento, del centralismo que muchas veces la postergó a la capacidad local de reinventarse. La explotación de hidrocarburos, la ciencia antártica, la logística, el turismo y ahora los desafíos de la transición energética, vuelven a situarla en un punto clave del desarrollo nacional.

Pero más allá de los proyectos y las cifras, Punta Arenas es, sobre todo, una comunidad forjada en la adversidad. Una ciudad que aprendió a convivir con el viento, con la distancia y con la espera; que construyó identidad desde la mezcla cultural y que mantiene una relación íntima con el mar, la pampa y la Antártica.

En su aniversario número 177, Punta Arenas no solo celebra su pasado: reafirma su rol como puerta de entrada al continente blanco, plataforma logística del Cono Sur y bastión de soberanía austral. El desafío hacia el futuro es estar a la altura de esa historia, con decisiones que reconozcan su valor estratégico, su capital humano y su derecho a un desarrollo acorde a la importancia que ha tenido —y que sigue teniendo— para Chile.

Porque Punta Arenas no es solo una ciudad del extremo sur. Es, desde hace 177 años, una ciudad que conecta a Chile con el mundo.

Redacción ZonaZero.cl